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La Iglesia atiende a más de 6.100 personas en su pastoral penitenciaria

EFE

Madrid —

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La Iglesia católica atendió en 2016 a un total de 6.133 personas a través de su pastoral penitenciaria y gestionó 67 casas de acogida durante los periodos de permiso o tras la puesta en libertad de los reclusos.

Además, a lo largo de 2016 destinó 205.576 euros entre la población penitenciaria y entregó 6.451 paquetes de ropa, según los datos de la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia Católica en España, elaborada por la Conferencia Episcopal Española (CEE) y presentada hoy.

Estos datos destacan también la labor de los 2.323 voluntarios dentro y fuera de las prisiones, entre ellos los que han contribuido a gestionar las casas de acogida repartidas en toda España.

Uno de estos voluntarios es Víctor Aguado, director de la Pastoral Penitenciaria de Valencia y que, desde hace dos años, gestiona un centro de acogida para presas en tercer grado bajo control telemático.

Víctor y su familia (su mujer y su hija de 23 años) conviven diariamente con 15 mujeres en un palacete-convento en el centro de Valencia cedido por las Oblatas del Santísimo Redentor y de cuyo mantenimiento se encarga el arzobispado de Valencia.

Por cada reclusa recibe diariamente poco más de 3 euros con los que se encarga de hacer la compra para la cena y desayuno de estas mujeres, que deben permanecer en esta residencia desde las 11 de la noche hasta las 7 de la mañana siguiente.

“Convivimos con ellas como cualquier familia; cenamos, hablamos, compartimos problemas, risas y llantos y les mostramos una realidad distinta a la suya”, explica Víctor a Efe, que detalla que se trata de mujeres que han cometido delitos menores, como robos o hurtos “para comer”, estafa, falsedad de documento y tráfico de drogas.

En estos dos años ha conocido la realidad de 40 presas, “cada una con su perfil”, con familias más o menos estables, algunas que encuentran trabajo y otras que, por su realidad familiar, preferirían seguir viviendo en esta casa, donde tienen su intimidad y se sienten atendidas.

Durante su estancia en este convento, las mujeres reciben asistencia psicológica y asisten a talleres sobre sexualidad, empoderamiento, etc.

En el tiempo que Víctor lleva al frente de este programa asegura que no ha tenido más problemas que los normales que surgen de la convivencia diaria en cualquier familia, aunque reconoce que sí que ha habido tres fugas.

“Fueron tres mujeres que no se presentaron a la hora acordada y que entraron en búsqueda y captura”, explica.

Estas mujeres llevan una pulsera que sintoniza a las 11 de la noche y a las 7 de la mañana con la policía para confirmar que se encuentran en la casa de acogida y, de no ser así, se realiza una llamada de control para verificar si está justificada la ausencia antes de activar la orden de búsqueda y captura.

Víctor y su familia cuentan con la ayuda de varios voluntarios que se turnan para acudir un par de noches por semana a su casa para acompañar a las internas y ofrecerles distintas opciones y romper así la rutina.

A lo largo de 2016, un total de 2.674 personas fueron atendidas en las casas de acogida gestionadas por la Iglesia católica durante los periodos de permiso o tras la puesta en libertad.

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