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¿Cómo se estudia a Franco en los colegios?

Imagen de la Feria del Libro en 1975 .

EFE

Madrid —

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La dictadura de Franco en los libros de texto empezó siendo un tema propagandístico, se convirtió luego en un capítulo sobre el que pasar de puntillas en clase y, cuatro décadas después, es un asunto que se aborda sobre todo en Bachillerato -puede caer en la EBAU- y que aún tiene algunos tabúes.

Es la opinión expresada a Efe por profesores con motivo de la próxima exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, que lleva a preguntarnos qué y cuándo estudian sobre él las nuevas generaciones y en qué se diferencia de lo explicado en clase hace décadas.

Bastan dos ejemplos para hacerse una idea de cómo han cambiado las cosas:

En la enciclopedia Álvarez, libro de texto habitual en los años cincuenta y sesenta, se decía: “Fue el generalísimo Franco, al frente del Ejército y de muchos buenos patriotas, quien llevó a término una nueva Reconquista (...) puede decirse que es el salvador de España”.

Este curso 2019-2020, en un libro de Historia de España de SM de segundo de Bachillerato, se lee: “Nombrado Generalísimo durante la guerra, aprovechó los años de conflicto para construir una dictadura totalitaria y personalista que se prolongó hasta su muerte”.

Sexto de Primaria y Cuarto de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) son en la actualidad los cursos en los que alumnos pueden encontrar por primera vez el franquismo en sus libros, pero no es hasta Segundo de Bachillerato (17 o 18 años) cuando profundizan más.

BASTANTE DESCONOCIMIENTO

“Excepto un grupo más o menos involucrado en el tema por curiosidad o por su familia, se percibe bastante desconocimiento” entre los chavales sobre Franco, asegura José Luis Valero, profesor de Historia en un instituto público madrileño.

“Está menos presente de lo que pensamos los adultos; es un asunto que poco tiene que decirles en su día a día y se sienten desconectados”, comenta.

En Sexto de Primaria solo se sitúa cronológicamente a Franco y en Cuarto de la ESO, el régimen franquista apenas se toca porque está al final del temario y “muchas veces se queda sin dar o se da muy superficialmente”, especifica Valero.

En Bachillerato “se profundiza más, pero porque suele caer en la EBAU (antes denominada Selectividad)”, como sucedió en la últimos exámenes de la Comunidad de Madrid, en la que, en la asignatura de Historia de España, se pedía analizar un texto sobre Falange Española y se preguntaba sobre la creación del estado franquista.

Con la Ley de Memoria Histórica o ahora con la exhumación “de repente preguntan ¿esto qué es?”. Y como son “multimedia”, explicarlo con cartelería, propaganda, canciones y películas hace que los alumnos tengan más idea de lo que se habla, aclara.

“Los procesos históricos son subjetivos, pero hay que dedicarles la suficiente objetividad”, asevera este docente, que es delegado del sindicato UGT y que concluye: “con el franquismo sucede como con otros procesos históricos en otros países, que no ha transcurrido suficiente tiempo”.

PARTE DE LA REPRESIÓN SIGUE OCULTA

Enrique Javier Díez, profesor titular de la Facultad de Educación en la Universidad de León y autor del estudio “La memoria histórica en los libros de texto escolares”, dice que estos manuales ahora abordan el franquismo con “mayor rigor”, pero que buena parte de la represión de la dictadura franquista sigue “oculta cuando no tergiversada”.

“Aunque se han introducido contenidos relacionados con la resistencia antifranquista de los hombres -las mujeres apenas son tenidas en cuenta-, lo que se ha resaltado sobre todo son los movimientos y organizaciones de resistencia de corte más moderado”, señala.

Así, “se dedican muchos más contenidos y atención a la resistencia política de los años 60 que a toda la lucha guerrillera de los maquis durante los 20 años anteriores”.

Tampoco en los libros de texto aparece de forma sistemática la actual labor de los movimientos de recuperación de la memoria histórica ni se desarrolla “el papel legitimador de la Iglesia en el proceso de represión (buena parte de las editoriales de los libros de texto están en manos de ella) o los mecanismos 'legales' de incautación de bienes de familias republicanas represaliadas y las consecuencias de ello”, enfatiza Díez.

En su investigación (2010-2011), y como algo positivo, asevera que “va desapareciendo el falseamiento de las causas” de la guerra, aunque “todavía queda algún texto extemporáneo donde se sigue afirmando que fue originada por el caos que produjo la Segunda República”.

También va desapareciendo la utilización del lenguaje para minimizar la gravedad de los hechos, como el término “alzamiento” o “levantamiento” que se utilizó en bastantes manuales en vez de golpe de Estado o sublevación, recalca.

En su trabajo percibió que los jóvenes “sabían más del nazismo que del franquismo”.

Para este experto, “es crucial el papel del profesorado, pero no lo es menos el papel de las editoriales y de las comunidades autónomas”.

Fuentes de la editorial Anaya han señalado que Anaya Educación elabora sus manuales de acuerdo con los contenidos que dictan los currículos de las Administraciones educativas de las diferentes comunidades y en los cursos que estas establecen.

“La Historia se sigue estudiando a través de los libros de texto que dominan la mayor parte del tiempo escolar. De ahí su importancia, pues esos textos están construyendo el imaginario colectivo de las futuras generaciones”, añade Díez.

Pilar Rodríguez Veiga

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