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Campanadas a mediodía en un pequeño pueblo de Ávila para anticiparse al sueño

Campanadas a mediodía en un pequeño pueblo de Ávila para anticiparse al sueño

EFE

Villar de Corneja (Ávila) —

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La localidad abulense de Villar de Corneja, de 42 habitantes empadronados aunque sólo 16 viven en ella, ha celebrado hoy la llegada de 2016 doce horas antes que el resto de españoles para anticiparse al sueño de sus pobladores, de avanzada edad en su mayoría.

“A la doce de la noche no es que estén en el primer sueño, es que muchos están en el quinto”, ha comentado a Efe la regidora de la localidad, Carmen Hernández, que promovió esta iniciativa en 2004 para poder reunir a todos los vecinos.

La avanzada edad de la mayoría de los habitantes de este pueblo, situado a 70 kilómetros de la capital abulense, cerca de la provincia de Salamanca, hizo que hace más de una década la regidora organizara estas campanadas a mediodía.

Este año la novedad ha sido un pequeño cascabel que acompaña a las doce uvas que ha distribuido entre unos cuarenta asistentes la alcaldesa: “Dicen que da suerte”, ha aventurado.

Mientras Carmen Hernández concluía con los preparativos y situaba en una mesa los dulces y la sidra para dar la bienvenida por anticipado a 2016, la música de villancicos sonaba de fondo desde los altavoces de la Casa Consistorial.

Un cuarto de hora antes, apenas una decena de vecinos y visitantes se congregaba en la pequeña plaza, aunque dos minutos antes de las campanadas ya eran cerca de cuarenta los que se han reunido y han cantado el conocido “Campana sobre campana”, al mismo tiempo que comenzaban a descorchar las botellas de sidra.

Entre ellos Marcos, un niño de 7 años, que ha acudido a cumplir con la tradición un año más desde Ávila acompañado por su abuelo Manuel, quien hasta hace cuatro años regentó el único bar de la localidad, antes de trasladarse con su mujer al cercano municipio de Piedrahíta.

Precisamente de esta villa han acudido por primera vez Luis Miguel y Mari Cruz, que han querido “apoyar esta iniciativa” y comer “24 uvas” para tener “un doble año feliz”, han comentado.

Aunque con algún minuto de retraso, las campanadas han comenzado a sonar mientras los vecinos trataban de comer las uvas al rápido ritmo que marcaba el reloj del Ayuntamiento.

Tan rápido que muchos, entre ellos la propia alcaldesa, no han podido comerse todas las uvas, aunque eso no les ha impedido besarse y formular los mejores deseos para el año que oficialmente entrará esta medianoche.

“Que el año que viene no seamos menos. Que seamos más”, ha sido el deseo de Carmen Hernández, mientras repartía besos y deseos entre sus propios vecinos, muchos de los cuales no faltan nunca a esta cita.

Manuel, el que fuera propietario del único bar durante cuarenta años, se felicita de esta iniciativa que, al menos, sirve para que los pocos vecinos de Villar de Corneja que aún viven o tienen vinculación con el pueblo se puedan reunir, más allá de las fiestas patronales que en honor a Santa Marina, se celebran cada 18 de julio.

La alcaldesa, consciente de las dificultades para salir adelante, ha pedido a las administraciones que “ayuden a que estos pueblos no desaparezcan” y que sus habitantes “no tengan que irse a residencias”.Antonio García

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