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Los puertorriqueños recuperan costumbres del pasado por el huracán María

Los puertorriqueños recuperan costumbres del pasado por el huracán María

EFE

San Juan —

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Los puertorriqueños se han visto obligados a recuperar usos del pasado que retrotraen a muchas décadas atrás a causa de la precariedad provocada por el paso del huracán María, que partió por la mitad la Isla del Encanto, como se promocionaba para el turismo.

La bicicleta, el transistor, las velas, linternas o, incluso, los mensajeros a pie que conectan pueblo con pueblo son figuras de un pasado que muy a su pesar han tenido que recuperar los puertorriqueños, que luchan día a día por sobrevivir en un territorio caribeño en el que poco queda de las comodidades habituales.

El toque de queda que a las siete de la tarde obliga a todos a recluirse en casa también ha modificado las costumbres de los puertorriqueños, que hasta hace una semana, antes del paso de María el día 20, disfrutaban de un considerable nivel de bienestar, superior al de la media en Latinoamérica, y que de la mañana a la noche se ven obligados a recuperar costumbres ya olvidadas.

La isla, salvo unos pocos hospitales, permanece a oscuras, con lo que, a excepción de los privilegiados que cuentan con plantas generadoras alimentadas por diesel, se recurre a las velas desde el final de la tarde.

Un recorrido por los comercios de la popular calle Loíza de San Juan deja ver estos días a vecinos en busca de velas, con las que a partir de esa hora iluminan sus hogares muchos puertorriqueños, algunos de los cuales cuentan ya con agua, lo que alivia mucho una situación incómoda que según pasan los días no parece que vaya a volver a la normalidad a corto plazo.

Otros recurren a potentes linternas para alumbrarse en sus hogares, un bien que escasea en los supermercados y tiendas que han abierto ya sus puertas.

Cuando cae la noche, sin televisión, internet ni la posibilidad de tomar una cerveza en cualquier bar, por el toque de queda y la ley seca impuestos de forma indefinida, hay que volver a agarrarse al transistor de toda la vida, la única alternativa de entretenimientos en estos días que hacen historia en Puerto Rico.

Tampoco la oferta radial es amplia debido a los problemas de comunicación, pero se trata de un recurso al que optan los puertorriqueños para matar las horas que quedan antes de dormir.

La precariedad de las comunicaciones telefónicas ha dejado pocas cadenas emitiendo, pero es una de la escasas maneras de entretenimiento y de información, ya que los puertorriqueños han aprovechado las ondas radiales para enviar mensajes a sus familiares en los que dan a conocer cómo se encuentran y el estado de la situación.

También los medios de transporte han cambiado y la falta de combustible obliga a recurrir a la bicicleta, hasta estos días un medio muy poco habitual en un clima como el caribeño húmedo y lluvioso.

Las calles de San Juan y otras ciudades se ven estos días pobladas por ciclistas, que no tienen más remedio que optar por esta alternativa dadas unas colas para repostar combustible que son de kilómetros. Solo se permite, además, repostar un máximo de 20 dólares.

Caminar ha sido también una realidad a la que se tuvo que recurrir en los primeros momentos que siguieron al huracán, cuando la caída de árboles masiva y el colapso del sistema telefónico provocó que se recuperara, entre pueblos, la figura del mensajero, en esos momentos la única alternativa para saber que estaba pasando en los vecindarios colindantes.

Los puertorriqueños se toman con resignación esta vuelta a usos que estaban desterrados hace ya décadas, pero las autoridades han advertido que la situación tardará en volver a la normalidad semanas, quizá meses.

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