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Exclusión social de jóvenes es caldo de cultivo de extremismos,alerta experto

Exclusión social de jóvenes es caldo de cultivo de extremismos,alerta experto

EFE

Madrid —

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La exclusión social de los jóvenes puede ser “un caldo de cultivo para cualquier tipo de reacciones, como los populismos de derechas o los extremismos, además de generar múltiples efectos sociales negativos”, advierte José Félix Tezanos, catedrático emérito de Sociología de la UNED, donde fue decano.

En una entrevista con Efe, Tezanos expone que la mayoría de los menores de 35 años está en paro o trabaja en condiciones precarias, a media jornada y con un salario bajo, una situación que genera que una mayoría “aplastante” de las nuevas generaciones se enfrente a “un grave problema” de inserción social.

Este es uno de los datos que destaca junto con la también socióloga Verónica Díaz en el libro “La cuestión juvenil. ¿Una generación sin futuro?”, publicado por Biblioteca Nueva y que analiza en profundidad la situación de los jóvenes en España.

La obra toma como punto de partida una investigación del Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales formado por la Fundación Sistema y la UNED y varias encuestas realizadas entre 2009 y 2015.

El catedrático explica que “tener o no tener un buen trabajo es mucho más que tener actividad, ya que supone disponer de ingresos, disfrutar de una posición en la sociedad y contar con elementos de identidad”.

Sostiene que más de la mitad de los jóvenes españoles se consideran ciudadanos de “segunda categoría” por no tener trabajos estables de calidad, porque se les considera inexpertos, por las carencias económicas, por la falta de oportunidades, por los problemas para acceder a una vivienda y por las dificultades de emancipación.

Tezanos cuantifica en un 70 % los jóvenes menores de 35 años que están en paro o tienen un empleo precario (según datos del INE el 40 % de las personas de entre 16 y 34 años carece de empleo).

Y apunta que lo que está ocurriendo en España también sucede en otros países, pero que el caso español es “paradigmático” de “un gigantesco proceso de movilidad social descendente, como nunca se había conocido en la historia”.

Hace hincapié en la disminución espectacular de las tasas de nupcialidad, de manera que cada vez menos personas se emparejan y cada vez lo hacen con más edad (en torno a los 30 años), por lo que se forman menos hogares y hay una caída drástica de la natalidad, que repercutirá en el sistema de pensiones.

Actualmente, la tasa de natalidad se mantiene por la población inmigrante, asegura Tezanos, quien subraya que si no fuera por los foráneos que han llegado en los últimos años, la población española decrecería de forma anómala y sería una sociedad de viejos con cada vez menos jóvenes.

“En el pasado, la sociedad funcionaba porque los jóvenes, al emparejarse, compraban o alquilaban una casa y adquirían todo el equipamiento del hogar, mientras que ahora esos consumos están taponados, lo que supone un freno para la posibilidad de crecimiento económico”, resalta.

En este contexto, detecta un aumento del consumo de ansiolíticos, un incremento del suicidio entre los jóvenes y un crecimiento de la delincuencia juvenil, que son “indicadores de la corrosión de la estructura social”.

También estima que empieza a notarse en la educación secundaria obligatoria “una crisis de la motivación educativa” porque los adolescentes piensan que por mucho que se esfuercen en estudiar no podrán conseguir un trabajo digno y tener una casa y una familia.

Para el sociólogo, la experiencia de los jóvenes puede ser similar a la de otros grandes grupos sociales excluidos en la historia social como los obreros, cuando comenzó la Revolución Industrial y hubo un deterioro de las condiciones de los trabajadores.

“En este momento, existe una cuestión juvenil, que es la cuestión social de nuestra época, y que, sin embargo, no está mereciendo atención ni ideológica, ni teórica, ni política, cuando nos jugamos el futuro de la sociedad”, recalca.

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