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Los africanos, ciudadanos “de segunda” en repatriaciones por el coronavirus

Vista de uno de los trabajadores del Instituto Pasteur en Dakara, Senegal y que hasta esta semana era uno de los dos laboratorios, junto a otro en Sudáfrica, que podía analizar los casos sospechosos de coronavirus en África y que ha estado trabajando como laboratorio de referencia para los países de la región.

EFE

Dakar —

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Mame Mbaye Kane (28 años) es un estudiante senegalés en Wuhan, epicentro de la epidemia del nuevo coronavirus, para quien la vida se paralizó cuando la ciudad entró en cuarentena, los negocios empezaron a cerrar y el transporte dejó de funcionar.

Ya no va a la universidad porque no hay clases, su horario de sueño ha cambiado, durmiéndose a las ocho de la mañana y levantándose a las seis de la tarde en un país donde la neumonía causada por el virus ha provocado más de 720 muertos.

Sólo sale para buscar provisiones y mata el tiempo mirando partidos de fútbol en su ordenador, hablando con su novia o viendo series televisivas en la plataforma Netflix.

MÁS DE 80.000 ESTUDIANTES AFRICANOS EN CHINA

Muchos estudiantes africanos en China, donde en 2018 había más de 80.000 -según cifras oficiales- y se estima que más de 4.000 viven en Wuhan, ven cómo compañeros de otros países son repatriados de esa ciudad por sus gobiernos y esperan ansiosos su turno.

Estadounidenses, ingleses, franceses, españoles, alemanes. Parecía que esas repatriaciones las efectuaban países occidentales, pero también tomaron esta medida Bangladesh, Marruecos y Egipto, y Argelia organizó un vuelo para sus 36 estudiantes que también acogió a diez nacionales de Libia, Túnez y Mauritania.

A principios de semana, el presidente de Senegal, Macky Sall, declaró que el país no tiene “los medios” para poder repatriar a los 13 estudiantes senegaleses que se encuentran en Wuhan, una incapacidad que comparten muchos países subsaharianos.

Las reacciones entre la población no tardaron en aparecer y horas después se constituía el colectivo de familiares para pedir al Gobierno senegalés su “repatriación inmediata”.

“Ahora más que nunca, nuestros hijos tienen necesidad de oír que su presidente, su pueblo, la madre patria no les traicionará jamás”, declaró el miércoles Yoro Ba, el portavoz del colectivo y padre de uno de los senegaleses atrapados, emocionándose hasta perder la voz mientras leía el escrito redactado entre todas las familias.

“Todo lo que le pedimos (al presidente) es poner los medios que se necesitan y, si es necesario, contactar a los países amigos como España, Francia, Marruecos, Argelia o los Estados Unidos para ver cómo pueden ayudar repatriar a 13 personas, 13 personas no son muchas. Hemos visto que Argelia ha ayudado a Mauritania a traer a sus ciudadanos”, declara a Efe este padre preocupado.

SENTIMIENTO DE ABANDONO

Esta semana, las autoridades de Kenia dijeron que repatriarían a los 85 estudiantes kenianos atrapados en la ciudad en cuarentena, pero que sólo lo harán cuando China levante el cierre de Wuhan.

Un estudiante keniano, Waigwa Njogu, declaró al diario local Daily Nation que las últimas semanas habían sido desalentadoras y durante una llamada telefónica que duró una hora preguntó más de cinco veces por qué el Gobierno de Kenia los ha abandonado.

En Camerún la situación es similar. A principios de semana se supo que el primer africano conocido que murió por el coronavirus fue un estudiante camerunés de 21 años y las familias se organizaron para reclamar a su Gobierno la repatriación de los estudiantes.

“El problema es que no sabemos cuándo va a terminar (el cierre de la ciudad) y vemos que los otros vuelven a sus países y que es posible regresar”, cuenta a Efe por teléfono Amar Cheick Mbacké, portavoz de los senegaleses en Wuhan, asegurando que la gente está estresada y esperan ansiosos una solución por parte de su Gobierno.

“Mi hijo y los doce senegaleses en Wuhan están en buen estado de salud. El problema es que todas las actividades allí están paradas. Ahora mismo están aprovisionados, pero poco a poco los chinos cierran los edificios y la gente no puede entrar y salir y a veces hay que hacer varios kilómetros para encontrar provisiones”, explica a Efe este padre.

TEMOR A LA INCINERACIÓN

Ba alude, además, al temor a la incineración que tendría lugar si sus hijos fallecieran por el virus en China, recordando que ni musulmanes ni cristianos (tradicionalmente) la practican.

“Estamos atrapados. Las boutiques y supermercados están cerrados. La situación empeora día a día. Estamos muy cansados”, explica Kane a Efe por teléfono desde su habitación en Wuhan.

“Pienso que las autoridades estatales deben asumir la responsabilidad. Es el presidente de Senegal, le llamamos padre de la nación, es un jefe de familia, del Estado. Le pedimos que revise su discurso y asista a esos seres humanos”, explica a Efe en Dakar Mandiaye Kane, hermano de Mame Mbaye Kane.

Más allá de si los países de África Subsahariana tienen los medios o la voluntad para repatriar a sus nacionales, preocupa que el virus llegue al continente, el único junto a América Latina en el que todavía no se ha anunciado ningún caso positivo de coronavirus.

ALTO RIESGO DE CORONAVIRUS PARA ÁFRICA

No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) evalúa el coronavirus como de alto riesgo para la región africana y señala trece países con mayor riesgo, especialmente de África del Este, por sus vínculos directos o su elevado volumen de viajes a China.

Al tratarse de un virus nuevo, hasta principios de esta semana sólo había dos laboratorios en África (Senegal y Sudáfrica) que podían analizar las muestras y han estado trabajando como centros de referencia para el resto de países de la región.

Sin embargo, entre el jueves y hoy tiene lugar un taller en el Instituto Pasteur en Dakar, organizado por la Unión Africana y la OMS, al que asisten 15 países africanos para que también puedan realizar el test del nuevo coronavirus.

“La idea (...) es que se hagan formaciones en cascada para que en un plazo relativamente corto la mayor parte de países de África tengan la capacidad local de hacer el test en buenas condiciones”, explica a Efe Amadou Alpha Sall, director del Instituto Pasteur.

SUSPENSIÓN DE VUELOS Y CUARENTENA

En las últimas semanas se han investigado casos sospechosos en Kenia, Etiopía, Angola, Botsuana, Costa de Marfil, Guinea-Conakri, Camerún o Ghana siendo todos negativos, y se esperan resultados para un caso en Burkina.

Se han adoptado, asimismo, medidas como suspender los vuelos a China de aerolíneas nacionales en Kenia, Tanzania, Ruanda, Madagascar, Mauricio y Marruecos, aunque la mayor aerolínea de África, Ethiopian Airlines, tomó la polémica decisión de mantenerlos.

También se han reforzado en todos los países los controles en los aeropuertos y en algunos casos se ha puesto en cuarentena a quienes llegan desde China, como ha ocurrido en Uganda con cien personas en esa situación.

Sall considera que la potencial llegada del nuevo coronavirus a África es “una posibilidad que debe tomarse en cuenta”.

Aunque existe el temor de que si el virus aterriza en tierras africanas la debilidad de los sistemas sanitarios de diversos países complique la lucha contra el coronavirus, Sall remarca que se ha aprendido de la epidemia de ébola de 2014 en África occidental.

“No sé si va a ocurrir, pero cuando conocemos la historia de los virus respiratorios es razonable pensar que va a llegar y hay que prepararse”, admite el director del Instituto Pasteur en Dakar.

Mientras África está en alerta ante la eventualidad de un posible caso positivo de coronavirus en el continente, los estudiantes africanos en Wuhan esperan impacientes que sus Gobiernos decidan sacarlos del epicentro de la epidemia.

María Rodríguez

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