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“Robin Hood”, el veterano atracador que echa de menos la prisión

"Robin Hood", el veterano atracador que echa de menos la prisión

EFE

Madrid —

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Francisco del Moral, un veterano atracador conocido como “Robin Hood” por repartir el botín entre sus amigos presos, dice que echa de menos la vida en prisión, tras haber pasado más de cuarenta años privado de libertad.

“Yo, de aquí, me voy a escapar cuando pueda para volver a delinquir”, confiesa durante una entrevista con Efe en la residencia de mayores ubicada en la localidad de Morata de Tajuña (Madrid) donde reside desde el pasado mes de diciembre.

Repasa su actividad delictiva como autor de más de doscientos asaltos a joyerías y bancos en distintas ciudades españolas y asegura que podría ser “muy rico” si no hubiera regalado el dinero a gente que lo necesitaba.

Nacido en Ciudad Real el 23 de junio de 1947, Francisco del Moral asegura que su madre lo abandonó al nacer y que no conoció a su padre, por lo que pasó su infancia y adolescencia en un orfanato, donde comenzó a robar “pan duro” de la cocina porque pasaba hambre.

“Si yo hubiese conocido unos padres seguramente hubiese sido un político muy bueno. Por lo menos, no hubiese sido un delincuente”, afirma “Robin Hood” que a los 19 años se fugó del orfanato y se coló en un vagón de ganado con destino a Madrid.

Ya en la capital, empezó a delinquir “por necesidad”, porque “no tenía recursos económicos, ni familia, ni casa, ni nada”, robando en bares y tiendas, hasta que ingresó por primera vez en la prisión de Carabanchel en 1966, recuerda.

Desde entonces, ha pasado la mayor parte de su vida en distintas cárceles españolas, cumpliendo condena por robos, porque cada vez que salía de prisión reincidía en estos delitos.

Entre sus andanzas, recuerda un golpe en el que se llevó toda la recaudación del centro comercial Parque Sur de Leganés (Madrid) o el asalto a una joyería en Puerto Banús (Marbella, Málaga), en el que se hizo con muchos millones en joyas.

Su forma de actuar consistía en visitar los establecimientos elegidos para comprobar los sistemas de seguridad. Hablaba con el encargado de la joyería interesándose por una pieza de lujo o con el director del banco para proponerle un falso negocio. Días después, volvía, armado con pistola y disfrazado, para hacerse con todos los objetos de valor y el dinero.

Llegó a compartir el dinero, “muchos miles de euros”, con sus amigos presos, a través de envíos que firmaba como “Robin Hood”, porque le daba “mucha pena” que no tuvieran dinero para comprarse una radio, unas zapatillas o un chándal.

“No estoy arrepentido. No he conocido otra vida”, apunta Francisco del Moral, quien admite que le gustaba el “ambiente” penitenciario. “Los compañeros eran mi familia, mis hermanos y mis amigos. Yo era muy respetado por todos, por los presos y por los funcionarios”, agrega.

En prisión, llegó a impartir “clases de delincuencia”, que fundamentaba en un centenar de “aforismos” como “No hay robos imposibles, sino hombres incapaces”, “Lo difícil no es saber dar un golpe, sino conservar el botín” o “El mejor delincuente que hay en España es Hacienda”.

“Parece mentira. Es una cosa lamentable, pero la realidad es que me gusta estar con los amigos en la cárcel. No me intimida”, reconoce “Robin Hood”, quien se muestra dispuesto a escribirle al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, para cambiar la residencia de mayores por la prisión.

Reconoce que en el centro para la tercera edad vive bien, pero subraya que se encontraba mejor en la cárcel de Valdemoro, la última en la que permaneció ingresado hasta diciembre.

Ximena Hessling

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