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Sanitarios migrantes topan con la ley de extranjería para ayudar en España

Varios sanitarios en las inmediaciones del Pavelló d'Esports de la Vall d'Hebrón el pasado lunes.

EFE

Barcelona —

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Juan Carlos García, médico nicaragüense residente en Barcelona, ya sabe lo que es trabajar en un hospital desbordado: él fue uno de los sanitarios que se enfrentó a las sucesivas epidemias de dengue en su país, la última en 2019, que dejó 112.708 contagiados y 180 muertos.

Juan Carlos, de 31 años, forma parte de un grupo de 85 sanitarios migrantes formado por médicos, enfermeras y auxiliares que está ofreciéndose para colaborar contra la pandemia del Covid-19 en España pero su situación no regularizada le impide hacerlo, por lo que se siente “con las manos atadas”.

“Nos vale más tener la oportunidad de poder servir que la regularización de nuestros papeles. Como médicos nos duele, queremos ser parte de la solución y no un problema más, queremos ayudar”, explica a Efe.

El grupo nació por iniciativa de Yamile Caicedo, una enfermera colombiana afincada en Alemania que se encontró con el confinamiento mientras estaba en España para ayudar a su hija y que contactó a través de Facebook con otros sanitarios colombianos en Barcelona para ver qué podían hacer para colaborar contra la pandemia.

Caicedo posee pasaporte comunitario -alemán- y tiene sus títulos homologados, por lo que “si quisiera trabajar, mañana podría hacerlo”. Pero muchos otros no tienen permiso de residencia ni de trabajo, ni sus títulos homologados.

Ella asume la portavocía del grupo porque quiere ayudar a sus compañeros y dar la cara por ellos: tiene constancia de al menos 85 sanitarios titulados que se están ofreciendo en toda España.

“Si no están en situación regular, es casi imposible que puedan ofrecer su ayuda, cuando se necesita el recurso humano. Que nos digan 'no, no, y no'... qué dolor. Podemos hacer algo y no nos están dejando; la ley es como inquebrantable”, se lamenta Caicedo.

La ley de Extranjería contempla varias vías para obtener un permiso de residencia temporal en España; la mayoría de ellas, con trámites que pueden alargarse entre cuatro y cinco meses y que requieren acreditar una permanencia de tres años en el país o contar con un contrato de trabajo de mínimo un año de duración, entre otros requisitos.

Los profesionales sanitarios se encuentran, además, con otro impedimento: la necesidad de homologar sus títulos obtenidos en el extranjero. La consellera de Salud, Alba Vergés, pidió esta semana al Ministerio de Sanidad que homologue estos títulos “de forma temporal” para intentar insuflar oxígeno al sistema sanitario.

Del dengue en Nicaragua, lo que más recuerda Juan Carlos García es la cercanía con los enfermos.

“Tuvimos que estar muy pegados a los pacientes, fallecían por dengue. Presentaban variables clínicas normales y en 20 minutos estaban en 'shock'”, explica este médico.

Constanza Sánchez -chilena, ocho años como enfermera- lleva en Barcelona desde el 5 de marzo: llegó con intención de quedarse, y cuando llevaba poco más de una semana en la ciudad se decretó el confinamiento.

“Me dirigí a varios hospitales por teléfono. Fueron muy amables al inicio, pero cuando me derivaron a Recursos Humanos me dijeron que es imposible”, se lamenta.

Los tres profesionales subrayan una misma idea: no buscan, con su ofrecimiento, regularizar su situación, sino colaborar en la lucha contra la enfermedad.

“No hay una ley de extranjería que te impida, como personal sanitario, ayudar al otro”, redobla Caicedo, que ve con “tanta tristeza” cómo sus compañeros españoles “tienen que doblar turnos” y soportar altos niveles de estrés por la tensión bajo la que trabajan.

Por eso, y mientras dure la pandemia, este grupo no tirará la toalla: “Tenemos claro que tenemos el 'no'. Pero estamos luchando para tener el 'sí'”.

Santiago José Sánchez

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