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La guardia sanitaria de cada Nochevieja: alcohol y más alcohol

La guardia sanitaria de cada Nochevieja: alcohol y más alcohol

EFE

Madrid —

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La guardia sanitaria de esta madrugada será un año más la de las borracheras y las intoxicaciones etílicas por excelencia en unas horas en la que se brinda a veces sin control por la llegada de un año nuevo, y eso al final pasa factura, sobre todo a las mujeres, a quienes les afecta más el alcohol.

Cuantitativamente, las reyertas no son significativas, por lo menos para el personal sanitario de Samur-Protección Civil, según ha señalado en una entrevista a Efe Emilio Benito, supervisor de guardia de este servicio de asistencia madrileño, que tiene por delante una noche intensa de trabajo.

Y se puede ver perfectamente en cifras: un viernes normal, de doce de la noche a seis de la mañana, este personal atiende a una media de 50 personas y en la Nochevieja del año pasado en esa misma franja horaria asistió a 162, es decir más de tres veces más.

La mayoría de esas asistencias fueron por intoxicaciones etílicas y las chicas, las más afectadas, como ocurre cada fin de semana. Son las protagonistas de esta noche en la que los médicos, enfermeros y técnicos del servicio viven lo que llaman ellos “dos momentos de apretón”.

“En el entorno de las campanadas que va entre las once y la una de la madrugada estamos recogiendo borrachos prácticamente sin sentido; recogemos incluso más antes de las campanadas que después”, dice Benito, que ha trabajado en al menos tres guardias de Nochevieja en los treinta años que lleva en el servicio.

Después de ese momento, cuando se va desalojando la Puerta del Sol, baja notablemente la actividad del Samur, porque la gente se dirige a las discotecas.

Pero luego hay un segundo “apretón” porque la actividad vuelve a despuntar entorno a las seis o siete de la mañana: “A esa hora vamos recogiendo gente que va absolutamente pasada de alcohol y que ya esta además agotada de toda la noche de juerga”.

¿Cual es “peor borracho”?. La respuesta es clara, según Benito: “El de las once de la noche, porque ha hecho una ingesta compulsiva de alcohol muy rápida y cae preso de la fase hipnótica de la intoxicación etílica, el grado cuatro, lo que se conoce como coma etílico”.

El de las seis o siete de la mañana, según el supervisor, “no tiene tanto alcohol, lo ha ido consumiendo paulativamente y le ha dado tiempo a liberarlo un poco por la orina, pero lo que está es agotado”.

Por todas estas razones, esa persona que es asistida sobre las once de la noche tiene que ser trasladada a un hospital, mientras que la de las seis o siete de la mañana es atendida en el lugar e incluso a veces después de que se ha ido recuperando el servicio de asistencia le traslada a su domicilio, si está cerca.

La madrugada, no obstante, es una goteo constante y por eso se refuerza el personal y también las ambulancias y son más los voluntarios que se suman a colaborar en estas horas de tensión en la que los profesionales sanitarios deben atender estas situaciones, muchas de ellas desagradables porque las personas que son atendidas “no controlan y por tanto no colaboran”.

Pero hay que estar ahí, como también lo está el personal sanitario de los hospitales, como el Reina Sofía de Murcia, cuyo jefe del servicio de urgencias, Pascual Piñera Salmerón, sostiene que la guardia del día después de Nochevieja es a veces más problemática que la anterior.

En su hospital, la guardia es de 24 horas y va de nueve a nueve de la mañana, y los problemas, según explica a Efe el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), comienzan a partir de las cuatro o cinco de la madrugada del 1 de enero.

A esa hora, las personas comienzan a desplazarse y algunas de ellas conducen bebidas y llegan los accidentes de tráfico, pero además es cuando la gente se empieza a poner peor de las intoxicaciones etílicas o cuando se da cuenta que está enferma y que tenía que haber ido antes al hospital aunque fuera Nochevieja.

En la guardia de hoy y en la de mañana, este equipo de urgencias tendrá que atender a entre un 10 y un 15 % de personas más que un festivo cualquiera, la mayoría también serán intoxicaciones etílicas, con lo que no saben si podrán tomar las uvas, pero lo que es seguro es que no tomarán nada de alcohol. Belén Escudero

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