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Decenas de puntos de cuidados liberan la carga extra de las mujeres para que se sumen a la huelga feminista

Punto de cuidados organizado en la asociación vecinal 'El Sol de la Conce', este 8 de marzo de 2019.

Carlos del Castillo

Decenas de puntos de cuidados se han habilitado este 8 de marzo por toda España para dar soporte a la huelga feminista. Su objetivo ha sido ofrecer una solución para las mujeres que querían participar en las marchas y actividades de la jornada pero carecían de un apoyo en el que delegar el cuidado de menores o personas dependientes bajo su responsabilidad. La mayoría ofrecían ludotecas, pero otros muchos contaban también con desayuno, comida y cena, actividades en el exterior o talleres.

Los puntos de cuidado han sido gestionados por voluntarios que han querido apoyar de esta forma la huelga feminista. Eso, sí, una frase se repetía en cada uno de ellos: “No queremos que la foto de hoy sean los hombres currando”, dejaban claro todos ellos al ser interpelados por eldiario.es. El movimiento feminista alcanzó el consenso de que estos voluntarios no emitieran declaraciones ante los medios para evitar desviar el foco del día de las reclamaciones y acciones que han protagonizado las mujeres este 8M.

“En las semanas previas hemos debatido sobre qué papel deben tener los hombres en esta huelga. En el caso de aquellos que participamos en puntos de cuidados, somos hombres conscientes de nuestros privilegios y el día del 8M decidimos apoyar la huelga asumiendo las labores de cuidados que recaen en las mujeres a diario. Por ello hemos acordado que no es el día adecuado para hacer declaraciones”, explica un comunicado emitido por la Comisión Estatal del 8M: Los hombres nos hemos apoderado de la esfera pública e institucional, restringiendo de esta a las mujeres. Por ello consideramos necesario minimizar nuestra visibilidad“.

Uno de los puntos de cuidados que más actividad tuvo en la histórica huelga feminista de 2018 en Madrid fue el Espacio Vecinal de Arganzuela (EVA), y este año ha vuelto a repetir. El EVA está profundamente interconectado con el tejido social del barrio de Legazpi, algo que se deja notar en jornadas como esta. Es la una y media de la tarde y medio centenar de niños se sientan a comer en el comedor del centro. La mayoría tienen 8 o 9 años, pero hay pequeños que cuentan apenas 3, mientras que los mayores tienen 12 o 13. 

Unos 30 voluntarios se reparten las tareas de la cocina y la supervisión de las mesas, pero también de la ludoteca, la sala de vídeo, la biblioteca e incluso la sala de la siesta, donde ya hay un niño acostado. Hasta 50 voluntarios se han apuntado a colaborar y pasarán por el espacio a echar una mano en algún momento del día. El centro de cuidados del EVA abre hasta las 8 de la tarde.

Pero no todos han tenido la misma actividad. A las 11, al punto de cuidados organizado en la asociación cultural ‘El Sol de la Conce’ todavía no había llegado ningún niño, pero una decena de voluntarios los esperaba con los brazos abiertos. Está ubicado en un pequeño local del madrileño barrio de Ventas y dispone de juegos y actividades. Mientras llegan los pequeños o personas dependientes a cargo de alguna mujer que quiera hacer uso del espacio para sumarse a la huelga, los hombres debaten cómo corregir las actitudes que les hacen no asumir este tipo de tareas en la vida diaria.

“Queremos hacer de los cuidados un ejercicio colectivo porque esa es la base de las acciones sociales y políticas. No se cambian las cosas desde la individualidad”, expone el comunicado oficial de la asamblea feminista. “El apoyo mutuo y la solidaridad están en la base de los movimientos sociales y se hace desde lo colectivo. En un día de huelga feminista como el de hoy, 8 de marzo, hemos decidido aplicar estas tácticas que se han demostrado eficaces en esta y otras luchas”, concluye el texto.

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