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Cataluña ya tiene un plan para independizar su ciencia

Imagen de la Diada.

Teguayco Pinto

En una situación política como la que atraviesa en estos momentos Cataluña, parece necesario analizar los distintos puntos que podrían verse afectados en un proceso de creación de un nuevo Estado, y la ciencia no es una excepción. ¿Cómo se financiaría la ciencia en una Cataluña independiente? ¿Qué sucedería con las grandes infraestructuras científicas del Estado? ¿Podrían los investigadores catalanes acceder a fondos europeos?

El director general de investigación de la Generalitat, Josep Martorell, confirma a eldiario.es que efectivamente se han realizado estudios para determinar la mejor forma de desarrollar un sistema propio de investigación, en caso de que se iniciara la formación de un Estado catalán. Este licenciado en Física y doctor en ingeniería informática parte de la base de que si hay un proceso por la independencia, este será “razonablemente pactado y acordado”, especialmente en lo que se refiere a política científica y considera que el impacto en los presupuestos de I+D “no sería muy grande”, ni “afectaría al acceso a fondos europeos”. 

Cataluña no financia proyectos de investigación

Una de las claves de la nueva ciencia catalana estará en el Plan Nacional de Investigación, o lo que es lo mismo, en la financiación de los proyectos científicos. Actualmente los proyectos de investigación desarrollados en centros catalanes están financiados exclusivamente con fondos provenientes del gobierno central, a través del mencionado Plan Nacional de I+D+i, o de los programas marco de la Unión Europea (UE). “Obviamente, en el momento en el que nos planteamos formar un nuevo Estado, tenemos que plantearnos hacer un plan nacional de investigación propio”, afirma Martorell.

Pero la creación de este plan nacional es una cuestión política que deberá desarrollar el Gobierno correspondiente. “Nuestro objetivo”, asegura Martorell, “es dar tranquilidad a los investigadores, haciendo que, en caso de darse, la transición sea lo más fluida posible y que no haya interrupciones en la financiación”.

Sin embargo, pese a que la comunidad científica catalana observa el proceso con relativa tranquilidad, los investigadores no se muestran tan confiados respecto a posibles cortes en la financiación. “Creo que cabe la posibilidad de que en el periodo transicional haya algo de caos y que se produzcan algunos retrasos”, asegura Ramon Miquel, director del Instituto de Física de Altas Energías (IFAE).

Pero pese a estas preocupaciones, que el propio Miquel define como “menores”, la situación entre la comunidad científica catalana es de relativa tranquilidad. “Puede que sea por falta de fe en que el proceso independentista llegue a su fin, pero aun en el caso de que esto llegara a ocurrir, no creo que afecte demasiado al ámbito de la ciencia”, afirma Miquel. Un opinión similar a la del director del Instituto de Investigación Química, el profesor Miquel Pericàs, que además insiste en que los lazos existentes en el mundo científico, tanto con Europa como con España, son los suficientemente “sólidos” como para que se puedan romper por cuestiones políticas, “sería un ejemplo de estupidez humana”, sentencia Pericàs.

Los números de la ciencia catalana

Atendiendo a las cifras, no parece que una Cataluña independiente fuera a tener grandes problemas a la hora de desarrollar un plan nacional que aportara fondos suficientes para mantener un buen nivel de I+D en la región. En la actualidad la inversión pública de la I+D catalana es de aproximadamente 1.600 millones de euros. De esta cantidad, la Generalitat aporta unos 1.100 millones, que son dedicados fundamentalmente al mantenimiento de infraestructuras y a la contratación de personal investigador. La financiación de los proyectos de investigación se realiza con los 500 millones restantes, de los que 300 provienen del plan nacional de investigación y aproximadamente 200 de fondos europeos.

Si se mantuviera la financiación que proviene de Europa, Cataluña solo tendría que suplir la parte que recibe del Gobierno central, lo cual no supondría un esfuerzo presupuestario especialmente importante, máxime si tenemos en cuenta los programas electorales de algunas de las principales fuerzas políticas independentistas, que prometen alcanzar, o incluso superar, el 1% de inversión pública en I+D, lo que correspondería a una inversión neta de más 2.000 millones de euros.

La financiación europea depende de la salida

Pero los fondos europeos también son un importante factor a tener en cuenta. En el anterior programa marco de la UE las instituciones científicas catalanas recibieron casi 1.000 millones de euros, con los que se financiaron más de 2.300 proyectos científicos. Aunque se produjera un proceso de independencia consensuado con el Estado español, parece claro que Cataluña quedaría fuera de la UE, al menos a corto plazo. Incluso en ese hipotético caso, se podrían negociar acuerdos bilaterales que permitieran a los investigadores de instituciones catalanas seguir optando a las convocatorias europeas, algo que ya sucede con dos de los países que más ayudas de investigación reciben de la UE, Suiza e Israel, que no pertenecen a la Unión.

Esto solo podría suceder en un escenario de consenso político. Si se produjera una declaración unilateral de independencia, Cataluña no solo quedaría fuera de la UE, sino que le sería muy difícil participar en las convocatorias del programa Horizonte 2020, el mayor programa de investigación e innovación de la UE. De darse este caso, se estaría en una situación “muy preocupante”, asegura Miquel Pericàs, ya que “en nuestro centro la mayor parte de la financiación proviene de Europa y lo que aporta el Estado es muy poco”.

Gestión conjunta de infraestructuras

Por último, entraríamos en el terreno de las infraestructuras científicas. En primer lugar habría que abordar la cuestión de los 21 centros de investigación que se encuentran en Cataluña y que pertenecen al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Con respecto al personal de estos centros, Martorell asume que “podrían integrarse” en el nuevo sistema “sin que esto suponga un problema”.

En lo que respecta a las grandes infraestructuras científicas del Estado, como podrían ser el sincrotrón ALBA o el Centro Nacional de Supercomputación, la estrategia planteada por la Generalitat sería la de cogestionar estos centros, de una forma similar a como se hace en la actualidad. “Cualquier otra cosa que no sea una cogestión pactada sería un disparate científico”, asegura Martorell.

Otro punto a destacar es la situación de Cataluña respecto los organismos científicos internacionales, como el CERN o el Observatorio Europeo del Sur (ESO, por sus siglas en inglés), en los que España está plenamente integrada. Este aspecto sería el menos problemático, dado que este tipo de organizaciones funcionan de forma relativamente independiente, con sus propios estatutos y reglamentos, con lo que la inclusión o no de Cataluña dependerá más de las negociaciones bilaterales, que de los posibles escenarios políticos. “Ya hemos realizado un mapeo de los organismos con los que habría que negociar, para ver en qué casos es necesario un acuerdo entre los estados o simplemente pedir la inclusión”, afirma Martorell.

Lo que perdería España

Los datos muestran que una Cataluña independiente podría gestionar perfectamente un sistema de I+D de alta calidad, siempre y cuando nos encontremos en escenarios políticos de consenso, sin incluir posibles sanciones internacionales que no parecen plausibles. Pero ¿cuál sería el impacto para España?

Cataluña es una de las 4 regiones con mayor nivel de investigación científica en España, junto a Madrid, País Vasco y Navarra. De las prestigiosas ayudas del Consejo Europeo de Investigación que ha recibido España para desarrollar proyectos científicos, más de la mitad (el 51%) han sido concedidas a instituciones catalanas. También es la comunidad autónoma con mayor número de centros reconocidos con la distinción Severo Ochoa, que el Gobierno español otorga a los centros de investigación que se encuentran entre los mejores del mundo en su campo.

Pero además de perder algunos de estos centros, la producción científica española también se vería afectada. Cataluña es la segunda comunidad autónoma con más artículos científicos publicados con casi 20.000, solo por detrás de Madrid (con más de 25.000), según un informe del Observatorio Español de I+D+i. Además es la primera comunidad autónoma en impacto de las publicaciones, en liderazgo y en nivel de excelencia. Según los datos extraídos de este mismo informe, si Cataluña se independizara, España perdería hasta dos puestos en el ranking internacional de producción científica, pasando del décimo al decimosegundo puesto, mientras que Cataluña se situaría en torno al vigesimotercer lugar.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Secretaría de Estado de Investigación (dependiente del Ministerio de Economía) se han negado responder a las preguntas de eldiario.es sobre las cuestiones tratadas en este artículo.

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