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El crimen organizado, a la caza del rentable delito de pornografía infantil

El crimen organizado, a la caza del rentable delito de pornografía infantil

EFE

Madrid —

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Entre 50.000 y 100.000 pedófilos de todo el mundo circulan por internet a la caza de pornografía infantil, una actividad en la que ha entrado de lleno el crimen organizado. La Policía ve con preocupación la presencia cada vez mayor de estas redes internacionales en un delito “muy rentable” y complejo de combatir.

Los datos que Unicef recuerda con motivo esta semana de la celebración del Día Internacional de la Infancia son también alarmantes: una de cada diez niñas de todo el mundo ha sido violada, en ocasiones, con el objetivo de colgar en internet estos abusos.

Se estima que el 20 por ciento de toda la pornografía que circula por internet tiene como protagonistas de las imágenes y vídeos a niños.

Aquí, en España, la asociación Protégeles ha recibido desde el año 2000 más de 300.000 llamadas sobre pornografía infantil. 22.000 informaciones las han trasladado a las fuerzas de seguridad que ven detrás de la comisión de este delito a un cada vez mayor número de redes internacionales.

Y aunque el tráfico de drogas es el principal “negocio” de las organizaciones -la mitad de los grupos desmantelados el pasado año en España tenían como principal actividad la cocaína y el hachís-, los investigadores de la Brigada Tecnológica de la Policía (BIT) han comprobado cómo en los últimos años complejas tramas internacionales se están especializando en proporcionar nuevos materiales de pornografía infantil.

De hecho, explica a Efe el inspector jefe Luis García al frente de la Sección I de Protección del Menor de la BIT, como en cualquier otra organización criminal, sus integrantes están estructurados, jerarquizados y altamente especializados en unas determinadas funciones.

“Unos cometen los abusos sexuales a menores, otros los fotografían y graban, algunos captan en la red a futuros clientes mientras que hay miembros de la organización que se encargan de vender el material y de blanquear las ganancias”, asegura García, que también alerta de que estas redes pueden llegar a trabajar “a la carta”.

Es decir, “clientes” que demandan que el material que van a comprar cumpla unas determinadas características, como el tipo de abuso sexual cometido al menor y que “ponen los pelos de punta” hasta a los propios policías.

La “profesionalización” de estas redes criminales es tal que elaboran y distribuyen por la red completos “manuales” de consejos para acercarse a menores y abusar de ellos, cómo ocultar el delito a su familia o recomendaciones sobre turismo sexual infantil.

Todo sumergido en un entramado complejo que sitúa a los productores pederastas en un país -es frecuente que las víctimas sean niñas de países del Este-, y que sea en otros lugares desde donde se cuelgan las imágenes o que haya vídeos ofertados, a su vez, en otras páginas de internet y foros ocultos ubicados en servidores diferentes.

El valor de este execrable “mercado” en auge está en la novedad, señala el investigador policial. Si bien la pornografía infantil antigua se sigue moviendo en programas de intercambio de archivos, los llamados P2P, existe ya una mayor demanda por correo electrónico en la que se conocen los pedófilos, y en foros privados alejados de los buscadores de internet convencionales.

Los precios elevados hacen “goloso” el negocio para el crimen organizado. Desde 50 euros por acceder a imágenes que ya llevan tiempo circulando por la red hasta llegar a 1.000 euros o, incluso, los 38.000 euros que se gastó una persona por disponer de un “completo paquete” en su ordenador con materiales nuevos.

Frente a este delito, las policías de todo el mundo han hecho causa común.

“No existe ninguna investigación en el que no estén implicados cuerpos policiales de varios países. Las reuniones en Europol son innumerables, se planifican las acciones y existe un gran intercambio de información. De no hacerlo así, sería imposible”, deja claro el inspector jefe de la BIT.

Prueba de ello son las macrooperaciones antipederastia efectuadas en los últimos años como la “Ore”, desarrollada entre 2002 y 2003 por Europol y que permitió la desarticulación de la mayor red de este tipo, con 70.000 miembros en 30 países y 184 detenidos.

Solo en lo que va de año y solo en nuestro país, la Policía ha detenido a 210 personas en las más de 130 investigaciones abiertas que tienen como víctimas a menores en el ámbito de internet, la mayoría de pornografía infantil. Los detenidos “más reincidentes y peligrosos”, destaca García.

El pasado año, de los 245 arrestados, la mayoría, 206, lo fue por pornografía infantil, 13 por producir material (abusos sexuales), otras tantas por acoso sexual y también otras 13 por la compra o posesión de material, sin olvidar que los agentes identificaron gracias al análisis de las imágenes incautadas a 89 menores que habían sufrido abusos en España.

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