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La pandemia dispara la contaminación por mascarillas, guantes y plásticos de un solo uso en Europa

Una mascarilla desechable en el fondo del océano

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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La pandemia del coronavirus ha disparado la contaminación por mascarillas, guantes y otros plásticos de un solo uso en la Unión Europea. Un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publicado este martes analiza el efecto de la pandemia en ciertos productos plásticos de un solo uso, que provocan gases de efecto invernadero y otras emisiones y pueden terminar dañando el medio ambiente.

Las respuestas a la COVID-19 han dado lugar a un mayor uso de ciertos productos fabricados con plásticos de un solo uso de larga duración, según constata el informe de la AEMA Impactos del COVID-19 en el plástico de un solo uso en el medio ambiente de Europa. El aumento de la producción y el consumo de mascarillas y guantes –que han sido esenciales para proteger la salud de las personas–, y ciertos tipos de envases de alimentos, han dado como resultado gases de efecto invernadero adicionales y otras emisiones, así como basura que puede dañar los ecosistemas y los animales.

Las importaciones de mascarillas y guantes en la Unión Europea (UE) aumentaron a más del doble durante el primer semestre de la pandemia, y la producción nacional de la UE también ha crecido, constata la Agencia, que calcula que, durante ese período, se importaron a la UE unas 170.000 toneladas adicionales de mascarillas, aproximadamente 0,75 unidades por persona y día, lo que provocó emisiones adicionales de gases de efecto invernadero, los responsables finales de la crisis climática, y otros tipos de contaminación.

Los impactos ambientales y climáticos del incremento del uso de mascarillas y guantes desechables durante la pandemia vienen dados por utilización masiva de recursos naturales, los procesos de fabricarlas, su transporte, y, al final de su vida útil, el manejo de desechos y la basura. Los impactos durante la etapa de producción aparecen principalmente en países exportadores fuera de Europa, mientras que los relacionados con los residuos y la basura surgen en Europa.

Residuos dañinos

Aunque los países europeos han elegido diferentes estrategias de gestión de residuos las mascarillas y los guantes, la mayoría de los estados de la UE han aconsejado a sus ciudadanos que los tiren en contenedores de residuos sólidos urbanos mixtos, que normalmente se incineran, aunque los vertederos sigue, siendo una práctica común en algunas regiones de Europa, según la AEMA. Incineración y depósito son dos de las prácticas menos eficientes además de no conseguir reutilizar una gran cantidad de materia prima que se pierde. No se alinea con la llamada economía circular para la que debe servir el proyecto de ley de Residuos remitido al Congreso hace algo más de un mes y cuyo debate de admisión parlamentaria está previsto para este jueves.

“Tirar basura de mascarillas y guantes de un solo uso es un efecto secundario a la vista”, afirma el informe: “Aunque pueden perderse involuntariamente, una encuesta realizada en julio de 2020 reveló que el 5% de las personas en Francia (es decir, más de 2 millones) admitieron haber tirado sus mascarillas en la vía pública”. La basura abandonada tiende a viajar de manera perniciosa. Especialmente si acaban en cursos de agua. El destino final suele ser el mar donde se acumulan desechos y plástico de manera creciente: unas 126 toneladas de plástico desechable solo desde España a los océanos, según estimó la ONU.

Las mascarillas y guantes llenos de basura se encuentran en calles, ríos, playas, costas y en el mar. “Los expertos advierten de que los peces y las aves pueden ingerir plásticos blandos y flexibles, y pueden enredarse físicamente”, afirma el informe: “Las mascarillas y los guantes ya se incluyen en el seguimiento de basura marina”. Durante la pandemia de COVID-19 ya se han dejado oír las alertas sobre la acumulación creciente estos objetos en las playas, litorales y lechos marinos. La basura marina es una amenaza ya constatada para la biodivesidad oceánica.

Y ahí no queda la cosa ya que las mascarillas y guantes desechados pueden romperse en pedazos más pequeños por la intemperie, la radiación ultravioleta y la abrasión, causando contaminación microplástica. “Los microplásticos pueden desprenderse de la degradación de los tejidos de la capa exterior (polipropileno) y la capa interior (polietileno) que componen” estos objetos.

Impacto climático

Según. el análisis de la AEMA, “evaluar los impactos cuantitativos de las mascarillas de un solo uso en el medio ambiente no es sencillo, porque la variedad de diseños y combinaciones de materiales dificulta la obtención de una composición media. En un intento por calcular las emisiones de gases de efecto invernadero de las mascarillas, hemos utilizado la composición del material de una mascarilla de tres capas de un solo uso hecha de polipropileno. Esta es una mascarilla médica típica que cumple con los requisitos de la norma europea EN 14683: 2014”.

Así, “las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la fabricación, el transporte y el tratamiento de residuos de mascarillas de un solo uso oscilan entre 14 y 33,5 toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) por tonelada de mascarillas, según la composición de las máscaras. La producción y el transporte representan la mayor parte. Dado que estas mascarillas se producen principalmente en China, una gran parte de estas emisiones tienen lugar fuera de Europa. Como resultado del aumento del consumo de mascarillas en Europa, se han emitido entre 2,4 y 5,7 millones de toneladas adicionales de CO2e, por encima del nivel habitual, en el período de 6 meses de abril a septiembre de 2020 (+118% ). Se esperan emisiones de CO2 adicionales en siguientes períodos”.

El informe calcula, además, que las mascarillas de algodón reutilizables se vuelven menos dañinas para el clima después de aproximadamente 13 lavados, pero señala que las reutilizables pueden no proporcionar el mismo nivel de protección.

El uso de envases de plástico también cambió durante la pandemia pero, en lugar de aumentar, la producción nacional de envases de plástico de la UE disminuyó rápidamente durante los primeros meses y luego se recuperó en octubre de 2020, cuando se levantaron las restricciones en muchos países, según el informe de la AEMA.

“Durante el confinamiento, los restaurantes cambiaron a comida para llevar y entregas a domicilio, aumentando el uso de envases de plástico para alimentos de un solo uso”, dice la AEMA: “Sin embargo, las mismos restricciones pueden haber reducido las ventas generales de bocadillos para llevar, recortando la necesidad de plástico para ese propósito”.

El informe describe varias respuestas para estar mejor preparados para futuras interrupciones e incertidumbres, incluida la investigación sobre materiales alternativos y diseños de productos, estrategias para reducir la basura, opciones para desinfectar productos médicos, mejor reciclaje y modelos comerciales circulares.

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