El oso recupera su hábitat en la frontera entre Zamora, Orense y Portugal

El oso pardo ha recuperado su hábitat en la zona limítrofe entre las provincias de Zamora y Orense y el límite con Portugal después de que esta semana haya vuelto a atacar varios colmenares en la comarca zamorana de la Alta Sanabria, donde ya fue avistado el año pasado.

Los últimos daños se han localizado en colmenares de los municipios de Porto de Sanabria y Lubián, donde la presencia de plantígrados ha causado preocupación entre apicultores de la zona como José Antonio Bruña y José García, que en los últimos días ha visto atacados tres de sus colmenares.

La presencia del oso resulta por una parte positiva para la biodiversidad, pero no así para la población de la zona, que ve con preocupación los daños que puede causar el plantígrado allí donde llevaba casi un siglo sin hacer acto de presencia.

El pasado año el oso volvió a verse en las localidades zamoranas de La Tejera y San Ciprián de Sanabria, desde donde un ejemplar cruzó la frontera en dirección a Portugal, donde el plantígrado llevaba sin avistarse desde finales del siglo XIX.

El hábitat parece haberle gustado porque esta primavera se ha vuelto a constatar la presencia de ejemplares de oso en la Alta Sanabria.

De hecho, el pasado mes hubo ataques en colmenares del municipio de Pías y la última semana el oso se ha dado hasta tres festines a costa de otros colmenares de la Alta Sanabria situados en el entorno del parque natural del Lago de Sanabria.

El resultado del goloso banquete del oso son nueve colmenares atacados a razón de un coste de daños de entre 250 y 300 euros por colmenar, según la estimación realizada a Efe por el apicultor José García, que ha perdido cinco colmenas en Hedroso, un anejo de Lubián.

Por su parte, José Antonio Bruña, responsable de la firma apícola Portexa, ha confesado a Efe que en los últimos días no duerme bien al pensar que sus colmenas puedan sufrir nuevos ataques tras los dos que ha contabilizado la última semana.

Entre el lunes y el martes de esta semana sufrió el primer ataque y entre el miércoles y el jueves el otro en dos colmenares situados en Porto de Sanabria.

En ambos casos los ataques se produjeron en zonas acotadas y valladas para impedir que el ganado acceda a las colmenas pero eso no ha sido obstáculo para el oso, que en un caso escarbó y en el otro trepó para acceder al colmenar.

El resultado son cuatro colmenas atacadas con destrozos en panales de miel, puesta y larva de abeja.

La guardería forestal ha certificado que los daños han sido causados por un oso y fijará las indemnizaciones que le corresponden a este apicultor en arreglo a un baremo que, en el mejor de los casos, únicamente cubre el 50 por ciento del coste real de los daños, según ha indicado Bruña.

“Estoy muy preocupado porque es algo que nos pilla totalmente sin saber qué hacer, estamos indefensos ante los ataques”, ha agregado este apicultor que en sus diez años de trayectoria profesional nunca se había enfrentado a un problema como el de los ataques del oso a los colmenares.