Advierten que una mascarilla desechable tarda hasta 400 años en descomponerse

Madrid, 3 nov (EFE).- Cada mes se consumen en el mundo unos 129.000 millones de mascarillas desechables que pueden tardar hasta 400 años en descomponerse si no se gestionan adecuadamente, según datos del Proyecto LIBERA, que recuerda la importancia de ser responsables en la gestión de estos nuevos residuos.

En el caso concreto de España, la Fundación para el Conocimiento madri+d sostiene que si la mitad de los españoles usaran una nueva mascarilla quirúrgica al día, se consumirán alrededor de 705 millones al mes.

A la vista de estos datos, el Proyecto LIBERA, creado por las organizaciones SEO/BirdLife y Ecoembes con el apoyo e la Fundación Reina Sofía, ha puesto en marcha la campaña #NoAbandonesTusGuantesYMascarillas que recuerda que estos nuevos residuos deben acabar siempre en la papelera o en el contenedor de restos y no en el suelo de entornos urbanos o naturales.

El objetivo es evitar que las mascarillas utilizadas se conviertan en una nueva tipología de 'basuraleza' que, además de contaminar los ecosistemas, son un vector de contagio del SARS CoV-2 y un grave problema para la fauna ya que algunos animales pueden ingerirlas o quedarse atrapados en las gomas de sujeción.

Para Miguel Muñoz, coordinador de SEO/BirdLife del Proyecto LIBERA, debemos de “abrazar la ciencia” para encontrar la mejor manera “protegernos a nosotros y a nuestros espacios naturales”, mientras Sara Güemes, coordinadora de Ecoembes, ha advertido de la importancia de arrojar las mascarillas al contenedor gris porque “su abandono en entornos naturales tiene un impacto muy negativo”.

Según las conclusiones del tercer estudio sociológico sobre las “Actitudes frente a la basuraleza” desarrollado por el Proyecto LIBERA, el 68% de los españoles aseguraron estar bastante o totalmente concienciados con el abandono de residuos en la naturaleza.

Un 47% de las personas que participaron en esta encuesta aseguraron que recogían cualquier residuo que se encuentran fuera de lugar, aunque no fuera suyo; un 33% dijeron que llamaban la atención si veían a alguien arrojar basura a un sitio indebido y un 11% declararon que retirar basura de otros “no es su responsabilidad”.