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Los terremotos seguirán en Italia, abocada a construir edificios resistentes

Un hombre camina entre las ruinas de varios edificios tras el terremoto del mes de agosto

Teguayco Pinto

El centro de Italia volvió a temblar. Un seísmo de 6,5 en la escala Richter sacudió la mañana del domingo las zonas de Las Marcas y Umbría, provocando el derrumbe de varios edificios, pero sin causar víctimas mortales. El nuevo temblor es otro recordatorio de que esta región italiana es una zona de gran riesgo sísmico, una situación que no cambiará a corto plazo y ante la que los técnicos piden mayor control de las nuevas construcciones.

Ante la magnitud del desastre acumulado tras los últimos terremotos, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, ha anunciado que se reconstruirán los edificios que han caído y que si es necesario ignorarán el límite de déficit impuesto por la UE. “Tenemos los recursos necesarios y los pondremos a disposición de la gente sin ningún tipo de respeto por unas reglas tecnocráticas que niegan la identidad de nuestro país y de nuestro territorio”, ha asegurado el mandatario.

Pero, según los técnicos, dicha reconstrucción se debe basar en lo que se conoce como diseño sismorresistente, que supone el establecimiento de unas condiciones mínimas para soportar un seísmo y que es reconocida como la mejor estrategia de prevención. Aunque en Italia, al igual que en España, existe una normativa que obliga a construir los edificios con estas características, muchas de las casas que se construyen en el país transalpino lo hacen incumpliendo la normativa y sin las garantías estructurales adecuadas.

Según explica a eldiario.es Juan Vicente Cantavella, técnico de la Red Sísmica Nacional (RSN), el centro de Italia “es una zona que siempre ha estado sujeta a terremotos y en la que seguirá habiendo una actividad sísmica bastante elevada, debido a sus características geológicas”. Por eso, aclara este sismólogo, “lo principal es construir bien, es decir, las casas deben estar sujetas a una norma sismoresistente adecuada al peligro sísmico existente y se deben comprobar todas las construcciones”.

Cantavella recuerda que “al igual que España, Italia está sujeta a la colisión entre las placas tectónicas africana y eurasiática”, aunque aclara que “en Italia el riesgo es algo más elevado, porque hay una subducción activa en la microplaca del Adriático”.

Es imprescindible formar a la población

Otro de los puntos que señalan los expertos es la formación de los habitantes en las zonas de riesgo, para que tengan claras las pautas de actuación antes, durante y después de un terremoto. La propia página web de la RSN tiene a disposición del público un panel de información en el que se explican las medidas a tomar en caso de seísmo

Cantavella asegura que “se debería hacer más hincapié en la formación, porque la autoprotección de los ciudadanos que viven en estas regiones es fundamental”. Según este sismólogo, “la formación puede establecer la diferencia entre que nos afecte o no”, por lo que “debería ser algo que estuviese dentro de la educación de los colegios” e incluso los propios municipios también “podrían encargarse de difundir este tipo de información” a través de folletos o de reuniones para informar a los vecinos.

Un nuevo sistema de alerta temprana

La imposibilidad de predecir un terremoto hace que este tipo de estrategias de prevención sean de vital importancia. Aún así, los sismólogos trabajan para tratar de desarrollar mejores sistemas de detección, entre los que destacan los nuevos sistemas de alerta temprana para terremotos (EEWS, por sus siglas en inglés). Uno de los países que más está invirtiendo en este tipo de tecnologías es Japón, que inició en 2010 su sistema de alerta temprana con una red de más de 4.000 sismógrafos a lo largo de todo el país. 

“Mediante los registros de los terremotos sabemos que primero aparecen las ondas P [ondas primarias] y luego vienen las ondas S [secundarias], que son las que producen más daño”, explica Cantavella. Las ondas primarias viajan hasta un 70% más rápido que las secundarias, lo que podría dar tiempo a dar un aviso si se detectaran. “Si pudiéramos identificar mediante las ondas P la localización y la magnitud del terremoto, podríamos tomar algunas medidas en esos segundos en los que tardan en llegar las ondas S”, afirma Cantavella. 

En ese lapso de tiempo, que podría ser de muy pocos segundos o, excepcionalmente, hasta de unos pocos minutos minutos, dependiendo de la distancia que tenga que recorrer el seísmo, se podría advertir a la población, parar trenes de alta velocidad, detener procesos industriales peligrosos, etc.

Científicos españoles e italianos también están trabajando en la aplicación de un sistema similar para toda la región mediterránea, que incluiría no solo a estos dos países, sino también a Portugal, Marruecos, Argelia o Túnez. Sus conclusiones han sido publicadas en varios estudios recientes y en ellas aseguran que “los resultados de la aplicación del procedimiento EEW son muy alentadores”. Sin embargo, los investigadores luchan por conseguir financiación para continuar el proyecto.

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