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Los inmigrantes del Aquarius: Vinimos por una vida digna y “no podemos respirar”

Miembros de la Asociación Aquarius Supervivientes 2018 tras presentar, coincidiendo con el segundo aniversario de la llegada del buque con 630 inmigrantes al puerto de València, el balance de su situación.  EFE/Kai Försterling

EFE

Valencia —

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Llegaron el 17 de junio de 2018 a Valencia con el deseo de vivir una vida digna pero, dos años después, los inmigrantes que desembarcaron del Aquarius sienten que no pueden “respirar”, muchos no tienen trabajo ni una casa para vivir y piden al Gobierno que “cumpla sus promesas” y regularice su situación.

“Estamos encontrando dificultades para vivir nuestras vidas porque somos negros”, ha asegurado en rueda de prensa el presidente de la Asociación Aquarius Supervivientes 2018, Moses Von Kallon, quien ha leído un manifiesto donde afirma que aunque cuando llegaron a España se sintieron “parte” de este país y tenían la “esperanza de un futuro mejor”, esto “no ha sido posible”.

Este miércoles hace justo dos años que llegó al Puerto de Valencia el buque Aquarius con 629 inmigrantes, en un operativo de emergencia sin precedentes, y 78 de ellos se trasladaron a Francia, donde según afirman “todos tienen papeles”, y de los 551 restantes, 374 formalizaron su solicitud de protección internacional en España y todas las solicitudes se admitieron a trámite.

Actualmente, con datos hasta este martes del Ministerio del Interior, han sido resueltas 66 solicitudes, de las cuales 49 han sido denegatorias, 8 con reconocimientos del estatuto de refugiado y 9 archivadas. El resto está aún en tramitación.

Aunque recibieron ayuda del Gobierno durante 18 meses, un periodo durante el cual han estado aprendiendo español, algo que consideran el “primer paso para la integración”, desde diciembre del pasado año todos han salido del programa de acogida y en estos momentos son independientes y autónomos. “No recibimos asistencia ni ayuda de nadie para vivir, trabajar o estudiar”, aseguran.

Como solicitantes de protección internacional disponen de un documento, la “tarjeta roja”, que les permite vivir y trabajar legalmente en España hasta que el Gobierno responda a su solicitud de regularizar la situación, pero aseguran que son muy pocas las empresas que la conocen y no la aceptan cuando están buscando trabajo “porque no se fían”.

Se han preguntado si en el caso de que el Aquarius hubiera llegado lleno de europeos o americanos habrían sido abandonados por el Gobierno. “No, el Gobierno regularizaría su situación en pocos meses. En nuestro caso, como somos africanos y somos negros, el Gobierno se olvida de nosotros y nos abandona”, aseguran en el manifiesto.

Moses Von Kallon asegura que la vicepresidenta del Consell y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra -quien ha apelado al “imperativo legal, político y moral” y ha pedido al Gobierno que agilice su regularización administrativa- es para ellos “como una madre que piensa en sus hijos. Tenemos una madre que piensa en nosotros”.

Durante la rueda de prensa, Emily Sini, libia de 42 años, ha denunciado la “mala experiencia” de las mujeres que llegaron a Valencia, y asegura que aunque la comida, un lugar para vivir y un trabajo “es muy importante para la vida”, muchas de ellas “viven en la calle y no pueden respirar. Es muy duro”.

“No pueden pagar un alquiler ni una habitación para dormir, no tienen dinero para pagar comida. En mi habitación tengo trece mujeres y no hay nada, ni apoyo para comprar comida”, asegura Emily Sini, que trabajaba como enfermera en Libia y pide “por favor” que se regularice su situación.

Alie Bah, quien llegó a Valencia con 17 años y fue llevado a un centro en Alicante, donde asegura que le “trataron mal” y le “echaron a la calle” y estuvo viviendo en ella durante una semana hasta que, gracias a Cruz Roja, fue al Centro de acogida de Mislata (Valencia), afirma que el Gobierno español “tiene que cumplir sus promesas”.

“Tenemos talentos, algunos tenemos títulos pero no podemos homologar nuestros papeles aquí”, ha explicado Alie Bah, quien ha asegurado que están en España “para tener una mejor vida, trabajar y hacer cosas buenas”, aunque advierte: “Con nuestra situación es muy complicado, necesitamos papeles, la tarjeta roja no significa nada”.

También Jamiu Shaibu explica que durante la crisis sanitaria del coronavirus han estado trabajando en sectores como el de la construcción, el campo o la limpieza: “Trabajamos duro y fuimos más vulnerables”, ha dicho para añadir que no saben qué tienen que hacer para que el Gobierno sepa que son “trabajadores” y quieren “compartir el desarrollo del país”.

“¿Qué necesita el Gobierno para confiar en nosotros y darnos nuestros papeles? Porque queremos trabajar y no ir contra la ley. Siempre nos estamos cuidando entre nosotros para no ir contra la ley”, ha afirmado Shaibu.

El próximo sábado, Día Internacional de las Personas refugiadas, celebrarán a las 20 horas un acto reivindicativo por la regularización en la plaza de Patraix, en Valencia.

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