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España solo concedió el estatus de refugiado a 4 sirios de los 725 que lo solicitaron en 2013

Rudaina Al-kindi, solicitante de asilo siria, (derecha) relata su historia con el apoyo de una traductora./ CEAR

Laura Olías

“Ser refugiado no es una decisión propia. Te ves obligado a ello”, recuerda Rudaina Al-kindi, siria de 33 años. Salió de su casa cuando el ruido de los bombardeos se asentó en su hogar, al norte del país. Hace un año, “un día como hoy”, aterrizó en Madrid, donde presentó la petición de asilo. Rudaina espera el dictamen del Ministerio de Interior, pero los datos de 2013 son desalentadores: de los 725 sirios que solicitaron asilo, solo cuatro personas obtuvieron el estatus de refugiado y 146, la protección subsidiaria, una medida temporal.

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha presentado este martes en Madrid su informe 2014 sobre La situación de las personas refugiadas en España. En el Día Internacional del Refugiado, el 20 de junio, la organización tendrá poco que celebrar. “La situación ha empeorado en estos 35 años, desde que nació CEAR”, lamenta Carlos Berzosa, su presidente.

Las guerras en Siria y en Malí han provocado un aumento de los desplazamientos forzosos y las peticiones de asilo. En 2013, los 28 países miembros de la Unión Europea tramitaron la solicitud de protección internacional de 435.000 personas, un 23% más que durante el año anterior.

“Día a día pensábamos quién nos iba a matar. Aumentaba el número de muertos, de desaparecidos, de desplazados”, relata en árabe Rudaina. Antes de partir de su tierra junto a sus padres, dejó su trabajo en un programa de desarrollo de las Naciones Unidas y sus estudios de Derecho. “Dejas tu futuro planeado por una vida en un país que no conoces”, añade la joven.

Los datos de Eurostat son muy bajos, exponen desde CEAR, si se tiene en cuenta que no alcanzan ni la mitad del número de sirios asentados en un país pequeño como el Líbano. En general, 45,2 millones de personas vivían lejos de sus hogares en enero de 2013 debido a guerras y graves violaciones de derechos humanos, según ACNUR.

Siria es el principal país emisor de solicitantes en Europa, pero el continente tan solo acoge al 3% de los sirios refugiados en el mundo. La organización habla de una crisis del derecho del asilo en Europa, que se completa con un dato: el 80% de las personas refugiadas en el mundo en 2012 vivían en países en vías de desarrollo, según ACNUR. “Algunos de ellos son a su vez emisores de personas desplazadas, por lo que las condiciones no son las mejores”, apunta Nuria Díaz, encargada de la presentación del informe.

“No hay una presión migratoria alta”

La inmigración en Ceuta y Melilla acaparó las portadas de los grandes medios nacionales y las declaraciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a principios de año. Entre las consecuencias, la ampliación de la valla que separa Melilla de Marruecos. “Muros, como aquel que tanto criticamos en Berlín”, indica Carlos Berzosa.

Estrella Galán, secretaria general de CEAR, es tajante con el problema de la inmigración que trasladan las autoridades españolas. “No hay una presión migratoria alta, más cuando la comparamos con las cifras de Italia y Grecia”, dice. El Ministerio del Interior cifraba en 80.000 los inmigrantes que esperaban en territorio marroquí para acceder a España. “Unos datos de los que desconocemos la fuente y que no encajan con la información que tenemos”, prosigue.

Las cifras de solicitud y concesión de asilo en España son muy inferiores a las de Europa, aunque en el último año las peticiones han crecido un 74%. En 2013, en Alemania se registraron 109.580 solicitudes de asilo; 60.100, en Francia; y 54.260, en Suecia. En España, el número se reduce hasta los 4.502, un 1,03% del total que recibió la Unión Europea.

El dato de las concesiones es aún más reducido. De los 49.510 refugiados reconocidos el año pasado, tan solo 206 obtuvieron protección en España, un 0,4%. De ellos, solo una mujer víctima de explotación sexual obtuvo el estatus de refugiada, a pesar de que España es territorio de tránsito para estas mafias.

Desde CEAR, piden al Gobierno “sensatez” en sus discursos. “Utilizan a los inmigrantes como chivo expiatorio de una crisis que han provocado los de arriba y sufren los de abajo”, acusa Carlos Berzosa.

Medidas disuasorias para personas expulsadas

Estrella Galán señala de manera contundente a las autoridades españolas y europeas, “que están anteponiendo el control de las fronteras frente a las convenciones y tratados internacionales”. Las 15 personas fallecidas en la costa de Ceuta el 6 de febrero son el recuerdo de una política migratoria “violenta y en la que se vulneran de manera sistemática los derechos humanos”, denuncia Galán.

Es una carrera de obstáculos. Los responsables de CEAR exponen una lista de medidas que dificultan que las personas desplazadas pidan asilo en España: “Las devoluciones irregulares de inmigrantes, la imposibilidad de salir de Ceuta y Melilla si se ha solicitado asilo en las ciudades autónomas, dejar dormir las peticiones durante años”, acusa Galán.

El 3 de junio, 13 inmigrantes alcanzaron el peñón español del Perejil en una embarcación neumática: siete de República Centroafricana, cuatro de Chad y dos de Gambia. Uno de ellos, Matteau, contó en conversación telefónica con eldiario.es, que querían pedir asilo. En unos minutos, fuerzas militares marroquíes entraron en territorio nacional para llevarlos de vuelta al país alauí.

Rudaina Al-kindi pudo pisar suelo español de manera regular y recuerda el “buen trato” que recibió en Barajas. Pero no todos los que huyen de la guerra y la persecución pueden permitirse la vía legal que ofrece España. Varios de sus conocidos tuvieron que recurrir a viajes clandestinos buscando una seguridad que no han alcanzado, cuenta. “La vida de un solicitante de asilo no es fácil. Todos son preguntas: cuándo obtendré la residencia, podré trabajar, me expulsarán...”, cuenta.

De hecho, Estrella Galán señala que el objetivo de las trabas que impone el Gobierno es desalentar a los solicitantes. “Son medidas disuasorias, estratégicas. Un ejemplo claro lo encontramos en los inmigrantes que no solicitan asilo en Ceuta y Melilla por la imposibilidad de desplazarse a la Península”, afirma. Cabe destacar que de las 687 personas que solicitaron asilo en la frontera y en los CIE, 410 (casi el 60%) fueron directamente denegadas.

Rudaina Al-kindi se despide con gratitud y un deseo: “Que se tomen más en serio las necesidades de los refugiados. Que nadie tenga que probar las tres peores cosas que hay en la vida: el hambre, la guerra y el miedo”.

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