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Un punto de luz para iluminar el futuro de los jóvenes de la periferia romana

Varios jóvenes estudian en el Punto Luce delle Arti" este martes en el barrio de Ostia, uno de los más degradados de la periferia romana y corazón de la mafia. Este nuevo centro lúdico y educativo, creado por Save the Children en colaboración con Bulgari, busca alejar a niños y adolescentes de la criminalidad e iluminar un futuro que se presentaba sombrío.

EFE

Roma —

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En el barrio de Ostia, uno de los más degradados de la periferia romana y corazón de la mafia, un nuevo centro lúdico y educativo busca alejar a niños y adolescentes de la criminalidad e iluminar un futuro que se presentaba sombrío.

Durante años, la violenta lucha por el territorio entre varios clanes mafiosos habían convertido este enclave del litoral romano en una zona no apta para las familias, que empezaron a abandonarlo, lo que provocó hace un año el cierre de una de las pocas escuelas del lugar, la Renato Gattuso.

Fue Save the Children, en colaboración con Bulgari, quien pujó por hacerse con este gran edificio de 1.200 metros cuadrados, y lo convirtió en un “Punto Luce dell Arti”, un punto de luz en el que “el arte es un instrumento de emancipación” para los adolescentes, según cuenta a Efe Elio Lo Cascio, el responsable de esta ONG para los “Punto Luce” de Roma.

“Son periferias carentes de cualquier servicio, es difícil encontrar un cine, un teatro o un museo”, explica Lo Cascio, quien añade que las actividades que realiza el centro (talleres de cine, fotografía o diseño), normales para cualquier chico, “representan para estos jóvenes una experiencia extraordinaria” en ese desierto cultural que es Ostia.

Ahora la escuela abandonada es un moderno centro ideado por diseñadores de Bulgari, quienes han dejado su marca con vivos colores, en gamas cálidas, que simbolizan la “luz” que a partir de ahora ilumina este barrio.

UN LUGAR DE PERTENENCIA ABIERTO AL BARRIO

Los adolescentes salen de la escuela y van directos al “Punto Luce”, muchos sin pasar por casa, para hacer los deberes con ayuda de educadores, y luego, a partir de las 16:00, empezar las actividades, que van desde el “parkour” (la favorita de los chicos) hasta el dibujo de cómics, pasando por teatro o talleres de rap.

“Los jóvenes reconocen el centro como un lugar de pertenencia”, señala la coordinadora del “Punto Luce” de Ostia, Sara Forlani, quien no ve ninguna estigmatización hacia los chavales que acuden al lugar por las tardes.

El centro está abierto a chicos de entre 6 y 18 años del barrio, y a él asisten incluso los hijos de los “capos” mafiosos, reconocen fuentes de la organización, aunque el conflicto que azota estas calles no se ha trasladado dentro de los muros del centro.

La única competitividad se da en el gimnasio, durante los partidos de baloncesto o voleibol, o en el aula de música, donde los chicos improvisan rimas, o imitan las de los raperos italianos más famosos.

A través de estas actividades, los jóvenes no solo aprenden aptitudes profesionales, sino que desarrollan las “soft skills”, apunta Forlani, como “motivación, pensamiento crítico o autodeterminación”.

El objetivo es que los chavales “se estimulen y puedan encontrar una pasión, construir su propio proyecto personal”, según Lo Cascio, algo que tendrían difícil por la lejanía (física y simbólica) hacia las oportunidades laborales y culturales del centro de la ciudad.

“UN PAÍS PROHIBIDO PARA LA INFANCIA”

El de Ostia supone el “Punto Luce” número 25 de Save the Children, una iniciativa que ha abierto centros en los barrios más desfavorecidos de las ciudades italianas desde 2014, algo que según el responsable de la organización en Roma “llena vacíos” en la atención a menores proporcionada por el Estado.

“Los 'Punto Luce' no pueden eliminar la pobreza educativa, pero representan un incentivo para que nazcan nuevos servicios para los chicos en las periferias”, asegura Lo Cascio.

Según la ONG, Italia es “un país prohibido para los menores”, ya que cada vez hay más niños en situación de pobreza, pasando del 3,7 % en 2008 al 12,5 % de los menores en 2018, cifras que se disparan en las regiones del sur, como el sangrante 42,8 % de pobreza infantil en Calabria.

Según cuenta Lo Cascio, “frente a la crisis, muchos países de Europa han aumentado la inversión en el futuro, en los jóvenes”, mientras que Italia ha hecho “todo lo contrario”.

Otra de las muestras de este país prohibido son los espacios para los jóvenes, muchos de ellos abandonados, como el Skatepark de Ostia, a pocos metros del “Punto Luce”, y que era un lugar de encuentro para los adolescentes, pero hoy está cerrado y en ruinas.

“Era el último baluarte del deporte, de la pertenencia, del encuentro”, lamenta Forlani, quien explica que después de su cierre los jóvenes pasaban las tardes “vagando por el barrio”.

Ahora, sin embargo, los más de 300 chavales inscritos en el “Punto Luce” pasan aquí las tardes, entre deportes, manualidades y música, más cerca de oportunidades a las que, en la periferia de la periferia, difícilmente podrían acceder.

Álvaro Caballero

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