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Los meteorólogos también hablan del tiempo en el ascensor
Los meteorólogos no se libran del recurrente tema del tiempo cuando van en ascensor o están entre amigos, pero huyen de lo técnico y tratan de amenizar el momento con anécdotas, chistes o chascarrillos de la profesión.
Ángel Rivera trabajó durante 38 años en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), los últimos siete como portavoz, cuando descubrió que el esfuerzo de los meteorólogos por comunicar el tiempo ha contribuido a “ponerlo de moda”.
“Por muy de ciudad que seamos, tenemos la necesidad del contacto con la naturaleza y la información del tiempo nos acerca a ella”, ha asegurado este experto, coautor con la meteoróloga Beatriz Hervella del libro “El tiempo compartido: diálogos de meteorólogos”, en el que revelan algunos de los aspectos más desconocidos de esta popular disciplina.
Ambos conversan a lo largo de 240 páginas sobre su pasión de predecir el tiempo y la frustración de no poder cambiarlo cuando es adverso, de la necesidad de comunicar correctamente o de los otros usos de las predicciones desde la irrupción de internet, el acceso masivo a las fuentes de información o las redes sociales.
“Los meteorólogos también hablamos del tiempo en el ascensor y en nuestra vida cotidiana, pero no de predicciones; yo te contaría alguna curiosidad, como que el tamaño de tu nariz puede indicar si tus antepasados pasaron frío”, ha asegurado en una entrevista con Efe Beatriz Hervella, licenciada en Física de Partículas.
Para esta experta, fundadora de MeteoGalicia y durante una década presentadora de la información meteorológica en la televisión gallega, los ciudadanos apenas cometen errores cuando hablan del tiempo; “estáis muy bien informados, da gusto oíros”.
“Desde que llegó internet es más fácil ser autodidacta, abrió un campo increíble que con las redes sociales terminó de explotar, y ahora hablamos todos, de tú a tú, académicos o no, y quien no quiera hacerlo se perderá el tren”, ha asegurado.
Para Ángel Rivera, primer presidente de la Asociación de Comunicadores de Meteorología (ACOMET), existe un creciente interés del espectador por la información del tiempo porque “se está dando cuenta de lo que pasa con el clima”.
Pero también ha influido la calidad de las predicciones, las presentaciones son más atractivas y es creciente la participación del público con fotos o vídeos; “se dan las condiciones para una comunicación perfecta”, ha subrayado.
Rivera ha lamentado, sin embargo, que algunos medios difundan mensajes alarmantes por ganar un titular; “hay que saber de qué se habla cuando se citan huracanes, tornados o ciclogénesis explosivas y evitar que una información falsa cree problemas innecesarios”.
Éste, su cuarto libro, “tiene dos originalidades, su estructura en forma de diálogo y el hecho de que aborda la meteorología desde la mirada de dos generaciones que a su vez vienen de instituciones bien distintas”.
“Yo aporto la visión veterana -ha explicado- pero la frescura y creatividad de Beatriz es infinita; ella aplica la predicción a cualquier cosa, contempla muchas formas de comunicar, aunque nos ha sorprendido que estábamos más de acuerdo de lo que creíamos”.
Para Beatriz, Ángel “es como cuando llegas en verano a casa de los abuelos, subes al ático y descubres un armario nuevo lleno de cosas secretas, abres un cajón y hay otro compartimento, una historia que enlaza con otra”.
Y ha reconocido que en la meteorología “había muchas cosas que cambiar, el lenguaje era demasiado envarado, incluso militar, y ahora es más simplista, más cotidiano, las nuevas generaciones hemos roto con el encorsetamiento y nos hemos acercado a las necesidades reales de la gente”.
Aunque “queda mucho por hacer”, han coincidido ambos autores, y Ángel Rivera echa en falta alguna aplicación móvil que unifique el mensaje de todos los servicios asociados a la meteorología, como son la Aemet, la DGT o Protección Civil.
“Hay que coordinarse para dar un mensaje único y contundente, pues a la gente no le interesa tanto lo que vaya a llover, sino si esa lluvia le va a complicar su rutina y qué tiene que hacer para evitar problemas mayores”, ha relatado.
Y ha reclamado una “ley de meteorología que reparta juego”, porque, pese a que la Aemet dispone de un servicio coordinado de delegaciones, “no nos acercamos tanto a las autonomías como lo hace un servicio autonómico”.
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