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La vida de las minorías religiosas en la teocracia islámica iraní

La vida de las minorías religiosas en la teocracia islámica iraní

EFE

Teherán —

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Ser una minoría religiosa en una teocracia chií es factible aunque no siempre fácil. Los cristianos, judíos y zoroástricos practican sus ritos con libertad en Irán pero deben someterse a las leyes islámicas, lo que implica ciertas limitaciones.

Estas comunidades son las tres minorías reconocidas por la Constitución iraní gracias a su origen preislámico y cuentan con representantes en el Parlamento, así como con templos y escuelas para conservar sus tradiciones.

La principal línea roja es el proselitismo y las conversiones, perseguidas por las autoridades iraníes, que también vetan a los fieles de estas religiones en ciertos empleos gubernamentales y en las fuerzas de seguridad.

Pese a las restricciones, miembros de estas tres comunidades consultados por Efe negaron sufrir el nivel de discriminación y abusos recogidos por el reciente informe sobre libertad religiosa del Departamento de Estado estadounidense.

Dicho informe denunció detenciones por cargos como “insultos al islam”, la negación de permisos para construir lugares de culto, la confiscación de material religioso y limitaciones en el ámbito laboral y educativo.

Para Siamak Morehsedg, representante de los judíos ante el Parlamento iraní por tercer mandato consecutivo, es normal que haya algún problema al tratarse de “una religión minoritaria en un país regulado por otra religión” como Irán, donde el 99 % de la población es musulmana.

No obstante, el diputado y médico destacó a Efe que hay “muchos judíos en puestos importantes” y que en Irán no hay antisemitismo. Los judíos -dijo- no se sienten aludidos por el famoso lema de la República Islámica de “Muerte a Israel” porque diferencian entre judaísmo y sionismo.

En su despacho del hospital caritativo judío de Teherán, en el que la mayoría de los pacientes y facultativos son musulmanes, defendió que no hay restricciones para enseñar hebreo y que disponen de más de 50 sinagogas y de carnicerías “kosher”, que cumplen las normas judías de alimentación.

En la actualidad viven unos 25.000 judíos en Irán, la mayor población en Oriente Medio tras Israel, según los datos de Morehsedg, quien agregó que muchos emigraron tras la Revolución Islámica de 1979 pero que este fenómeno se frenó con el tiempo.

La emigración ha hecho mella entre las minorías religiosas de todo Oriente Medio. También la población de cristianos armenios en Irán disminuyó hasta 80.000.

La comunidad armenia, la más numerosa de los cristianos, seguida por los asirios, cuenta con tres diócesis y dos diputados en el Parlamento.

También tiene sus iglesias, escuelas de armenio y clubes sociales, en cuyo interior se puede consumir alcohol y las mujeres pueden estar sin velo, y participar en coros y grupos de baile, todo ello prohibido en Irán.

Irán reconoce a los armenios, así como a las otras minorías citadas, el derecho a comportarse en esos espacios según su cultura y tradiciones, algo que sin embargo no es suficiente para el joven exmilitar Suida Omidi.

En la puerta de la catedral armenia de San Sarkis, en el centro de Teherán, Omidi expresó a Efe su rechazo a que su madre tenga que cubrirse con un velo en la calle, como todas las mujeres, musulmanas o no.

De madre cristiana armenia y padre musulmán, ya divorciados, se considera cristiano, pero la ley le designa como musulmán, un credo que se ve “obligado” a decir que profesa para poder trabajar, después de que le expulsaran de la Marina por este motivo.

A todo esto se suma el peligro que afrontan los conversos: “Tengo amigos musulmanes que se convirtieron al cristianismo y que ahora están en prisión”, denunció Omidi, vestido de negro y con un crucifijo al cuello.

Sobre esta situación hace especial hincapié el informe de EEUU, que recoge los casos de detenciones de conversos y de misioneros, ya que la ley iraní prohíbe a los ciudadanos musulmanes renunciar a su fe.

Esto afecta sobre todo a las misiones de los evangélicos, en el punto de mira del Gobierno iraní, mientras que los armenios, judíos y zoroástricos tratan de evitar el proselitismo para vivir en paz.

Al respecto, una fiel zoroástrica, que prefirió el anonimato, indicó a Efe que ellos pueden practicar sus ceremonias con total libertad pero que a sus templos los musulmanes solo pueden acudir una vez.

“Si la gente va y viene mucho es problemático, porque las autoridades piensan que hacemos propaganda”, agregó en uno de los centros de culto de Teherán de esta ancestral religión monoteísta, profesada por unas 25.000 personas en Irán.

Las minorías citadas tienen sus derechos religiosos garantizados gracias a su presencia en Irán antes de la llegada del islam. Una suerte que no comparten por ejemplo los bahaíes, víctimas de discriminación e incluso persecución en la mayoría de los países de Oriente Medio.

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