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La moral impuesta por la Iglesia española ahuyenta a los jóvenes católicos

Españoles en las jornadas de la juventud católicas de 2016.

Jesús Bastante

Alejamiento sin paliativos. La iglesia católica no convence a sus propios jóvenes. Pasa. Les deja hablar, pero no les presta atención. Su doctrina está alejada, no encaja con los deseos y desafíos de su propia juventud. Está demasiado centrada en una moral anquilosada y no sabe comunicar. Estas son algunas de las crudas conclusiones de la encuesta que los obispos españoles han encargado a diócesis y movimientos para preguntar a la juventud católica de España para preparar el Sínodo de Obispos del próximo año en el Vaticano.

Los datos dejan mucho que desear, incluso dentro de los más convencidos. Así, aunque el 60% de los chicos y chicas que trabajan en proyectos pastorales de la Iglesia española afirman ser escuchados, más de la mitad sostienen que la Iglesia “no les comprende”, y casi dos tercios denuncian que su opinión “no se tiene en cuenta”. Su visión de la fe difiere, con mucho, a la de la doctrina oficial, pues abogan por una institución que “tenga una actitud de cercanía y apertura hacia el mundo de hoy”, que sea “tolerante, dialogante y que acepte las diferencias”.

Una Iglesia “que acoja, que sea inclusiva, misericordiosa y samaritana; más moderna, que se comunique mejor, que renueve sus mensajes, que no sea excesivamente moralista” y que sea “comprometida con la justicia, con la solidaridad, con el cuidado del planeta”.

El responsable de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal, Raúl Tinajero, ha tratado de darle un aire positivo a los datos: “Los jóvenes se han pronunciado con total libertad” ante un cuestionario enviado desde el Vaticano y que servirá para que el Papa conozca cuál es la visión de la juventud católica de todo el mundo respecto a la Iglesia en la que viven.

Solo el 16% ve la religión fundamental

El grado de respuesta tampoco es para echar cohetes. De las 70 diócesis españolas, sólo contestaron 47, lo que da muestra de la poca participación de los jóvenes supuestamente comprometidos. De las aproximadamente 150.000 respuestas recibidas en el Vaticano, apenas 5.000 corresponden a la Iglesia española.

Datos poco halagüeños, teniendo en cuenta otro informe que también se ha presentado esta semana, el de la Fundación SM, y que también concluye que apenas un 40% de los jóvenes españoles se declaran católicos, y que únicamente el 16% consideran que la religión como algo relevante en sus vidas. Tinajero lo admite: “Los jóvenes no se sienten escuchados y tenidos en cuenta”.

“Nos piden salir fuera de las estructuras eclesiales, más apertura y acoger sin enjuiciar”, ha añadido el sacerdote. La encuesta de la Conferencia Episcopal, además, resalta cómo los jóvenes que trabajan en instituciones de la Iglesia reclaman a la misma “escucha, dedicación, acompañamiento, acogida”, así como “generar comunidades cristianas acogedoras y propositivas”.

La calle es el lugar más señalado como “espacio de encuentro” con otros jóvenes apartados de la fe. Las redes sociales, las ONG, la música o los centros de estudio o deporte son otros de los rincones donde entrar en diálogo con otros jóvenes. También la familia, considerada un elemento fundamental en su crecimiento personal.

El estudio también recoge las opiniones de los formadores de estos jóvenes, especialmente en lo tocante a los problemas que ven en la educación de los chicos católicos en un entorno cuando menos hostil. El tono difiere, con mucho, al que expresan los jóvenes. Así, se afirma que “la influencia de ciertas ideologías en la educación provoca serias dificultades para que aparezca la dimensión trascendente del ser humano y el planteamiento de decisiones definitivas”, un lenguaje mucho más cercano al utilizado por los obispos que al de la juventud.

Del mismo modo, señala el informe, que ya se ha enviado a Roma, “las antropologías más extendidas en los centros educativos, que ponen el tener por encima del ser, no ayudan a la apertura a la trascendencia; silencia las preguntas últimas, como el sentido de la vida, y se conforma con el materialismo, utilitarismo y pragmatismo reinante”.

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