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La Justicia chilena imputa al cardenal de Santiago por encubrimiento de abusos a menores

El cardenal Ezatti pide perdón tras la polémica por encubrir abusos sexuales

Jesús Bastante

Primero fue el todopoderoso cardenal Pell, cuyo futuro judicial aún está por escribir en Australia. Después, el arzobispo de Adelaida, Philip Wilson, hasta ahora el mayor alto cargo de la Iglesia mundial en ser condenado por encubrimiento de abusos. Ahora, es el cardenal de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati, quien tendrá que comparecer ante los tribunales el próximo 21 de agosto, en calidad de imputado “por la eventual responsabilidad que podría caber en el delito de encubrimiento”, según ha reconocido en una nota el Arzobispado.

Ezzati, el máximo responsable de la Iglesia chilena, azotada por centenares de casos de pederastia, es uno de los obispos que en mayo pasado presentaron su renuncia al Papa Francisco después de que éste les acusara de haber mirado hacia otro lado y no prestar atención a las víctimas de la pederastia clerical en el país. Desde entonces, Bergoglio ha aceptado la dimisión de cinco obispos, entre ellos el polémico Juan Barros, uno de los discípulos del depredador sexual que fue Fernando Karadima.

La imputación del cardenal Ezzati se da la misma semana en que la Fiscalía chilena ha solicitado a la Santa Sede el informe de la investigación que hizo el delegado papal, Charles J. Scicluna, y que detalla, en 2.300 páginas, toda una serie de testimonios de víctimas que desvelan una trama de encubrimiento de los abusos sexuales en la Iglesia de este país.

De hecho, el Ministerio Fiscal apuntó que, actualmente, la Justicia chilena investiga a 158 miembros de la Iglesia, entre obispos, religiosos, sacerdotes y laicos con tareas de responsabilidad en distintas diócesis, con motivo de 144 casos de abusos sexuales acaecidos en el país desde el año 2000.

Hasta el momento, anunció la Fiscalía, se han identificado a 266 víctimas, de las cuales 178 eran menores cuando sufrieron los abusos. La gran mayoría de los hechos denunciados, apuntó en una nota, “corresponden a delitos sexuales cometidos por sacerdotes párrocos o personas vinculadas a establecimientos educacionales”. Junto a ello, varios casos de “encubrimiento u obstrucción a la investigación contra superiores de congregaciones u obispos a cargo de una determinada diócesis”.

Nada más conocerse la noticia, el cardenal Ezzati emitió un comunicado en el que reitera su “compromiso y el de la Iglesia de Santiago con las víctimas, con la búsqueda de la verdad y con el respeto a la justicia civil”.

“Tengo la convicción de que nunca he encubierto ni he obstruido a la justicia, y como ciudadano cumpliré con mi deber de aportar todos los antecedentes que contribuyan a esclarecer los hechos”, añadió el arzobispo de Santiago.

Por su parte, el periodista Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, afirmaba su satisfacción por la decisión de la Fiscalía. “Le quedará poco tiempo como arzobispo de Santiago, pero recién empieza su nueva misión de responder por su encubrimiento, mentira y otros delitos ante la justicia”, subrayaba en Twitter.

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