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La entrada en vigor de la nueva ley antiburka agita el debate en Dinamarca

La entrada en vigor de la nueva ley antiburka agita el debate en Dinamarca

EFE

Copenhague —

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La reciente entrada en vigor en Dinamarca de una nueva ley que prohíbe el uso en lugares públicos del burka y del nicab ha sacudido el panorama político danés y provocado reacciones en forma de manifestaciones y gestos de apoyo.

La nueva normativa, que rige desde el 1 de agosto y está inspirada en otras similares vigentes en Francia y Austria, castiga con multas el uso público de cualquier prenda que cubra el rostro, desde el velo integral a los pasamontañas, a no ser que tenga un propósito reconocido (ropa de invierno, protección para trabajos).

Las sanciones son de 1.000 coronas danesas (134 euros), que se elevan a 10.000 (1.343 euros) a partir de la cuarta vez, y ya han sido aplicadas a una mujer que llevaba un nicab (velo que deja al descubierto solo los ojos, cubiertos en el caso del burka) la semana pasada en Hørsholm (noroeste del país).

“Este es nuestro mensaje a la policía: cada vez que una mujer sea castigada con una multa por elegir vestirse según sus convicciones religiosas, haremos una manifestación”, gritaba ayer una joven con nicab en una concentración delante de la comisaría de Bellahøj (Copenhague), a la que acudieron un centenar de personas.

“Mi ropa, mi elección”, rezaba uno de los eslóganes que se gritaban ayer y en las dos manifestaciones de la semana pasada en Copenhague y Aarhus (segunda ciudad del país) al entrar en vigor la normativa, organizadas por grupos como Mujeres por el Diálogo (que reúne a jóvenes musulmanas) y el Frente Juvenil Socialista.

“Es la primera vez que salgo de casa en días, cada vez que cruzo la puerta soy en principio una delincuente. Violo la ley, y hay un riesgo de que me pare la policía y me multe, además de poder ser víctima de un delito de odio o de que alguien se tome la justicia por su mano”, denunciaba ayer Sabina, de 21 años y que vestía nicab.

El rechazo a la nueva ley ha tenido más formas: la cantante danesa más internacional, MØ (vocalista en el éxito mundial “Lean On” de Major Lazer con DJ Snake), se puso un pasamontañas durante su actuación en un festival local esta semana.

El diseñador de origen iraní Reza Etamadi hizo desfilar a varias modelos vestidas con nicab y a otras con trajes de policía durante la semana de la moda en Copenhague, rechazando el castigo a mujeres “que ni amenazan ni causan daño a nadie, solo por su ropa”.

Y el empresario y activista argelino Rachid Nekkaz anunció que viajará en septiembre a Copenhague para pagar la multa de cualquier persona que haya sido o sea sancionada por llevar el velo integral, una iniciativa que ya había puesto en práctica con anterioridad en países como Francia, Austria, Bélgica y Suiza.

Su ofrecimiento ha reactivado el debate político sobre una ley aprobada en mayo con el apoyo del gobierno liberalconservador, el islamófobo Partido Popular Danés (su aliado externo) y el Partido Socialdemócrata, líder de la oposición, aunque no sin tensiones dentro de las propias formaciones que la respaldan.

Los “populares” han defendido modificar la norma para introducir penas de cárcel de 7 días -14 en caso de reincidencia-, un castigo que estaba incluido en la proposición de ley inicial pero que fue eliminado durante su tramitación.

“Quizás uno pueda pagar las multas de otros, pero no puede ir a la cárcel en su lugar”, dijo hace unos días el portavoz de ese partido en inmigración, Martin Henriksen.

El Partido Liberal del primer ministro, Lars Løkke Rasmussen, se ha mostrado receptivo al cambio y ha sugerido una pena de cárcel “leve” o una sanción en forma de servicios a la comunidad por violar una ley que el Gobierno defiende por castigar una práctica que va contra los valores de la sociedad danesa.

El diario conservador Jyllands-Posten, defensor de una dura línea en inmigración y muy crítico con el islam, calificaba sin embargo en un editorial la norma de “parodia” y considera que viola valores fundamentales como el derecho a elegir vestimenta o a manifestar las convicciones religiosas.

A la polémica se han sumado incluso voces del exterior, como la del exministro de Exteriores conservador británico Boris Johnson, quien en un artículo de opinión publicado hace unos días en el diario Daily Telegraph comparaba el aspecto de mujeres con burka con el de un “buzón de correos” y el de “ladronas de bancos”.

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