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Un 80% de mujeres que superan un cáncer de mama viven con el temor a recaer

La presión de "estar guapa" al afrontar un cáncer de mama
Barcelona —

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Barcelona, 18 oct (EFE).- Un 80 % de las mujeres que han conseguido sobrevivir a un cáncer de mama viven con el miedo constante a recaer en la enfermedad, lo que se denomina el síndrome de la Espada de Damocles, incluso en las pacientes con buen pronóstico.

Este y otros datos sobre supervivientes de cáncer de mama se han obtenido de una encuesta elaborada por la FEFOC, una fundación privada y sin ánimo de lucro creada en Barcelona que trabaja contra el cáncer desde el año 1996, y que se ha dado a conocer coincidiendo mañana, día 19, con la conmemoración del Día Mundial del Cáncer de Mama.

La encuesta se ha hecho a 122 mujeres desde los 32 a los 84 años de forma presencial y en línea (60 % de la muestra).

Uno de los aspectos clave de la supervivencia a nivel psicológico es la dificultad para olvidar la enfermedad y el constante miedo a la recaída en algunos casos, lo que se conoce como el Síndrome de la espada de Damocles.

Este síndrome se observa, sobre todo, en pacientes oncológicos, y se considera que se padece cuando la incertidumbre o el miedo se hace tan intenso que afecta a la vida de las personas.

Los autores de la encuesta consideran que el porcentaje tan alto (80 %) de mujeres que presentan este miedo a recaer “sería uno de los aspectos a tener en cuenta al planificar programas de recuperación para las pacientes con cáncer de mama”.

Se ha preguntado a las mujeres si hay momentos especiales en los que aparece de forma más intensa esta preocupación a recaer y la mayoría mencionan, especialmente, cuando se acerca una visita de control médico y también cuando sienten alguna molestia física, que les hace pensar en la reaparición del cáncer.

El 43 % de las encuestadas han manifestado haber necesitado apoyo psicológico a lo largo del proceso de la enfermedad, por motivos diversos, como afrontar la nueva vida tras el tratamiento, una depresión y para ayudar a los hijos a superar esa experiencia.

El estudio también ha abordado las repercusiones laborales y el impacto de la enfermedad en la vida social, familiar y de pareja, y un 82 % de las encuestadas que estaban activas laboralmente han afirmado que explicaron en el trabajo su diagnóstico a los compañeros de trabajo.

Otro 15 % lo explicó a algunos y sólo un 3 % no lo dijo a nadie de su entorno laboral.

La mayoría ha considerado que no existe ningún motivo para ocultar la enfermedad y que, además, es difícil hacerlo al tener que pedir bajas laborales y cambios en el aspecto físico.

Las mujeres han explicado desde despidos por este motivo a reducciones de jornada por no poder estar al 100 % e incluso casos en que el uniforme no les quedaba bien por lo que la empresa decidió prescindir de esa persona.

Otro 37 % de las mujeres que participaron en la encuesta han expresado que sufrieron cambios en sus relaciones familiares, la mayoría con la pareja, y el 87 % han dicho que se habían sentido apoyadas por su familia.

En el aspecto sexual, un 67,6 % han explicado que a partir de la enfermedad y el tratamiento han notado un cambio en este sentido y la gran mayoría en negativo ya que han dejado de tener relaciones sexuales, les ha disminuido el deseo y no se ven atractivas para que las vea su marido.

En sus relaciones de amistad, el 76 % ha asegurado que no han notado ningún cambio, y las que sí lo han observado han mencionado que les ha faltado el apoyo que esperaban, algunos amigos se han alejado de ellas y han tenido decepciones en este sentido.

Un 40 % han afirmado no sentirse actualmente curadas y sienten que el cáncer nunca se va del todo, que psicológicamente lo siguen teniendo presente, se señala en la encuesta.

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