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Estupinyà:el reto no es que el público se acerque a la ciencia, sino al revés

Estupinyà:el reto no es que el público se acerque a la ciencia, sino al revés

EFE

Santiago de Chile —

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El desafío de la divulgación científica hoy en día “no es el que el público se acerque a ella, sino al revés”, asegura el bioquímico y escritor español Pere Estupinyà, autor del libro superventas “El ladrón de cerebros”.

Partidario de lo que denomina “divulgación científica personalizada”, el autor de “S=EX2” recalca que hay que conocer bien al público al que se va a hablar en una conferencia.

“El desafío es ir adonde está la gente; no esperar a que la gente venga donde estamos nosotros, y utilizar el lenguaje que ellos quieran”.

Estupinyà ha trabajado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), el National Institute of Healt y el Banco Interamericano de Desatrrollo (BID), además de impartir conferencias, realizar consultorías y escribir varios libros, el más reciente de los cuales lleva por título “El ladrón de cerebros: Comer cerezas con los ojos cerrados” (Debate, 2016).

La semana pasada estuvo en el festival de ciencia Puerto de Ideas Antofagasta 2017, que auspicia la empresa Minera Escondida, para dar una conferencia sobre “La ciencia del sexo”.

En la charla, que compartió con la psicóloga clínica chilena Rafaella di Girolamo, Estupinyà consideró que se puede hablar de sexo desde una mirada multidisciplinar, en vez de hacerlo desde los mitos, las experiencias individuales o las opiniones de pseudoexpertos.

Estupinyà (Tortosa, 1974) piensa que la comunidad científica, en general, es partidaria de que se divulgan de forma popular sus investigaciones.

“Los que hacen astronomía, paleontología, ciencia básica en general tienen claro que la divulgación es la traslación de su ciencia”.

“Es verdad que indirectamente generan beneficios industriales, pero su producto fundamentalmente es el conocimiento. Por lo tanto, la aplicación práctica de su ciencia es comunicarla”, reflexiona.

En cambio, los que hacen biomedicina, por ejemplo, suelen ser un poco más reacios, porque ellos tienen otros objetivos, que son fabricar fármacos o que se adopten determinadas medidas de salud.

“Se muestran reticentes por las exageraciones de sus investigaciones que a veces aparecen en algunos medios”, explica este bioquímico y escritor, quien admite que “también la ciencia busca la comunicación como marketing”.

Antes de encontrar financiación, los científicos se muestran más dispuestos a divulgar sus trabajos, como sucede en el caso de los que trabajan con células madre, asegura el autor de “El ladrón de cerebros”.

A la hora de difundir los avances de la ciencia, Estupinyà prefiere a los periodistas especializados, “porque los investigadores pueden explicar muy bien lo que tiene que ver con su campo, pero en general están muy limitados”.

“El periodista especializado está más conectado con la sociedad. Puede que le cueste dominar un tema, pero cuando lo logra, tiene mejores herramientas”, señala el director y presentador del programa “El cazador de cerebros” en Televisión Española (TVE).

Aunque no lo considera un problema, Estupinyà es consciente de que “se está generando una cantidad de información científica tan grande que es inabarcable, inasumible”, así que “toca fragmentarla por intereses o cosas que nos afecten cotidianamente”.

E incluso se puede producir un cierto bloqueo cuando hay informaciones contradictorias, como sucede por ejemplo con el tema del cambio climático, dice.

“La mayoría de los estudios -agrega- son concluyentes y dicen que lo que pasa es consecuencia del CO2, que el CO2 es producido por los seres humanos y que de continuar así va a haber problemas cada vez más graves”.

“A pesar de que tenemos tantísima información buena, hay otra no tan buena que está generando ruido y este ruido ha provocado parálisis por parte de algunos gobiernos, como es el caso del de Estados Unidos”.

Al seleccionar solo los resultados de una investigación que refuerza una hipótesis, la postverdad ha saltado del periodismo a la ciencia, sostiene este escritor en su último libro.

A pesar de que desde hace años se dedica a la divulgación, el autor de “Rascar donde no pica” sigue teniendo alma de científico. Por eso ahora está embarcado en un proyecto con un neurocientífico.

“Una parte de mí echa de menos la investigación. A mí me gusta obsesionarme durante un tiempo con algo, construir conocimiento nuevo”, confiesa Estupinyà, que años atrás abandonó un doctorado en genética para dedicarse a la comunicación científica.

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