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La Iglesia de base mantiene la presión sobre el obispo Munilla al que acusa de descomponer la diócesis de San Sebastián

El polémico obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla.

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

Por primera vez en diez años, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, parece preocupado ante al cada vez más creciente oposición en su contra por parte de los fieles católicos, que lo acusan de urdir operaciones urbanísticas de tinte especulativo en la diócesis y de imponer “una marcada orientación ideológica conservadora, próxima al integrismo”.

Así, por primera vez desde que hace un año los fieles comenzaron a congregarse en la catedral del Buen Pastor, Munilla emitió un comunicado en el que hace un llamamiento a la unidad e invita a los críticos a entrar en los consejos pastorales. Unos consejos en los que el obispo ha laminado toda oposición interna.

En Donostia, a Munilla le ha estallado esta oposición cuando cumplía diez años al frente de la diócesis. La economía episcopal ha pasado de saneada a proponer la venta de diversos inmuebles para afrontar varios millones de deuda. Los contrarios repiten que Munilla –uno de los obispos del grupo más conservador de la Conferencia Episcopal Española– maneja las cuentas “con falta de transparencia” a lo que contestan desde su equipo que “están auditadas”.

La presión, lejos de aflojar, ha crecido. En septiembre pasado, un grupo de fieles cerraron con un candado al edificio parroquial de la Sagrada Familia de Amara que Munilla había decidido ya vender y cuyo párroco fue trasladado a Irún al protestar por la operación. El obispo recurrió a un cerrajero para solventar el problema.

El último capítulo se vivió este sábado, cuando más de un millar de fieles se dieron cita en el santuario de Arantzazu, convocados por el coletivo Gipuzkoako Kristauak, para denunciar el “sufrimiento” que el obispo está provocando en la diócesis.

“Está descomponiendo la unión diocesana”, clamaron los fieles durante la misa, en la que participaron varias decenas de sacerdotes, entre ellos Patxi Aizpitarte y Félix Azurmendi, vicarios generales durante el pontificado del antecesor de Munilla, Juan María Uriarte, y hoy, dicen, orillados junto a buena parte del clero, por la “visión integrista” del obispo de San Sebastián.

“Estamos viviendo la humillación de no existir, ni como personas ni como cristianos”, porque el actual responsable de la diócesis de San Sebastián “no cuenta para nada con los laicos y sacerdotes”.

“Nuestra diócesis, a consecuencia de sus objetivos financieros, puede caer en el mercantilismo, olvidando a los necesitados”, reclamaron los colectivos cristianos, haciendo referencia al “negocio hotelero” que, denunciaron, el obispo está llevando a cabo con distintos proyectos inmobiliarios especulativos, como la transformación en aparthoteles de dos edificios del Obispado, o las polémicas con las parroquias de Todos los Santos o la Sagrada Familia.

Munilla responde

“¡En la Diócesis no sobra nadie!”, respondió Munilla en una nota esta semana, después de comprobar la fuerza del movimiento en su contra. En su escrito, el obispo sale al paso del “desconcierto y malestar generado por la celebración de una Eucaristía para expresar la disconformidad con la marcha de la Diócesis en los últimos diez años, celebrada el pasado sábado en el santuario de Arantzazu”, para insistir que “es en el fuero interno de la Iglesia donde se han de expresar los desacuerdos existentes”.

“No es correcto acudir a foros públicos sin haberse expresado en los consejos pastorales pertinentes o en encuentros personales”, añade Munilla, que obvia que los denunciantes sí trataron de hablar con el prelado en numerosas ocasiones. “Este proceder resulta desorientador y distorsionador para muchos de nuestros fieles, así como para el conjunto de la opinión pública”, lamenta el prelado conservador.

Del mismo modo, la nota episcopal defiende la existencia de “organismos consultivos” en la diócesis, como el Consejo Presbiteral y el Consejo Pastoral, que califica como “un senado representativo” de los cristianos de Gipuzkoa. “En ellos, en medio de la diversidad y pluralidad de sus miembros, se vive la comunión de nuestra Iglesia Diocesana de una forma serena y gozosa”. Los críticos, en cambio, le achacan haber construido unos órganos a su medida, laminando toda oposición interna.

“Este obispado es consciente de la pluralidad existente en nuestra Iglesia diocesana”, admite Munilla, quien concede al colectivo 'Gipuzkoako Kristuauak' “integrarse en los consejos representativos de la Diócesis de San Sebastián en comunión con el conjunto plural diocesano”.

Finalmente, Munilla lamenta que “se hayan vertido afirmaciones manifiestamente falsas en el contexto del acto celebrado en el Santuario de Arantzazu, tales como la acusación de que nuestra Diócesis tiene un espíritu especulador, en detrimento de los transeúntes acogidos por Cáritas”.

Sí admite el prelado que “las instituciones eclesiales realizan en el momento presente una reestructuración para simplificar su organización interna, de cara a obtener una mayor eficacia en nuestro reto pastoral”.

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