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“Tatuaje solidario”, mucho más que decorar el cuerpo

"Tatuaje solidario", mucho más que decorar el cuerpo

EFE

Sevilla —

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Lucir o no un tatuaje es una opción que gusta más a unos que a otros, pero en ocasiones, incluso si uno nunca se lo ha planteado, se convierte en una solución para algo que va mucho más allá de optar por decorar o no el cuerpo: es el final, para muchas mujeres definitivo, a un proceso como el cáncer de mama.

“Cada persona es un mundo, yo no cerraba página”, explica a Efe Susana Pacheco, diagnosticada a finales de 2011 con esta enfermedad y que hace dos años cerró por fin este capítulo: “Lo necesitaba, era el último escalón, y después de hacerlo fue cuando sentí que todo ya había terminado”.

Mariló Fernández, que se encargó desde su estudio “Tattoo Stone” en Málaga de reconstruir pezón y areola de Susana, subraya que hoy en día “es una opción muy poco conocida” pero “una buena alternativa”, ya que “a través del tatuaje se puede dar volumen y un aspecto real que puede ayudar mucho” sin necesidad de que la mujer tenga que volver a pasar por un quirófano.

Miembro de la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales (UNTAP), Fernández hace un llamamiento a profesionales relacionados con el cáncer de mama para que conozcan esta alternativa y pide a los propios tatuadores, “con tanto nivel en España”, que se planteen este tipo de trabajos de forma más asidua.

La UNTAP colabora de forma puntual con “Tatuaje Solidario”, un movimiento puesto en marcha por Jerónimo Velasco en su estudio “Jero Tattoo” (Collado Villalba, Madrid) a principios de 2016, que en la página web del mismo nombre concentra los establecimientos que realizan esta labor de una forma “totalmente gratuita y solidaria”.

“Somos más de 50 colaboradores”, explica Jero, que puso en marcha esta iniciativa “para ayudar” y con la idea de que “poco a poco la seguridad social fuera incluyendo este servicio y Tatuaje Solidario fuera desapareciendo, que sería lo suyo, que no hubiera nadie que lo tenga que hacer solidario, sino que forme parte del tratamiento”.

Lo que comenzó por una pregunta de una cliente para una amiga acabó generando un “movimiento bestial” en redes sociales, recuerda Jero, que a día de hoy -y a pesar de haber cerrado su estudio por distintos motivos- sigue realizando este trabajo “gracias a la colaboración de otros estudios de manera desinteresada”.

En “Tattoo Piercing 13” Jorge Valladolid se suma desde Almonte (Huelva) a este proyecto altruista intercalando servicios tradicionales con la atención a mujeres supervivientes al cáncer de mama a las que no cobra por su trabajo, algo que para él le aporta “una súper satisfacción”.

“No hay nada como ver la expresión de esa persona, a mí me dura el subidón una semana, es increíble”, asegura.

Dos veces al año la UNTAP y Tatuaje Solidario se unen para realizar unas jornadas solidarias en las que, de nuevo desinteresadamente, atienden a mujeres que necesiten esta intervención, con las próximas citas previstas en Málaga y Jerez de la Frontera (Cádiz) en octubre.

Tanto tatuadores como mujeres -y hombres que, aunque pocos, también necesitan este servicio- lamentan que no haya mucha información sobre el mismo: “Yo me lo encontré”, explica Susana, que ahora desde la Asociación de Mujeres Operadas de Cáncer de Mama de Málaga (ASAMMA) asesora a otras pacientes en la misma situación y pide que “si alguien tiene dudas no se lo piense dos veces”.

“Al día siguiente estuve mirándome al espejo todo el día, cosa que no hacía hace muchos años”, confiesa Susana, que reconoce que después de su mastectomía los espejos de su casa desaparecieron literalmente. “Llevo dos años y sigo mirándome al espejo cada dos por tres. Me encanto, ahora me encanto”, concluye.

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