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“Inmunidad escudo”, estrategia para atender a la población ante nuevo brote

Una mujer se hace un test rápido para detectar el COVID-19 en el centro sanitario Canal Salat, de Ciutadella, Menorca, EFE/David Arquimbau Sintes/Archivo

EFE

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Controlar a los casos asintomáticos, los grandes propagadores del coronavirus, y detectar entre sanitarios y cuidadores curados a quienes hayan desarrollado “super-anticuerpos”, una “inmunidad escudo” que les capacite para atender a la población, son estrategias clave para enfrentarnos a un nuevo brote epidémico.

Estas son las propuestas de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) que avanza su secretaria Carmen Cámara, en una entrevista con EFE, en la que también analiza la dispar respuesta que presenta el sistema inmune de los afectados por COVID-19.

La doctora trabaja en la Unidad de Inmunología del Hospital Universitario La Paz de Madrid donde ya han empezado a caracterizar la respuesta inmunitaria de los pacientes infectados para intentar resolver las incógnitas de un virus, el SARS-CoV-2, todavía poco conocido.

“No hay patrón de paciente”, explica la inmunóloga clínica. “Sabemos que en el 80% de los casos el sistema inmune funciona correctamente y los afectados son leves e, incluso, asintomáticos”.

“Pero hay otro 20% -añade- que desarrolla una linfopenia severa (descenso de los linfocitos) y que fracasa en controlar la propagación del virus. A pesar de ello, el sistema inmune lo sigue intentando hasta provocar una inflamación exagerada” en las vías respiratorias.

Aunque esta reacción es más frecuente en pacientes mayores porque “han perdido la capacidad de desarrollar una buena memoria inmunológica”, apunta, también otros más jóvenes presentan esta complicación respiratoria.

Para saber por qué ocurre, la Unidad de Inmunología de la Paz ha iniciado el seguimiento de su personal sanitario contagiado con el fin de encontrar biomarcadores que puedan explicarlo.

La diferencia entre la reacción inmunológica de unos y otros podría tener una base genética, desconocida hasta el momento. También podría responder a un defecto en la inmunidad innata, aquella que se desata cuando no consigue controlar al virus y provoca un daño.

La respuesta inmunológica de los niños frente al coronavirus es más potente que la de los adultos, ya que es muy bajo el porcentaje que llega a la fase más crítica de la enfermedad.

“En los niños, el virus entra menos y se replica menos”, aunque son transmisores por “su forma de moverse, por su higiene...pero no porque ellos expelan más virus al ambiente”, precisa la doctora.

ASINTOMÁTICOS, LOS GRANDES PROPAGADORES

Para Carmen Cámara, los casos asintomáticos de coronavirus han sido los “grandes propagadores” no tanto por su carga viral, sino por su presencia social.

En su opinión, han sido “el gran fracaso” de los países europeos más afectados por no detectarlos y aislarlos y evitar así contagiar “a una población virgen, sin anticuerpos”.

La portavoz de la SEI considera que España tiene que prepararse para poder diagnosticarlos con más test antes de la llegada de un nuevo brote en otoño, “si es que el virus nos da una tregua en verano”.

“En un estado ideal todos nos tendríamos que hacer test combinando PCR y determinación de anticuerpos, pero eso no parece sostenible para el sistema. Pero sí que esos test sean accesibles para los casos leves y sus contactos de riesgo”, indica tras precisar que incluso los asintomáticos suelen presentar algún indicio de la enfermedad.

“Creemos que en España puede haber un porcentaje alto de asintomáticos, pero eso se verá en el estudio serológico a una muestra de más de 60.000 personas” que prepara el Instituto de Salud Carlos III.

INMUNIDAD ESCUDO E INMUNIDAD COLECTIVA

Ese estudio serológico ofrecerá una fotografía del grado de expansión del virus en la sociedad y servirá para acometer la fase de desescalada del confinamiento.

“La inmunidad colectiva se produce cuando el 60-70% de la población ha pasado una enfermedad y ya es posible proteger al resto y eso pasa con las vacunas de los calendarios establecidos por el sistema sanitario”, manifiesta la inmunóloga.

“Alcanzar esa inmunidad ahora con el coronavirus es complicado, porque su transmisión es tan rápida que, si los casos no se detectan y se aislan, terminan atascando el sistema de salud y aumenta la mortalidad”, como ha ocurrido en España y en otros países.

Según la experta, una vez que contemos con ese mapa epidemiológico habría que dar un paso más y detectar la denominada “inmunidad escudo”.

Y se haría en un grupo concreto: personal sanitario, de residencias o cuidadores familiares que, tras la enfermedad, hayan desarrollado “super-anticuerpos”, es decir, “niveles que reflejen que están protegidos frente a una nueva infección”.

Unas defensas que les convierten en escudo protector para el resto de la población y les permiten ocupar la primera línea de atención y cuidados.

Por eso, la SEI recomienda hacer un estudio de inmunidad en ese grupo mediante pruebas más sofisticadas que los test rápidos que informen sobre el tipo de anticuerpos, la cantidad y si son neutralizantes, es decir, si bloquean al virus como ocurre con el sarampión o la varicela.

Y también comprobar durante cuánto tiempo permanecen en el organismo. El seguimiento de los casos de China desde diciembre de 2019, origen del brote, reflejan que las reinfecciones son escasas y que, a día de hoy, los curados siguen teniendo anticuerpos.

En cualquier caso, la mejor solución contra un virus es una vacuna aunque, según la inmunóloga, no cree que esté disponible antes de que llegue la época invernal ya que tienen que cumplir las fases establecidas de la investigación.

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