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Un picnic por los cuidados y el feminismo antirracista en la plaza de Nelson Mandela

Cientos de manifestantes llenan la plaza Nelson Mandela en Lavapiés

David Noriega

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Las mujeres que han secundado la huelga han tomado este mediodía la plaza de Nelson Mandela, en el barrio de Lavapiés, para reivindicar los cuidados y el feminismo antirracista. Mientras, han cogido fuerzas en este picnic, uno de los que se han celebrado en diferentes puntos, para la gran manifestación de esta tarde, tras una mañana repleta de actos. El objetivo, hacerse visibles. “Hoy hacemos huelga, se nos tiene que ver. Si nos quedamos en casa, menudo plan”, ejemplifica Concha, una de las asistentes.

Ella ha acudido con su hermana María y con su amiga Consuelo. “Hemos empezado a las ocho con las bicicletas de la cuesta de Moyano; a las 11, estuvimos en la lectura del manifiesto en el barrio de Salamanca y comeremos aquí unos bocadillos, porque es día de no consumo”, explica mientras recuerda que la huelga, además de laboral y de cuidados, es también de consumo. También han estado en la manifestación de estudiantes. “Me he emocionado mucho viendo a tantas mujeres jóvenes”, recalca. Allí estuvo Raquel, que se ha juntado en la plaza con sus amigas Belén y Sophie. “Hay mucho que reivindicar”, afirman. “Si todas faltáramos a trabajar, se pararía este país. Se tiene que notar ese hueco”, defienden.

Luna y Marta tienen 20 años y son estudiantes. Han decidido acudir a esta plaza porque “es un punto de encuentro muy reivindicativo”. Frente a un gran cartel en el escenario en el que se lee ‘el feminismo será antirracista o no será’, estas jóvenes explican que este 8 de marzo se manifiestan para “lograr los mismos derechos y mismas libertades, no solo para nosotras, también para mujeres más pobres o racializadas. Mucha gente se centra en un movimiento feminista para las más privilegiadas, como nosotras, pero hay otras mujeres que tienen otra gran lucha”.

“Dicen que lo tenemos todo ganado”

Zully es de Colombia. Al preguntarle responde: “Pero yo no soy de Madrid”. Su mensaje es claro, “una cosa es la lucha de la mujer blanca y otra la de la mujer negra. Las que son inmigrantes tienen una discriminación por ser mujer, negra, inmigrante, de pronto lesbiana…”. “Hay personas que dicen que lo tenemos todo ganado”, añade. Y suelta una carcajada. Son las dos de la tarde y comienzan a subir al escenario diferentes portavoces de la comisión 8M. Ponen de manifiesto, precisamente, estas problemáticas. “Queremos decir que somos muchas mujeres trabajando en que el feminismo sea antirracista, que sea un feminismo de verdad y que tenga presente las reivindicaciones de todas las mujeres. Luchamos por los derechos de todas y cada una de nosotras. Por eso, queremos verlas a todas en todas las manifestaciones antirracistas”, proclamaban. 

“Hay compañeras que no pueden estar aquí, que tienen derecho a huelga pero que no pueden hacerla, que son internas, o que no pueden dejar tirados los cuidados. Por ellas vamos a desbordar las calles”, defendían micrófono en mano. Y la plaza empezó a corear: “No estamos todas, faltan las internas”. La reivindicación de que los cuidados se coloquen en el centro de la vida y que sean compartidos por hombres y mujeres también estaba en las conversaciones compartidas entre tuppers y bocadillos. “En cuidados hoy tenemos servicios mínimos”, bromea Sonia. Está en la plaza con un grupo de amigas, todas trabajadoras y madres. “La huelga laboral es la más fácil de hacer. La difícil es la de cuidados”, comentan.

Llevan toda la mañana juntas. Preparando antifaces, pelucas y pancartas, primero. Después, recorriendo el barrio y protestando frente al Hotel Ibis de Lavapiés, por la especulación inmobiliaria en la zona, y en el Carrefour de la misma plaza, abierto “24 horas, siete días a la semana, con trabajadores en condiciones precarias. Es el capitalismo en su máxima expresión”, señalan. Es una de las razones por las que se vuelvan con el 8M: “Se está denunciando un poco todo”.

“Nos hemos quitado horas de sueño y nos hemos organizado para politizar las ollas, los delantales y las calles. Para que estos trabajos tengan unos derechos y no seamos solo las mujeres, y especialmente las migrantes, las que sostengamos la vida”, decía sobre el escenario una miembro del colectivo de trabajadoras del hogar ‘Territorio Doméstico’. Lo hacía justo antes de comenzar a cantar, ataviadas con pelucas de colores, una canción del álbum que presentarán el próximo día 17. Y comenzó la fiesta, aunque sin olvidar que aquello era una reivindicación. De hecho, y ya con la plaza abarrotada, las asistentes se volcaron con ‘La puerta violeta’, un himno contra la violencia de género, de Rozalén, que interpretó varios temas sobre el escenario. “Cada una aporta lo que puede aportar. Yo he venido a aportar mi voz”, dijo.

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