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Villavicencio se prepara para duplicar su población en la misa papal

Villavicencio se prepara para duplicar su población en la misa papal

EFE

Villavicencio (Colombia) —

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La ciudad colombiana de Villavicencio tiene algo menos de 500.000 habitantes, una población que se duplicará este viernes cuando el papa Francisco oficie una misa campal a la que se espera que acuda cerca de un millón de personas.

El eucaristía tendrá lugar en el Parque Catama, sede habitual de ferias agropecuarias y en la que más de mil personas trabajan a destajo para que todo esté listo hacia la medianoche, cuando los feligreses podrán acceder al recinto de unas 46.000 hectáreas.

Según detallaron los organizadores a Efe, el parque tiene capacidad para 600.000 personas, pero con una zona de contingencia que permite que el número se eleve hasta el millón prometido.

En el parque, un descampado con aspecto rural y ganadero, se ha instalado un enorme escenario en el que el papa oficiará la misa y donde se centran los trabajadores que ultiman los detalles.

En ese escenario trabaja “minuto a minuto” la producción para tenerlo todo a punto, agregaron los organizadores.

Para aplacar el sofocante calor, que mañana podría transformarse en una tormenta según las previsiones, han situado puntos de hidratación y repartirán decenas de miles de botellas de agua.

Además y para prevenir cualquier contratiempo, han establecido puntos médicos y habilitado corredores por si las ambulancias tienen que entrar al recinto para atender a quienes tengan algún problema de salud.

La contingencia no es en vano, ya que tendrán que pasar la noche al raso y el esfuerzo solo se verá recompensado cuando, frisando las ocho de la mañana, llegue el pontífice.

El ingreso a Catama será posible a través de ocho pasos en cada uno de los cuales habrá diez controles policiales para evitar problemas.

También habrá seguridad privada, y una de las personas que trabajarán en ese dispositivo, Maribel Acosta, explicó a Efe que reforzarán su labor, especialmente porque “la gente se lanza y quiere tocarlo”.

“No podemos permitir eso (...) estaremos atentos a esos tumultos que generan (los feligreses) entre ellos mismos, debemos evitarlo y (asegurarnos) que haya orden”, agregó.

Tras la misa, Francisco participará en el que tal vez sea el acto más simbólico de su visita de cuatro días.

Frente a Catama, a apenas 200 metros del escenario, se yergue el Parque de las Malocas, donde rodeado por reproducciones de esas viviendas indígenas participará en un acto con víctimas con el objetivo de promover la reconciliación tras más de medio siglo de conflicto armado.

Una de las mujeres que será voluntaria en ese acto es Miriam Lucía Franco, para quien ese será “el acto más importante” pero recordó que será “muy reservado”.

Ni ellos mismos conocen los detalles, aunque en la zona también concluyen la construcción de una plataforma con detalles rojos y alfombras grises donde se recogerán del sol de justicia, o la tormenta si llega, bajo un techado.

Los nervios crecen entre quienes esperan su llegada y Franco reconoce están “superemocionados”.

“Mire a todas estas mujeres aquí, vienen de Bogotá o de Medellín porque la gran mayoría pertenecemos a un grupo católico laico, Emaus, y somos voluntarios: algunos vienen desde otras ciudades que se han preparado para este trabajo tan bonito, para nuestro Señor”, dice mientras señala a la decenas de mujeres que la rodean.

Apenas alcanza a visualizar lo que sucederá, pero sí cree que “va a ser espectacular”, no solamente para ellos, sino también para la ciudad.

“Es algo único y tenemos la oportunidad de vivirlo y lo vamos a disfrutar desde el primer momento, por eso estamos aquí, vamos a caminar lo que nos toque caminar (...) lo hacemos de corazón porque la bendición es muy grande para la tierra y para nosotros”, concluyó.

También en el último de los escenarios, el del Parque Fundadores, ultiman el trabajo los operarios.

Allí Francisco tendrá su acto más íntimo y no han dejado ni el más mínimo detalle al azar: incluso los vendedores que nutrirán e hidratarán a los asistentes han sido controlados y sus antecedentes penales revisados.

A la puerta del parque esperan quienes creen que todavía pueden conseguir una entrada y observan la cruz que se ha erigido en el centro, donde orará Francisco.

Para la ocasión instalaron hoy una placa en su base en homenaje a las mas de ocho millones de víctimas del conflicto armado colombiano.

Por último, el papa sembrará un árbol de dos metros con la ayuda de dos sacerdotes. Será el árbol de la vida, el que se prometió sembrar cuando Colombia pusiera fin a más de medio siglo de conflicto armado.

Gonzalo Domínguez Loeda

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