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Siete Iglesias forman un caleidoscopio cristiano en Turquía

Siete Iglesias forman un caleidoscopio cristiano en Turquía

EFE

Estambul (Turquía) —

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Un paseo por las iglesias de Estambul es una especie de caleidoscopio de las diversas ramas en las que la cristiandad se ha dividido desde que nació: siete congregaciones distintas tienen sede aquí desde hace muchos siglos.

La más antigua es la Iglesia Ortodoxa, cuyo Patriarcado ecuménico es la continuación directa de los inicios del cristianismo en Anatolia, la región donde se formó la Iglesia primitiva y se organizó por primera vez en comunidades estructuradas.

Aunque sólo quedan unos 3.000 fieles de esta confesión, tras las oleadas de emigración a mediados del siglo, los sacerdotes mantienen abiertos 50 lugares de culto en la antigua capital otomana.

Cada 6 de enero, miles de griegos acuden a Estambul para participar en la ceremonia de la Epifanía, durante la que el patriarca lanza un crucifijo a las aguas del Cuerno de Oro.

Decenas de jóvenes compiten nadando para alcanzar el sagrado objeto y devolvérselo al dignatario.

Mucho más numerosos son los fieles de la Iglesia Apostólica Armenia, también llamada gregoriana: suman unos 60.000 almas.

Algunos barrios de Estambul tienen aún un marcado carácter armenio, pero en el centro, la gran Iglesia de la Trinidad permanece totalmente oculta por los edificios que la rodean.

Incluso durante la misa es raro ver a más de cinco o seis personas, asegura el guardián del lugar.

La Iglesia armenia se desgajó de las demás iglesias en el concilio de Calcedonia (451 después de Cristo) por diferencias dogmáticas sobre la naturaleza de Jesucristo, adoptando la postura conocida como “monofisita”.

A esa rama pertenece también la Iglesia Siriaca, a veces llamada jacobita, que hoy está difundida sobre todo en Irak, Siria y Líbano, pero que también cuenta con fieles en el sureste de Anatolia y en Estambul.

En esta comunidad se utiliza el arameo, la lengua que hablaba Jesucristo hace más de 2.000 años, para la liturgia, y muchos fieles lo emplean todavía en la vida cotidiana.

El arameo también es el idioma materno de muchos seguidores de la iglesia caldea, en gran parte refugiados de Irak.

Sin iglesia propia en el centro de Estambul, los caldeos utilizan a ratos la cripta de la iglesia católica de San Antonio, porque comparten doctrina: pertenecen a una de las tres confesiones orientales o 'uniatas' que reconocen al Papa de Roma.

Otra es la Iglesia armenio-católica, que se separó de la armenio-apostólica en el siglo XVIII, mientras que la tercera es la siriaco-católica, escindida de la siriaca ortodoxa en 1782.

Las tres congregaciones conservan sus ritos, liturgias y normas canónicas distintas de las de Roma pero aceptan los dogmas católicos y sus sacerdotes pueden administrar la comunión a los fieles de cualquiera de ellas y también a los 'latinos', nombre con el que se conoce los católico-romanos.

La mayoría de los siriaco-católicos de Turquía viven en la provincia suroriental de Mardin, mientras que en Estambul hay unas 200 familias, explicaron a Efe fuentes de la comunidad.

Están ilusionados con la visita del papa, el próximo sábado, ya que el patriarca siriaco-católico, Ignacio Yusuf Yunan, acudirá desde su sede en Beirut para entrevistarse con Francisco I.

Ambos dignatarios participarán en la ordenación de un sacerdote siriaco para la comunidad de Estambul.

A las siete congregaciones mencionadas se añaden diversas denominaciones de las iglesias protestantes, que sólo en los últimos dos siglos se han establecido en Estambul, por lo que a menudo se les considera “recién llegados”.

La población cristiana local otorga una importancia relativa a las diferencias dogmáticas de las distintas confesiones, y muchas fieles armenio-ortodoxas acuden a la misa católica en la céntrica iglesia de San Antonio.

“En nuestra iglesia somos miembros del coro”, cuentan dos mujeres a Efe, “y venimos a la misa católica para poder simplemente oírla relajadamente, sin tener que cantar; además, es muy bonita”.

Incluso muchos musulmanes, más del 99 % de los 70 millones de turcos, frecuentan las iglesias -ya sean católicas o ortodoxas- para buscar un momento de espiritualidad o encender una vela.

Esta costumbre llega a su apogeo el día de San Jorge, cuando miles de vecinos de Estambul, prácticamente todos musulmanes, peregrinan a una isla cercana para rendir homenaje al santo de a iglesia ortodoxa local.

Muchos atan hilos de coser a los árboles e intentan acercarse a la iglesia con el rollo entre las manos, cuidando de no romper el filamento para que así se cumpla un deseo.

Otros guardan cola durante horas para poder entrar en la iglesia y colocar una vela, pese a no identificarse como cristianos.

“¿Qué importa? Una iglesia es la casa de Dios ¿no? y da igual de qué forma se le venera”, aseguró a Efe una participante.

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