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Cuaderno de bitácora del Arca de Noé (día 19)

Personal sanitario en la zona de descanso en el Hospital de campaña de Ifema, este jueves durante la vigésima sexta jornada del Estado de Alarma decretado por el Gobierno para frenar la pandemia del coronavirus.

EFE

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Tras la Semana Santa más extraña y difícil de los últimos tiempos, día de descanso del Arca de Noé. Hoy lo he dedicado a contactar con los compañeros de mi Centro de Salud para ver cómo les va y a estudiar distintas publicaciones sobre el coronavirus y su posible tratamiento.

He hablado con mi enfermera, quien me ha contado que cinco de mis pacientes han fallecido. Yo temo que la cifra real sea de unos quince, pero tardaré un tiempo en enterarme: estos son los casos que han llegado al Centro, pero seguro que ha habido muchas más pérdidas.

Tengo ganas de volver a mi centro de Atención Primaria para retomar el contacto con los pacientes, porque llevo 24 años con muchos de ellos y en estas semanas se ha perdido esa relación personal que tenemos.

Echo en falta esa “longitudinalidad” de un médico de familia y quiero que me cuenten cómo han pasado estos días, qué les ha pasado, cómo se han sentido, cómo han vivido y viven esta crisis social y sanitaria, si han estado bien atendidos, etc. En definitiva, recuperar ese día a día.

Ya me habéis leído comentar que creo que el hospital de campaña que se ha instalado en Ifema tiene que redefinirse y reorganizarse, ya que se han reducido notablemente los ingresos y hay camas vacías en muchos de los controles en los que se han dividido los pabellones habilitados para los enfermos de la COVID-19.

Hasta ahora, la gestión de esta pandemia de coronavius ha estado centrada en los hospitales, aunque muchos de los casos se han atendido en los domicilios por parte de los médicos de Atención Primaria, que han desarrollado una tarea fundamental pero en la sombra.

De las encuestas hechas por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) se desprende que hemos atendido unos 900.000 casos con síntomas respiratorios leves de la COVID-19, que en su mayoría no han sido derivados a los hospitales.

Por el momento, estoy muy bien en Ifema, creo que sigo siendo útil allí, pero no me gustaría pasar todo el mes de mayo “peleándome” por tener pacientes a los que pasar consulta. Espero que, a medida que vayan cerrando controles ante el descenso de enfermos, nos vayan devolviendo a nuestros Centros de Salud, donde hacemos falta.

Creo que es importante que en un futuro corto se empiece a retomar lo que es la medicina de familia y volvamos a hacer los controles a los enfermos crónicos: en fin, todas las cosas que hacíamos y que se supone que en un momento determinado tendremos que volver a hacer.

Eso sí, se tendrá que hacer previamente un estudio sobre cómo se pueden desarrollar las consultas presenciales de nuevo para evitar los contagios. Habría que reducir el número de pacientes para evitar acumulaciones de esperas, que vinieran con mascarillas y guantes y que nosotros también les recibiéramos con esta protección.

La falta de protección han sido una de las causas de los contagios tan extendidos en la Atención Primaria. Pasamos varias semanas atendiendo a enfermos con síntomas respiratorios que confundimos con la gripe común o enfriamientos, que tosían en la consulta y que nos infectaron sin saberlo.

Recuerdo que el 5 de marzo atendí a una pareja de ancianos en su domicilio sin protección y mandé al hombre al hospital porque tenía unos síntomas respiratorios que, cuatro días después, fueron confirmados como la COVID-19.

Aquel episodio me hizo tener que guardar 14 días de cuarentena en mi casa, hasta que me pude reincorporar al trabajo al no haber tenido ningún síntoma.

Pero bueno, la reorganización de la medicina de familia habrá que abordarla cuando toque. Ahora, a seguir recuperando fuerzas este lunes para volver mañana al hospital de campaña de Ifema y seguir ayudando a los que lo están pasando mal con este coronavirus.

(Cuaderno de bitácora del Arca de Noé es una serie especial de EFE coordinada y editada por Olivia Alonso, con el testimonio diario en primera persona de un médico voluntario en el hospital de campaña de Ifema, en Madrid).

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