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Miedo en los barrios chabolistas de Nueva Delhi por una orden de desalojo

Miedo en los barrios chabolistas de Nueva Delhi por una orden de desalojo
Nueva Delhi —

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Nueva Delhi, 23 sep (EFE).- Primero el confinamiento contra el coronavirus acabó de golpe con el pequeño puesto de frutos secos de Rekha Devi. Luego, cuando las calles y el negocio volvieron a la vida, esta joven residente de un barrio chabolista junto a las vías del tren en Nueva Delhi descubrió con horror una orden de desalojo.

La directiva del Tribunal Supremo indio afecta a más de 200.000 personas que viven junto a las vías en la capital, incluidas Devi y las casi setenta familias que residen en su mismo asentamiento de casas de techo de chapa y lona en el norteño barrio de Mithai Pul.

VIVIR JUNTO A LAS VIAS DEL TREN

“Cuando nos llegó la noticia de que íbamos a ser desalojados no pudimos dormir, estábamos preocupados. ¿Adónde iríamos con nuestros hijos si nuestro asentamiento es destruido?”, dice Devi a Efe, cubriéndose el rostro con un trozo de su colorido sari.

La joven explica que desde hace quince años vende, junto a su marido, frutos secos en un pequeño puesto justo a la salida del barrio chabolista.

Una vecina, uniéndose a la conversación frente a la tienda de comestibles local y un pequeño templo hindú, se apresura a añadir que ella misma reside desde hace medio siglo en este angosto barrio encastrado entre dos bulliciosas calles y las vías de ferrocarril.

Medio siglo conviviendo con todas las incomodidades que eso acarrea: falta de baños y agua corriente, la basura que se apila en los márgenes del asentamiento y la estrechez de convivir con decenas de personas que hacen del distanciamiento social una quimera. Aunque los residentes afirmen que aquí la COVID-19 no ha llegado.

Irónicamente y a causa de la pandemia, el número de trenes se ha reducido en todo el país y el barrio casi parece ahora un remanso de paz frente al estrépito del tráfico, aunque la contaminación sonora y el peligro de vivir junto a las vías persiste.

DESALOJO EN TRES MESES

El máximo órgano judicial de la India ordenó el pasado 31 de agosto el desalojo de los barrios chabolistas a menos de quince metros de las vías del tren, donde según la ley no se pueden construir viviendas.

En total son 48.000 hogares o más de 200.000 miembros de la capa más pobre de la sociedad india, que se concentran en diversos puntos de la red ferroviaria delhí.

“Los asentamientos que se encuentran en las zonas de seguridad deberán ser eliminados en un periodo de tres meses y no debería haber ninguna interferencia, ni política ni de otro tipo”, dictó el Supremo.

Los afectados recibieron el pasado 14 de septiembre un alivio temporal, cuando el fiscal general de la India, Tushar Mehta, anunció que el Gobierno indio no impulsará los desalojos en las próximas semanas.

El Ejecutivo se encuentra en consultas sobre la situación con Ferrocarriles y el Gobierno de Nueva Delhi, que hace una semana se mostró favorable a elaborar un plan de realojamiento para las 48.000 familias.

EL PROBLEMA DE LA REALOJO

El hecho de que el Supremo no dedicase ni una palabra hacia un posible realojo de los residentes indigna al abogado especializado en derecho a la vivienda Ali Zia Kabir Choudhary, perteneciente al colectivo indio Human Rights Law Network (HRLW).

“Los habitantes de los barrios chabolistas y el problema de la basura son tratados en el mismo párrafo”, lamenta Choudhary.

Para el abogado, cuya organización ha interpuesto un recurso para detener los desalojos, la ley india recoge el derecho a la vivienda como fundamental y los precedentes legales son claros.

“Incluso si se necesita la tierra para un propósito público y hay que echar a los residentes de los barrios chabolistas, hay que rehabilitarlos”, zanja.

De vuelta en el barrio de chabolas de Mithai Pul, el activista de HRLW Dev Pal Shakya matiza que el realojo no puede ser, en ningún caso, forzoso.

Pero, ¿por qué se negaría alguien a vivir en una casa sólida, con agua corriente y electricidad?

“La mayoría de los lugares de realojamiento se encuentran muy lejos y las personas deben enfrentarse a muchos problemas. Por eso tantos residentes no quieren marcharse” de sus chabolas, explica a Efe Shakya.

Y es que los habitantes de barrios chabolista dependen de su sueldo diario para comer.

Empleados en muchos casos como vendedores ambulantes o domésticos en la economía informal, que engloba a cerca del 80 % de la fuerza laboral india, la cercanía al puesto de trabajo es crítica.

Ese es precisamente el caso de los residentes del pequeño barrio de chabolas. El mercado donde venden sus frutos secos está literalmente sobre sus casas y las vías del tren.

“Por eso vivimos aquí debajo y tenemos el mercado ahí arriba (...) Si destruyen la zona tendremos muchos problemas y todo el mundo perderá su trabajo”, dice a Efe uno de los líderes de la zona, Subodh Bind, desde su vivienda de techo bajo apenas iluminada por el resplandor de una antigua televisión de tubo catódico.

David Asta Alares

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