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“Nuestros hijos no son recortables”

Protesta y juegos en La Cebada durante la jornada de huelga (Olga Rodríguez)

Olga Rodríguez

Madrid centro, barrio de La Latina. El Campo de La Cebada, lugar de encuentro gestionado por una asociación barrial y una asamblea del 15m, se ha convertido hoy en un espacio de reivindicación política. Madres, padres y estudiantes se han dado cita para hacer visible la huelga que secundan contra los recortes en la enseñanza pública.

Junto a la entrada principal dos pancartas definen las peticiones de la huelga: “Nuestros hijos no son recortables” y “Solo la educación pública garantiza la igualdad de oportunidades”.

Hay estudiantes de al menos tres colegios públicos: El Instituto de secundaria San Isidro, y los colegios de primaria San Ildefonso y La Paloma. Los del San Isidro, que son los mayores, se encargan de animar y vigilar a los más pequeños: Les pintan la cara, organizan juegos y bailan al ritmo de la música infantil, ante la mirada asombrada de los de primaria. De vez en cuando gritan: “Educación pública para todos”.

Rita López, integrante de la Asociación de Madres y Padres del Colegio público La Paloma, es la artífice de esta idea:

“Me pareció importante dar visibilidad a la huelga, dar énfasis al hecho de que los más afectados son los niños, los estudiantes. Como muchas madres y padres trabajan, pensé que era buena idea que algunas nos ofreciéramos para cuidar a los hijos de los demás”, señala.

Sin profesora de música

“El efecto de los recortes ha sido inmediato. Por ejemplo, mis hijos ya no tienen profesora de música. Se jubiló la que había y ya no van a reponer. Hay menos profesores de apoyo. Eso supone que se arme un jaleo tremendo cuando van al comedor, o que simplemente ya no puedan hacer actividades fuera del aula. Lo más terrible es cuando les pides que te cuenten qué hacen, de qué hablan en el cole. A mí me responden: ”Es que hay tanto lío en clase que no me oye la profesora“. ¿Cómo van a aprender a expresarse en aulas con 28 niños?”, denuncia Rita.

Mientras los chavales juegan, las madres y padres intercambian frustraciones. “La educación no podrá ser de calidad si no se invierte”, advierten Roberto y Omar, padres de dos niños.

“El gobierno es un gestor público, y por tanto debería velar por lo público. Sin embargo, a golpe de neoliberalismo, está recortando inversión en la educación pública en beneficio de lo privado. Dan dinero público a los concertados. Son tales las ventajas que dan a los concertados, que hay un auténtico negocio detrás. Un negocio que evidentemente perjudica a la sociedad, excepto a ese 1% para el que trabajan. El que pueda, se paga la educación privada. Y el que no, cada vez se encontrará con menos servicios”, protestan.

“A nosotros en concreto nos afectan las subidas de las tasas, de las guarderías, y la reducción de las actividades extraescolares, que han disminuido a la mitad”, añaden.

Sara, estudiante del Instituto San Isidro, lo explica así: “Somos demasiados en la misma clase. Treinta y cinco estudiantes por aula, mientras en los colegios privados hay veinte. Si siguen apostando por lo privado, habrá más masificación. Es intolerable. Por eso iré hoy a la manifestación”, dice mientras pinta unos bigotes de gata a una niña pequeña.

A unos metros de ella, dos madres, Eva y Ana, comentan que en el Instituto Fortuny sus hijos no han tenido profesores de inglés y de educación física hasta ahora: “No los contrataron hasta la semana pasada. Y así se ahorraron pagar a dos profesores en septiembre. Y los chavales sin inglés ni gimnasia”.

Menos profesores de apoyo

“Por eso estamos aquí”, explica Ana. “Porque se están cargando la educación pública para favorecer la privada, van a crear guetos, se están cargando la calidad de la enseñanza. Los talleres del Ayuntamiento ya no existen: ni ajedrez, ni teatro, ni taller verde. En el colegio San Ildefonso se ha jubilado una profesora de apoyo y no pueden contratar otra. Y ahora como quitan las becas de libros y de comedor, la gente no tiene más remedio que tirar de los abuelos, a veces tan mayores, que van a recoger a los niños para darles de comer. Y Wert diciendo que si mejora el rendimiento podrán aumentar aún más los recortes. Es insultante”.

Entre los padres de las AMPAs presentes en el Campo de La Cebada está Carlos Fernández Liria, profesor de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid:

“Se está destruyendo una de las mayores conquistas del siglo XX: La educación pública. Es un sistema elitista: el Estado financia cada vez más la privada, provocando el aumento de la brecha entre ricos y pobres. Los niños de las familias más humildes serán los más perjudicados”.

La situación en la Complutense

“La situación en la Universidad es desastrosa también”, relata Fernández Liria.

“En la Complutense no hay dinero para pagar a profesores y proveedores. O pagan a unos, o pagan a otros. El rector nos reunió el otro día para decirnos que existe la posibilidad de que la Universidad sea intervenida. Es decir, que coloquen a un tecnócrata al mando, que se desprendería de los profesores contratados, pagaría la mitad a los funcionarios por el mismo número de horas, e incluso se plantearía privatizar la gestión de algunas facultades ”golosas“, como la de Medicina. El personal de limpieza ya está cobrando con retraso, y es probable que este mes no cobren. Si es así, iniciarán una huelga indefinida el 5 de noviembre. Imagínate, las facultades serán entonces unas pocilgas”, explica.

Wert, “un error circunstancial”

El Campo de La Cebada ha sido también el lugar elegido por el presidente de la Confederación Española de de Asociaciones de Padres de Alumnos, José Luis Pazos, para ofrecer una rueda de prensa ante una multitud de medios de comunicación. Pazos ha dicho que la convocatoria ha sido secundada en Madrid por un 80% de los estudiantes, y que en otras comunidades se ha llegado al 100%.

“Wert es un error circunstancial de la educación española, lo sabe todo el mundo. Rajoy no se puede permitir el lujo de cesarlo hoy aunque lo esté pidiendo todo el mundo, porque dentro de tres o cuatro meses, cuando se apruebe la reforma, quien esté al frente de este sector va a tener que ser cesado, al ser una reforma que nadie quiere”, ha señalado Pazos.

“Hace falta un cambio de mentalidad y lo primero es un cambio en el Ministerio, porque no se puede dialogar con quien no quiere”, ha añadido.

A última hora de la mañana alguien coloca otra pancarta en La Cebada. En ella se lee: “Todo lo que se recorte ahora en Educación pública, se pagará muy caro en el futuro. 3.736 millones de euros menos”.

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