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Ciudadanos búlgaros con recursos usaban el turismo sanitario para recibir riñones en España

Trasplante de órganos.

Raúl Rejón

Eran personas con recursos que querían saltarse las normas para recibir un riñón en España. Casos de turismo sanitario. Un grupo, no conectado entre sí, de ciudadanos búlgaros ha accedido fraudulentamente al sistema nacional de trasplantes español. Seis de ellos llegaron a recibir un órgano, según las investigaciones de la Guardia Civil que ha descubierto el fraude. Ocho estaban en lista de espera. El truco estaba en darse de alta en la Seguridad Social como trabajadores para obtener una tarjeta sanitaria.

El proceso era el siguiente: los pacientes llegaban a España y solicitaban el tratamiento de diálisis al que sí pueden acceder como viajeros. Después, ya siendo tratados así, conseguían darse de alta como trabajadores, ya fuera por cuenta ajena o como autónomos. Con esa alta y la correspondiente tarjeta sanitaria, entraban en la lista de espera de órganos. La Guardia Civil ha interrogado, en lo que ha llamado operación Renibus, a una veintena de personas que utilizaban este sistema “aunque no hay una organización criminal, una red, que organizara o se lucrara”, ha comentado el agente encargado de la investigación, comandante Reina.

La alerta se dio al percibir la Oficina Regional de Trasplantes de la Comunidad de Madrid un “número inusual” personas procedentes de Bulgaria en la lista de espera. Al revisar su situación laboral, el Ministerio de Trabajo comprobó que eran altas falsas en la Seguridad Social. “Algunos constaban como jardineros o trabajadores de la construcción”, han constatado. Una circunstancia que no es posible compatibilizar con un tratamiento de diálisis de hasta cuatro horas por sesión, tres o cuatro veces a la semana. Eran personas con los suficientes recursos económicos para vivir sin ingresos durante ese tiempo en España.

Daba tiempo a los trámites

El origen del fraude, han contado los investigadores, está en “algunos artículos en la prensa búlgara” que explicaban que si se era trabajador en España, se accedía a los trasplantes. También están implicados diversos empleadores, alguno español, que recibían algunas cantidades de dinero (de 100 a 200 euros) para dar de alta en sus empresas a los ciudadanos búlgaros.

“El trasplante de riñón permite que haya tiempo para todos esos trámites, otros no”, ha comentado el presidente de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz. Entrar en la lista para la operación de un pulmón o un hígado implica una esperanza de vida inferior a seis meses, una ventana demasiado corta para conseguir los documentos.

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