Gentiloni pide a la UE compartir el flujo migratorio antes de que sea insostenible

El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, insistió hoy en la necesidad de que la Unión Europea (UE) comparta con Italia el control de la inmigración en el Mediterráneo antes de que los flujos se vuelvan “insostenibles”.

Gentiloni intervino en la apertura de la Conferencia de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Roma, donde destacó que toda Italia se ha movilizado para hacer frente a los flujos migratorios en la ruta del Mediterráneo central.

Pidió que la Unión Europea “comparta” esa tarea si quiere “mantenerse fiel a sus principios y su propia historia”, al tiempo que aseguró que la acogida de inmigrantes “no basta”.

Gentiloni instó a evitar que los flujos migratorios se vuelvan “insostenibles” y llamó a hacer un “esfuerzo colectivo” para ofrecer nuevas perspectivas de futuro “a los que en África luchan por su supervivencia”.

Consideró que la paz es “esencial” para garantizar el desarrollo sostenible, teniendo en cuenta que los conflictos son factores determinantes en diez de las trece peores crisis humanitarias del momento.

Además, aseguró que los temas del desarrollo agrícola sostenible, la seguridad alimentaria y sus interconexiones con el cambio climático, los conflictos y la migración están actualmente en el centro de la agenda internacional.

El primer ministro subrayó el compromiso que las siete potencias más industrializadas del mundo (G7) mostraron en la pasada cumbre de Taormina (Italia) el pasado mayo para combatir el hambre, sobre todo en África subsahariana, donde se concentran las mayores tasas de inseguridad alimentaria.

Y avanzó que en la próxima reunión de ministros de Agricultura del G7 en la localidad italiana de Bérgamo (norte) en octubre se analizarán la resiliencia y la protección de los agricultores frente a los riesgos.

Asimismo, reconoció que los sistemas agrícolas actuales generan efectos negativos sobre la salud y el ambiente, por lo que instó a sostener la transición hacia otros “más resilientes, sostenibles y diversificados” con vistas a erradicar el hambre y la malnutrición para 2030, como fija la agenda acordada por la comunidad internacional en 2015.

“Negar la alimentación quiere decir negar la justicia, la igualdad y la libertad”, apuntó.