El misterioso muro del palacio de Arjanes deja de ser un enigma: era una estructura diseñada para salvar el complejo de un derrumbe

La tierra puede desplazase sin previo aviso, arrastrando árboles y piedras, y transformando el paisaje en una masa móvil y destructiva. Los deslizamientos de tierra son uno de los fenómenos naturales más peligrosos y difíciles de controlar. Suelen producirse tras lluvias intensas o movimientos sísmicos que debilitan las laderas.

Cuando la pendiente cede, el terreno entero se precipita y sepulta cuanto encuentra a su paso. Las civilizaciones antiguas que habitaron zonas montañosas debieron aprender pronto a convivir con ese riesgo. En ese conocimiento se encuentra una parte esencial de su supervivencia y de su arquitectura, que integraba la protección como principio básico.

La excavación de Arjanes muestra cómo los minoicos protegieron su arquitectura

La campaña arqueológica de 2025 en el palacio minoico de Arjanes, dirigida por la doctora Efi Sapouna-Sakellaraki, reveló precisamente esa relación entre ingeniería y prevención. El hallazgo de un muro doble y oblicuo demostró que los minoicos habían concebido un sistema para resguardar el edificio frente a deslizamientos de terreno. La excavación, realizada bajo la supervisión de la Sociedad Arqueológica, tuvo como objetivo principal comprender la estructura del palacio, que alcanzó su máximo esplendor hacia el 1450 a.C., y esclarecer la función de este singular muro construido con piedras sin labrar.

En el sector sureste de la excavación, en el denominado Espacio 28, los trabajos sacaron a la luz una abertura que comunicaba el Patio Central con la parte oriental del palacio. Las losas que dividían la estancia sostenían un bloque trapezoidal de piedra con mortajas, indicio de un parapeto que fue destruido en época micénica. Entre los hallazgos más peculiares apareció una piedra natural con rasgos antropomorfos, caída desde una planta superior, probablemente vinculada a un pequeño santuario de fetiches semejante al documentado en Cnosos.

Las primeras menciones al lugar se remontan al trabajo del arqueólogo británico sir Arthur Evans, que identificó restos minoicos en la localidad y catalogó objetos conservados hoy en el Ashmolean Museum. Años más tarde, Yannis Sakellarakis localizó el núcleo del palacio tras examinar los sótanos de las viviendas modernas y descubrir que reposaban sobre muros antiguos. La arqueóloga Efi Sapouna-Sakellaraki continuó esas investigaciones, confirmando la extensión del complejo y su relación con el cementerio de la colina de Fourni, excavado también por ambos investigadores.

El muro oblicuo demuestra la precisión de los constructores minoicos

El análisis técnico del muro oblicuo, en el que intervino el doctor Charalambos Fasoulas, mostró que no se trataba de una construcción anómala, sino de una medida de refuerzo. Su función era estabilizar el terreno y proteger el edificio de posibles corrimientos desde la roca situada sobre el conjunto. La cara orientada hacia el sur, más irregular, permanecía oculta, mientras que una segunda pared adosada ofrecía una apariencia armónica hacia el interior del patio, elaborada con bloques de piedra porosa cuidadosamente tallados.

El palacio, ubicado en el centro de la actual población de Arjanes, en la zona conocida como Turkogeitonia, había sido destruido por un terremoto hacia el 1700 a.C., reconstruido y habitado sin interrupción hasta su ruina definitiva alrededor del 1450 a.C. Las excavaciones recientes confirman la continuidad de la ocupación y la adaptación de los sucesivos moradores al terreno inestable.

Durante las campañas de 2023 y 2024, los arqueólogos documentaron en el extremo norte del yacimiento una lujosa ala de dos y tres plantas, con muros enlucidos, fragmentos de frescos y suelos de pizarra. También se hallaron bandas de mortero que delimitaban las losas, un elemento decorativo habitual en los espacios representativos de la arquitectura minoica.

La inscripción reciente del asentamiento de Zóminthos, descubierto por Yannis Sakellarakis en el monte Psiloritis y excavado junto a Efi Sapouna-Sakellaraki, en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, junto con los palacios de Cnosos, Festos, Zakros, Malia y Cidonia, refuerza el reconocimiento internacional de la civilización minoica y de su extraordinaria capacidad para entender y dominar la naturaleza.