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Izpisúa afirma que estamos cada vez más cerca de arreglar los genes que “están rotos”

Izpisúa afirma que estamos cada vez más cerca de arreglar los genes que "están rotos"

EFE

Madrid —

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Referente mundial de la medicina regenerativa, el investigador español Juan Carlos Izpisúa considera que estamos cada vez más cerca de arreglar los genes que “están rotos” para tratar enfermedades incurables, mediante la técnica de modificar la secuencia genómica del ADN del ser humano.

“Es algo que vendrá más pronto que la obtención de células que se reconviertan en órganos para futuros trasplantes”, ha afirmado en una entrevista con EFE el investigador del Instituto Salk de California, al repasar las dos líneas principales en las que investiga su equipo.

La línea de investigación de reconvertir células les ha conducido a conseguir “mini riñones” en ratones, y los resultados los califica de “muy prometedores” porque son capaces de funcionar correctamente.

Pero un mini riñón no sirve para trasplantarlo a un ser humano y hay que escalar el experimento, “por eso hemos escogido al cerdo, cuyos órganos son de tamaño parecido al del hombre, y en eso estamos”, con la colaboración de tres centros en España.

Pero los problemas que tiene, admite, son “muy muchos” y por ello no cree que los resultados se vean en un plazo de tiempo cercano.

“No así en el tema de modificar el genoma, porque hoy disponemos de tecnologías capaces de alterar, cortar y copiar secuencias de base del ADN para corregir muchas mutaciones que dan lugar a muchas enfermedades”.

Las células de una persona adulta no se dividen y hasta ahora las técnicas de modificación del genoma no se podían aplicar a células que no se dividían, “pero hemos conseguido un pequeño truco para obviar ese problema de la división y yo creo que va a abrir un campo para curar cualquier enfermedad”.

El mayor riesgo de aparición de enfermedades se da cuando el hombre envejece y la combinación de la terapia celular y la corrección genética puede ayudar a retrasar o revertir estas dolencias.

En el Instituto Salk ya se han llevado a cabo ensayos con ratones que padecen progeria y se ha logrado revertir esta dolencia que provoca un envejecimiento tan brusco y prematuro en los niños que les lleva a vivir sólo una media de 17 años.

También se ha ensayado con modelos animales para corregir la retinitis pigmentaria, una enfermedad que conduce a la ceguera, y han logrado que el animal, en esta caso un ratón, recupere la vista.

Ahora están a la espera de que se concedan los primeros permisos para hacer ensayos preclínicos, “con todos los requisitos y regulaciones que se necesiten”.

Por todo ello, y en su opinión, estamos en un “momento clave”, y aunque en la línea que conduce a generar órganos partiendo de células “estamos en una fase anterior, la mezcla de las dos líneas de investigación facilitará que se avance más rápido” y confía en que lo verá su generación.

En todo ello, el investigador, nacido en Hellín (Albacete) en 1960, no ve ninguna magia: “Se trata de encontrar las reglas por las cuales la naturaleza ha evolucionado y ha creado distintos tipos celulares y entonces copiar esos mecanismos para que una vez dejan de funcionar tratar de recuperarlos. Es algo lógico que necesita tiempo”.

Para recalcar la importancia del momento en el que estamos inmersos, Izpisúa recuerda que todo lo que ha pasado en los 4.000 millones de años del planeta se rige por dos reglas de Darwin: la mutación al azar y la selección natural de esa mutación.

“Lo que estamos haciendo en el laboratorio contradice de alguna manera esa dos reglas de Darwin, estamos en un momento en el cual podemos modificar, corregir esas mutaciones y por lo tanto seleccionar y no dejarlo al azar”.

“Y me doy cuenta de que son componentes éticos muy profundos los que tenemos que considerar antes de tomar esas decisiones”, pero Darwin señaló que no era la especie más fuerte ni la más inteligente la que sobrevive sino aquella que tiene mayor capacidad de adaptación.

Para Izpisúa, en primer lugar son ellos, los científicos, los que deben explicar a la sociedad los cambios que están ocurriendo.

Luego, ha concluido, serán las agencias de financiación las que deben valorar “si deben financiar según que tipo de procedimientos”.

Pilar González Moreno

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