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La Universidad Autónoma de Madrid rectificará su programa de becas después de la multa de la Inspección

La Universidad Autónoma de Madrid cambia su modelo de prácticas.

Ana Requena Aguilar

La Universidad Autónoma de Madrid rectificará su programa de becas después de que la Inspección de Trabajo constatara que utilizó a cientos de becarios de forma irregular, como adelantó eldiario.es. Los estudiantes eran empleados para cubrir puestos de trabajo.

En un correo electrónico enviado a la comunidad universitaria, el rector, Rafael Garesse, anuncia que la universidad está preparando un “nuevo modelo de prácticas curriculares y extracurriculares” para 2018. El acta de la Inspección obligó al organismo a abonar las cuotas a la Seguridad Social de las 376 personas que tuvieron una de estas becas en 2016 y 2017 y que realizaban tareas propias de un trabajador ordinario.

En el correo, Garesse asegura que han presentado alegaciones a la decisión de la Inspección de Trabajo porque no comparten su “interpretación” y quieren que se reconozca que la universidad ha actuado “conforme a Derecho”. La Inspección, sin embargo, fue contundente: dejó claro que se trata de una práctica irregular y que el organismo “primó su beneficio productivo sobre el proceso formativo del estudiante”.

De hecho, el rector anuncia que el programa de becas cambia a partir del próximo año, aunque lo hacen, asegura, porque van a convertir “la discrepancia administrativa en oportunidad” y porque la sociedad “vive un momento de reflexión e incluso de transformación del modelo de prácticas”. “Entre todas y todos tenemos que mejorar la calidad de las prácticas con el objetivo de que el estudiantado complete su formación integral dentro del ámbito de su universidad y favorecer así su empleabilidad futura en un mundo cada vez más complejo, competitivo y exigente”.

El acta de la Inspección de Trabajo, que data de comienzos de octubre y que se emite después de varias visitas a la universidad, dice que los inspectores comprobaron que el contenido de las prácticas “en nada tiene que ver con la titulación cursada por los estudiantes”. El organismo, dice el acta, no puede negar que estas becas “no suponen ningún beneficio en la formación teórica recibida por los estudiantes”.

Los estudiantes con estas prácticas, proseguía el acta, “eran incluidos inmediatamente en el organigrama funcional del departamento o servicio en el que las realizaban, de manera que con la prestación de tales prácticas el departamento cubría por turnos determinados puestos tales como atención al público, préstamos de libros, mantenimiento de bases de datos...”. Los propios responsables de los servicios reconocían que, en muchos casos, de no contar con estos estudiantes no podrían mantenerse abiertos en el mismo horario.

El acta de la Inspección ya ha surtido efecto. El programa de becas para 2018 buscará reforzar la relación de las tareas realizadas con la formación del estudiante. Las personas que ahora mismo ocupan esas becas no podrán volver a optar a ellas puesto que en la mayoría de casos no tienen vínculo con sus carreras. Los detalles del nuevo sistema se debatirán en las próximas semanas en distintos organismos de la universidad.

Becarios como formadores

Algunos de esos puestos están siendo cubiertos con trabajadores con contrato, denuncian los becarios. “En algunos servicios, si quitaban los becarios, se quedaba un trabajador solo. Así que nos están pidiendo a los que hemos sido becarios que formemos a las personas nuevas que entran porque el trabajador no sabía todas las tareas que se estaban haciendo”, dice una becaria, que forma parte del colectivo que se está organizando para denunciar la laboralidad y exigir los salarios dejados de percibir durante este tiempo.

Este grupo de becarios está en una situación de bloqueo: ni pueden presentarse a las becas que ahora ocupan ni pueden tampoco optar a los puestos laborales que la universidad saca ahora para cubrirlos. “Para evitar que lo usemos como prueba en un juicio, el rectorado está impidiendo que nos puedan contratar a nosotros para cubrir los puestos que hasta ahora hacíamos. Están contratando a personas a través de una bolsa de trabajo y a muchos nos están pidiendo que les formemos”, explican los afectados.

El vicerrector de Estrategia y Planificación de la UAM, Jesús Rodríguez, niega que estas contrataciones tengan que ver con la situación de los becarios. “La Universidad analiza los diferentes servicios para garantizar que se presten adecuadamente, forma parte de la vida habitual de la universidad. No contratamos a nadie porque se vayan becarios”, asegura. Rodríguez defiende que el organismo ha actuado “conforme a derecho” e insiste en que han presentado alegaciones contra el acta de la Inspección, aunque admite que buscarán un modelo de prácticas que “encaje perfectamente”.

Por su parte, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) se ha desmarcado de este modelo de becas. A preguntas de eldiario.es, la CRUE asegura que “no impulsa ni propone ningún modelo de contratación de becarios en prácticas externas extracurriculares”. “Cada universidad tiene plena autonomía en su gobernanza y no tiene por qué informar a CRUE Universidades Españolas del modelo que utiliza”, señala.

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