Túnez se blinda ante Europa y restringe más la entrada desde Italia y Francia

Túnez, 24 sep (EFE).- Túnez incrementó hoy las restricciones de viaje al degradar a Italia a la categoría naranja e incluir a Francia en la lista de los países en rojo, en la que se encuentran desde hace más de un mes otras naciones como España.

La clasificación naranja supone que toda persona está obligado a presentar un PCR negativo realizado 72 horas antes de viajar y a respetar una cuarentena de siete días en su domicilio u hotel, mientras que la entrada está vetada a los provenientes de países rojos, excepto si tienen residencia en Túnez.

Estos deben, además, cumplir una aislamiento de quince días en un centro médico u establecimiento hotelero que designen las autoridades tunecinas, pagando su manutención, con la posibilidad de pasar la segunda parte de la cuarentena en su casa previo PCR negativo a cargo del ministerio de Salud.

La medida afecta a la amplia comunidad tunecina expatriada en Europa, que vive principalmente en Italia, Francia y Alemania, país este último clasificado igualmente como naranja.

LOS CONTAGIOS SE DISPARAN

Los contagios probados por la COVID-19 se han multiplicado por diez y los decesos triplicado en Túnez desde que el pasado 27 de junio, con cerca de 1.200 positivos y 50 muertes, el Gobierno abriera las fronteras, cerradas la segunda semana de marzo.

A principios de agosto, en pleno inicio del repunte de las infecciones, las autoridades sanitarias tunecinas achacaron el aumento a los casos importados, sin embargo estos representan a día de hoy menos del 15 por ciento de los contagios.

Expertos apuntan, por su parte, que la razón reside en que la población no respeta las medidas básicas de higiene y prevención: el lavado de manos, la distancia social y el uso de mascarilla, que solo es obligatoria en edificios oficiales y el transporte público.

La semana pasada, una vez superada los 10.000 contagios en un país con una población de unos 11 millones de habitantes, el Gobierno declaró la alerta máxima en todas las provincias del país, paso previo a un posible cierre más duro que las autoridades tratan de evitar para no agravar aún más la aguda crisis económica, política y social que padece el país.