Cortés: “El pueblo gitano, por desgracia, perdió la facultad de soñar”

Emilio Israel Cortés (Alicante, 1980) se convirtió el pasado 29 de octubre en el primer concejal gitano de la historia del Ayuntamiento de Alicante, una responsabilidad que carga sobre sus hombros como conocedor de uno de los problemas principales de su pueblo: “por desgracia, en algún momento, perdió la facultad de soñar”.

El edil del PP tras la renuncia de José Císcar, se embarcó en esta aventura política hace menos de cuatro años, cuando se convirtió en asesor de la Concejalía de Acción Social y fue reclutado, poco después, por la actual portavoz popular, Asunción Sánchez Zaplana, quien lo incluyó en la lista de las últimas elecciones.

En una entrevista concedida a EFE, Cortés deja claro que no es “el concejal de los gitanos”, sino “de la ciudad de Alicante”, aunque tal afirmación no supone que reniegue de sus raíces.

Como estrategia para mejorar la integración de los gitanos, propone que se pongan en valor los “referentes positivos” de su cultura, ejemplos de superación que puedan hacer que los jóvenes tengan una figura a la que seguir.

En este sentido, destaca que los gitanos tienen “muchas potencialidades” que no se tienen en cuenta cuando se trabaja con ellos en pos de la integración.

“Tienen una resistencia y una fortaleza para superar barreras que en el escenario actual sería muy aprovechable”, además de “una capacidad de emprendimiento singular y un sentido de la estética muy particular”, ha manifestado.

Cortés, gran aficionado al séptimo arte e, incluso, estudiante hace años de cine documental, cree que estas características bien podrían abrirles las puertas en un mundo como el artístico, que valora tanto esa cualidad de diferenciación, pero que, sin embargo, explota “el peor estereotipo de traficante, ladrón, pandillero, barriobajero”.

Tanto es así que “la percepción de la gente es que ese estereotipo no es tal, sino que es real, y eso es durísimo. Tan duro, que el propio gitano llega a creérselo”, opina.

De hecho, considera que en la actualidad existe “un problema identitario entre la propia comunidad gitana” que hace que muchas veces crean que ciertos clichés les determinan como colectivo.

“Y es todo lo contrario; no solo nos afea, sino que, además, nos limita”, ha agregado.

Por todo esto afirma que parte de la solución al problema de integración de la comunidad gitana pasa por aprender a visualizar por ellos mismos sus propias fortalezas, pues “solamente de esa forma se puede trasladar al resto de la sociedad”.

Pero claro, como él mismo recalca varias veces durante la entrevista, conseguir la integración “es cosas de dos”, en este caso, del pueblo gitano y de las instituciones.

Este emprendedor social, como él mismo se define, sabe que existen “elementos históricos que dan explicación a la distancia entre el mundo gitano y las instituciones” y por ello cree que es importante que ambas partes “tomen conciencia, reaccionen y se preocupen por conocerse un poco más”.

“Tenemos un reto como sociedad y es ser capaces desde las instituciones de dar cabida a la realidad que supone la población gitana, con sus diferencias y particularidades”, terminando con “el fracaso que ha sido intentar silenciarlo”, remarca.

Cuando ese reconocimiento expreso llegue, Cortés se muestra optimista sobre que la gente a pie de calle lo acepte; “mientras tanto, va a seguir incomodando que yo diga que soy gitano y que soy alicantino”, ha expuesto.

Otra de las medidas que propone es que se les permita elaborar un censo de población gitana para saber exactamente cuántas personas son y lograr, así, más fuerza.

Una decisión que dependerá en gran parte de la política, ésa que ahora ejerce y que defiende sin pelos en la lengua: “Me he encontrado el mismo prejuicio con el gitano que con el político y, eso, ni es justo ni es bueno para nadie”.