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España tiene la estrategia de salud mental caducada desde 2013

España tiene una estrategia nacional de salud mental caducada desde 2013.

Sofía Pérez Mendoza

Los servicios de atención a la salud mental están funcionando en España con un marco de referencia que se creó hace ocho años y no se ha vuelto a tocar. La Estrategia Nacional de Salud Mental del Ministerio de Sanidad debería haberse evaluado y actualizado –según los plazos establecidos– en 2014, pero ni una ni otra cosa han ocurrido y la situación actual, dicen los psiquiatras, es “un limbo”. “Casi una década después, los profesionales pensamos cosas diferentes”, dice Mikel Munarriz, presidente de la asociación Española de Neuropsiquiatría-Profesionales de la Salud Mental.

El documento se aprobó para el periodo 2009-2013 y está basado en una declaración firmada en Helsinki en 2005 por la que países europeos, entre ellos España, se comprometieron a priorizar en sus políticas sanitarias la atención a la salud mental. Sin actualización, no se impulsa de manera generalizada las prioridades detectadas por los sanitarios durante todos estos años: estigmatización de pacientes, recuperación del proyecto vital de los enfermos o participación de las familias.

De hecho, la estrategia nunca ha sido evaluada pese a que el cumplimiento de sus objetivos debería haberse chequeado en 2013-2014, según obliga un documento del propio Ministerio de Sanidad.

Antes de esta hubo otra estrategia, del año 2006, cuya aplicación se evaluó en 2009. Precisamente en este informe de evaluación, redactado por Sanidad, se incluye el mandato de repetir la operación cada cuatro años con las sucesivas actualizaciones.

El proceso de revisar si las líneas estratégicas habían sido o no adoptadas por las comunidades autónomas, que tienen las competencias transferidas en esta materia, no fue realizado por un organismo independiente, como pedían algunos de los responsables que trabajaron para el Ministerio en la estrategia, sino que cada consejería de Sanidad entregó su propio informe autoevaluando lo que habían puesto en marcha.

“No fue una evaluación en rigor”, afirma Manuel Gómez Beneyto, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Valencia y entonces coordinador de la Estrategia. Para algunos profesionales, como Munarriz, “la evaluación se abordó con poco detalle y no ha vuelto a hacerse”.

eldiario.es se ha puesto en contacto con el Ministerio de Sanidad para solicitar información sobre esta y otras cuestiones sin obtener respuesta. Las competencias en Sanidad están transferidas a las comunidades autónomas, de manera que una estrategia de este tipo no determina de principio a fin las políticas en salud mental de cada una de ellas, pero sí es un instrumento que marca unas líneas estratégicas y unos objetivos comunes para intentar revertir la “baja calidad del sistema” detectada en los primeros años 2000, especialmente en la atención a los trastornos mentales graves.

La Estrategia Nacional de Salud Mental 2009-2013 tampoco incluye un compromiso de dotación presupuestaria. Unos años antes de la crisis, el Ministerio de Sanidad sí dispuso de unas cantidades para promover los objetivos que contenía el primer documento de 2006, pero dejó de hacerse. “Se podía solicitar presupuesto de incentivación para el desarrollo de proyectos relacionados con esto”, afirma el ex coordinador Manuel Gómez Beneyto.

“El documento actual no entra en cómo se gasta el dinero aunque estaría muy bien que determinara unas ratios mínimas de psiquiatras por habitantes, por ejemplo”, comenta el psiquiatra Mikel Munarriz. “Los planes casi nunca llevan un compromiso presupuestario ni un cronograma de actuaciones”, zanja Iván de la Mata, psiquiatra en activo en la sanidad pública madrileña.

Una actualización atascada

En 2015, antes de las elecciones generales, se propuso una actualización de la estrategia que no pasó el filtro de las comunidades autónomas. No todas ratificaron el texto, un paso obligatorio para que se apruebe, en el Consejo Interterritorial. “Ahora está todo parado”, sostiene Munarriz. También lo confirma en esta entrevista la coordinadora de uno de los grupos de trabajo que contribuyó a la redacción de esta actualización, Mercedes Navío.

Hasta ahora se han dado al menos dos intentos de sacar adelante un documento no renovado por discrepancias entre los gobiernos regionales, dicen a eldiario.es fuentes conocedoras de estas negociaciones. Las dificultades se han enrocado tanto que el Ministerio ha redactado un informe, adelantado por Redacción Médica, con propuestas para “reorientar” la estrategia.

Entre ellas “suprimir contenidos como los que atañen al abordaje de la cronicidad y que ya no aportan valor [...] y podría contribuir a la estigmatización” de los pacientes, “hacer énfasis en aspectos clave como la prevención y el abordaje de la conducta suicida” –España sigue sin Plan Nacional para la Prevención del Suicidio pese a la recomendación de la OMS– y en “la intervención con las familias desde el inicio”, o “enfatizar los derechos y la autonomía del paciente, no solo en la información adecuada, sino facilitando cuando las circunstancias no lo impidan, su capacidad de decisión”.

Gómez Beneyto asegura que la estrategia está “obsoleta” especialmente en dos puntos: “La participación de los usuarios y familiares en la gestión y provisión de los servicios de atención a la salud mental” y en el enfoque de “la recuperación personal” de los pacientes, que va más allá de la eliminación de síntomas del trastorno.

“Un usuario puede mejorar en lo que se refiere al trastorno pero se trata de estar pendiente también de la recuperación de su proyecto vital, sus afectos, su trabajo...”, explica el psiquiatra, que considera fundamental que estos dos puntos se incluyan en la estrategia para evitar que continúe la estigmatización. “A veces parece difícil de aceptar que un paciente de salud mental puede participar activamente en la mejora del sistema”, añade.

Desigualdad entre comunidades

Además, opina Gómez Beneyto, “al tratarse de una estrategia de consenso, es resultado es más conservador, se arriesga menos porque mucha gente tiene que ponerse de acuerdo”. El objetivo en 2006 era conseguir que la atención a la salud mental fuera “equitativa independientemente de donde vivas”, pero aún hoy no se ha conseguido. “La aplicación ha sido irregular y desigual”, considera el experto. Entre las comunidades con más y mejores recursos, según los profesionales consultados, están Euskadi, Navarra, Andalucía, Madrid o Cataluña.

“Estamos en una situación de parálisis desde el Ministerio y, a nivel autonómico, de insuficiente desarrollo, desarrollo desigual y descoordinación. Hay sitios donde tienen bien dotadas unas parcelas y en otras ni se han empezado”, analiza Julio Bobes, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. Todo ello, incide, en un contexto de crisis en el que los recursos “se han reducido”.

“La sensación que tenemos es que no se ha hecho une esfuerzo presupuestario. Que la salud mental no ha sido una prioridad. Estamos desbordados, hay mucha demanda y ha habido poca inversión, lo que nos lleva a estar trabajando en situaciones de mucha presión”, explica a eldiario.es Iván de la Mata. Munarriz va más allá y cree que el área de salud mental debería haberse blindado especialmente en circunstancias de “empobrecimiento general” de la población.

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