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La Teología de la Liberación entra en contacto con el grupo de cristianos de Podemos

Francisco, ante el Parlamento Europeo

Jesús Bastante

“¡Bien, Bergoglio!”. El pasado 25 de noviembre, Pablo Iglesias tuiteaba desde su cuenta personal el discurso del Papa Francisco ante el Parlamento Europeo. “Me sorprende estar en tantas cosas de acuerdo con este Papa”, decía el líder de Podemos. ¿Hasta dónde puede llegar esta convergencia? ¿Qué puede haber de Bergoglio en el discurso de Podemos?

Como ya informó eldiario.es, ya se han producido reuniones de alto nivel entre representantes de la Conferencia Episcopal y los partidos emergentes (Podemos y Ciudadanos), encuentros que tendrán continuidad en los próximos días y que buscan “normalizar”, en palabras de uno de los asistentes, las relaciones entre la Iglesia y el partido que más beligerante se ha mostrado contra los privilegios de la institución: Podemos.

No hay que esperar acuerdo alguno en esta materia, por más que el Papa Francisco haya hablado en infinidad de ocasiones de una Iglesia pobre y para los pobres, y haya arremetido en su última encíclica contra la propiedad privada y la sociedad que excluye y fagocita a los más pobres o a los que no producen lo suficiente. Pero sí es cierto que los puentes entre ambas organizaciones ya han comenzado a construirse. Y que el diálogo puede llevar, al menos, a comprensiones mutuas.

En este sentido, eldiario.es ha tenido acceso a una carta que el teólogo brasileño Leonardo Boff, uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación, ha enviado a Podemos. En la misma, el ex sacerdote brasileño anima a “construir un tipo de sociedad, no existente todavía, pero que, ciertamente, urge construir”.

Una sociedad que “deberá estar a la altura de los retos que vive la humanidad (…) que se siente ciudadanía planetaria y que rechaza las formas políticas dominantes, porque son formas restringidas que representan los intereses de pocos y no los de la mayoría de la población”. “Nos merecemos una sociedad en la que todos y todas quepan”, subraya Boff, quien añade que “esta crisis nos puede permitir un salto de calidad, un salto con rumbo a una sociedad en la cual sea menos difícil amar, ser solidario, ser comprensivo y ser fraternal”.

“Desde España, Grecia, Portugal, Brasil y desde todas las partes del mundo queremos construir esa Tierra de todos y para todos”, concluye la carta, que invita a hacer confluir “las líneas de fuerza del proceso evolucionario y planetario”. “Estamos predispuestos a ser agentes de esta nueva historia y de una nueva humanidad”.

El encargado de leer la será carta es el teólogo Benjamín Forcano, uno de los fundadores de la Asociación de Teólogos Juan XXIII y, por paradójico que pueda parecer, uno de los maestros de Juan Carlos Monedero.

La espiritualidad y la política

Y es que en torno a Podemos también ha surgido una corriente de espiritualidad, de la que forman parte significativos sectores de la Iglesia de base española. Son los curas antidesahucios de Murcia -algunos de ellos han participado en el encuentro de los Movimientos Populares con el Papa en Bolivia-; los sacerdotes de la parroquia roja de Entrevías; teólogos como Xabier Pikaza o Margarita Pintos, o políticos como el líder del partido en la Comunidad de Madrid, José Manuel López.

Los “creyentes” de Podemos se aglutinan en torno al Círculo Podemos de Espiritualidad Progresista, coordinado, entre otros, por José Antonio Vázquez, ex monje cisterciense de Huerta, que abandonó el monacato y “entró en política” para, desde su fe, intentar cambiar las cosas.

El Círculo -que el pasado 11 de abril celebró en una parroquia de Vallecas su primer congreso, con la asistencia, entre otros, del propio Monedero, quien defendió una vertiente espiritual para la política- se define como “abierto a todas las formas sanas y democráticas de vivir la espiritualidad, laicas, religiosas, teístas, ateas, creyentes y agnósticas”. Vázquez insiste en que “ni la política, ni la religión, pueden ser una política de tribu, de secta”. De hecho, en el círculo participan católicos, evangélicos, budistas, hinduistas, musulmanes, e incluso no creyentes.

Más allá de políticas concretas respecto a la laicidad, la presencia de la Religión en las escuelas, los Acuerdos Iglesia-Estado o los privilegios de la Iglesia católica en España, los “creyentes” de Podemos buscan incluir la espiritualidad como un elemento fundamental en el desarrollo de la ciudadanía, como un ámbito de encuentro, diálogo y construcción del bien común.

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