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Madrid reduce a la mitad las ayudas para que los niños más pobres puedan comer en el colegio

Algunas asociaciones de padres reivindican desde hace años la incorporación obligatoria del comedor, a cargo de fondos públicos, en la jornada escolar.

Sofía Pérez Mendoza / Natalia Chientaroli

El recorte de hasta el 50% en las ayudas de comedor en la Comunidad de Madrid deja a muchos niños y niñas sin la única comida completa del día. Desde 2011, todas las familias están obligadas a pagar al menos una cuota reducida para que sus hijos coman en la escuela. La gratuidad no llega ni siquiera a los casos más extremos: los hogares que sobreviven con la Renta Mínima de Inserción (375 euros) y que deben abonar 1,20 euros diarios por cada menú.

El Gobierno de Ignacio González ha congelado para 2014 el presupuesto destinado a estas becas y en dos años las ayudas han pasado de llegar a 120.000 alumnos a alcanzar solo a 52.000, según los sindicatos. El presupuesto reservado para apoyar a las familias con más necesidades se ha reducido a la mitad: de 32 millones de euros a 16. Un tijeretazo que, según Ana González, secretaria de Política Social e Igualdad de CCOO, “tiene consecuencias dramáticas” para una región en la que más de 200.000 niños se encuentran en riesgo de pobreza.

Paralelamente, la Comunidad de Madrid tiene desde 2007 bonificado el 100% del impuesto al patrimonio y se calcula que solo por eso deja de ingresar unos 300 millones al año. “Si se eliminaran estos beneficios fiscales, se podrían recuperar todas las ayudas y revertir los recortes en educación”, señala Isabel Galvín, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO.

“Las ayudas de comedor que se mantienen hoy en Madrid no pueden considerarse becas, sino reducciones”, denuncia José Luis Pazos, presidente de la FAPA Giner de los Ríos. Hace dos años, la normativa de comedores escolares cambió el formato de ayudas y lo sustituyó por otro basado en la creación de tres baremos en función de la renta de las familias. “El precio completo son 4,87 euros y las cuotas reducidas se dividen en dos escalones: 3,40 y 1,20 euros, para las hogares con menos ingresos”.

En esta circunstancia, CCOO exige la creación de un plan de emergencia para aplacar la situación de necesidad de miles de chicos y chicas. “Madrid no puede mirar hacia otro lado. En una región con más de medio millón de personas desempleadas y otras tantas con un trabajo que no les permite afrontar ni los gastos básicos, es necesario tomar más medidas. El Gobierno regional no puede desentenderse y dejar el bienestar social pendiendo del hilo de la caridad”, sostiene Galvín.

Menos alumnos en los comedores

El presidente de la FAPA también alerta de una disminución del número de comensales en los centros escolares. Muchas familias no pueden hacer frente al pago de la tasa reducida en un momento en el que, según un informe de CCOO, 1.250.000 personas viven en la región en la pobreza y más de 150.000 se han incorporado en el último año a las bolsas de pobreza. “¿Qué ocurre, entonces, con los niños y niñas que se quedan fuera del comedor por no poder pagarlo? La mayoría estarán malnutridos”, argumenta Pazos, que también achaca a la jornada continua la disminución en el volumen de alumnos que comen en el colegio.

Isabel Galvín reclama más atención para la situación de los alumnos y alumnas de secundaria. “Ellos también comen y son menores. Las ayudas nunca les han llegado y hemos detectado, sobre todo a finales del curso pasado, alimentación precaria, desmayos...”.

Desde algunas asociaciones de padres y madres llevan años defendiendo la incorporación obligatoria del comedor, a cargo de fondos públicos, en la jornada escolar de todos los niños y niñas. Ésta, considera José Luis Pazos, “es la única manera de garantizar la eliminación de diferencias entre el alumnado en este sentido”.

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