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El mapa de la discriminación entre hombres y mujeres en Guatemala

as mujeres que no han tenido la oportunidad de poder estudiar tienen una media de 5,7 hijos, mientras que las de primaria tienen 3,6, las de educación media 2,2 y las de superior 2,1.

EFE

Guatemala —

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Más desempleo. Menos escolaridad. O más hijos cuanta más pobreza. A pesar de las conquistas de las últimas décadas la brecha y la discriminación entre hombres y mujeres sigue siendo notable en Guatemala y los últimos datos del censo han evidenciado la situación dibujando el mapa de la discriminación.

Aunque desde hace siglos las mujeres de todo el mundo se han organizado para reivindicar sus derechos y luchar contra la discriminación, la consecución de la igualdad sigue siendo un horizonte que no se alcanza y al ritmo actual la organización Internacional de Trabajo reconoció que se tardará cinco siglos.

No se sabe si Guatemala irá a ese ritmo pero los últimos datos censales muestran que en el país, donde hay 14.901.286 de personas -de las que el 51,5 por ciento son mujeres-, las diferencias entre unos y otros siguen siendo abismales.

1. MENOS NIVEL EDUCATIVO, MÁS HIJOS

El promedio de hijos por cada mujer de 12 o años o más es de 3,8, lo que supone un descenso con respecto a los datos anteriores: 4,4 (2002) y 4,6 (1994). Pero esta cifra cambia en función de los estudios, del área donde viven o de su etnia.

Las mujeres que no han tenido la oportunidad de poder estudiar tienen una media de 5,7 hijos, mientras que las de primaria tienen 3,6, las de educación media 2,2 y las de superior 2,1, unas diferencias que también se notan en el lo rural (donde tienen unos 4,3 hijos) y lo urbano (donde baja a 3,4).

Los extranjeros son los que menos hijos reportan, 2,9, mientras que la cifra va subiendo en función de la etnia a la que declaran pertenecer: 3,4 las afrodescendientes; 3,5 las ladinas; 3,7 las garífunas; 4,5 las xinkas y 4,3 las mayas.

2. ANALFABETISMO

Del total de la población, 12.528.937 tiene siete años o más y a ellos se les preguntó si saben leer o escribir. Y aunque la cifra de alfabetos se situó en el 81,5 por ciento (10 puntos porcentuales más que en 2002, cuando eran 71,2) hay una diferencia entre hombres y mujeres.

Del 18,5 por ciento que reconoce que no saber leer y escribir (2.313.920 personas), el 61,06 por ciento son mujeres (1.412.813) frente a solo 901.107 hombres, y esta diferencia, aunque menos plausible, también existe entre los que sí saben: el 85 por ciento de los hombres y el 78,3 por ciento de las mujeres.

3. ESCOLARIDAD

Hay 2.062.505 personas de siete años o más que admiten que no tienen ningún nivel de escolaridad y de esta cifra el 61,15 por ciento (1.261.353) son mujeres

De los 12,5 millones cuestionados, las mujeres que reconocen no tener ningún nivel de escolaridad es el 19,4 por ciento, frente al 13,3 por ciento de los hombres; mientras que solo el 5,2 ha ido a la Universidad, frente al 5,7 de los varones, y un 27 por ciento tiene un nivel medio, frente al 30,9 por ciento delos hombres.

Los niveles más bajos de escolaridad se reparten de la siguiente forma: preprimaria, 2,7 para hombres y 2,4 para mujeres, y primaria, 47,5 para hombres y 46 para mujeres.

4. TRABAJO

La situación laboral no escapa a esta realidad. De los 14,9 millones de guatemaltecos, 9.928.561 tienen 15 años o más y por ende están en edad de trabajar, siendo más las mujeres (5.219.586) que los hombres (4.708.975).

Como Población Económicamente Activa hay 5 millones, de los 3,5 son hombres y solo 1,4 millones mujeres, y como población económicamente inactiva hay 4,9 millones de personas, de las que el 75,8 por ciento son mujeres (más de 3,7 millones), y de ellas casi 3 se dedican a los quehaceres del hogar, sin ninguna remuneración.

5. LA VIOLENCIA SEXUAL

Aunque estos datos no están reflejados en el censo, la representante de ONU-Mujeres en Guatemala, Adriana Quiñonez, destaca que en el país las cifras siguen siendo desorbitadas. En los primeros seis meses del año se han registrado 66.107 embarazos en niñas de 10 a 19 años, de los que 31.721 son en menores de edad.

Y según las investigaciones, continúa, la mayor parte de los que embarazan a las pequeñas son personas “que las conocen”, como familiares o vecinos, y es necesario tomar conciencia de que ellas, en esta situación, pierden la oportunidad de estudiar y de trabajar, creando una relación de “dependencia” que a tan temprana edad es muy probable que sea “violenta”.

Aunque Guatemala prohibió el matrimonio infantil, en menores de 14 años, es necesario que esta norma contenga sanciones en el Código Penal y que se deje de “negociar con la vida de las niñas” porque a veces el matrimonio lo entienden como una oportunidad de futuro.

Además, solo en 2018 fueron asesinadas 794 mujeres, 2,17 al día, y cada 60 minutos se denunció una violación, 8.694 al año y 23,82 al día.

5. EL ALCANCE Y EL SIGNIFICADO

Para Quiñonez la situación “es muy crítica” y evidencia cómo a las mujeres, desde bien pequeñas, se les asignan “roles de cuidado de hermanos” y del hogar porque invertir en la educación de las niñas no es una prioridad, y más en lugares remotos.

“Se está perdiendo la mitad de la apuesta laboral que podría estar aportando al país, lo que eso muestra es que muchas veces las mujeres están trabajando en negocios familiares (...) pero no se contabilizan sus contribuciones y esto las deja en una situación de desprotección total”, proclama, y recuerda que son ellas, las mujeres, las que son “transmisoras de la cultura” y “madres de las nuevas generaciones”.

6. LA SOLUCIÓN

Aunque recuerda que el papel de las mujeres en la democracia o el proceso de paz se ha reconocido un poco, pide involucrarlas en la toma de decisión para empezar a cerrar “estas brechas tan grandes” que tienen un costo para la vida de las personas “muy alto”.

Y por eso Quiñonez aboga por empezar desde los municipios, en procesos de desarrollo comunitario, para tomar los aportes de las mujeres, empoderarlas y facilitarlas la vida laboral, con una mayor inclusión desde el sector privado.

“Si no se hacen políticas afirmativas pueden ser tres siglos o más” los que se tarde en lograr la igualdad, agrega, y aboga, como ya lo han hecho otros organismos, por aprobar una ley de cuotas para integrarlas en el mercado laboral.

Patricia Pernas

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