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Piero Crespo (IBBTEC): Hay que abortar muchos proyectos por falta de fondos

Piero Crespo (IBBTEC): Hay que abortar muchos proyectos por falta de fondos

EFE

Santander —

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El Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC) trabaja en soluciones a problemas urgentes como la resistencia a los antibióticos o la proliferación de los plásticos contaminantes pero tiene que ingeniárselas para financiarse. “Hay que abortar muchos proyectos por falta de fondos”, afirma su director, Piero Crespo.

El IBBTEC es un instituto mixto del Centro Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Cantabria que cuenta con el respaldo del Gobierno regional, a través de la empresa pública Sodercan.

Y, según Crespo, se enfrenta al mismo problema que el resto de los centros de investigación de España, a “la triste realidad de la ciencia” en un país dirigido por políticos “con una visión ”cortoplacista“, que siguen apostando ”por la tumbona y la sangría“

Muchos de sus proyectos se han quedado por el camino y a veces ha tenido que optar por los más baratos y no por los más interesantes, confiesa Crespo en una entrevista con Efe, en la que cuenta también los avances que, a pesar de todo, están consiguiendo lo grupos de investigación del instituto.

Uno de esos grupos ha descubierto un método basado en un anticuerpo con propiedades terapéuticas que ha hecho desaparecer la artritis reumatoide en ratones. Ahora se está trabajando en la patente y si se demuestra tan eficaz en seres humanos puede convertirse en un tratamiento crónico “cuasi revolucionario”, explica.

El año pasado una de sus investigadoras, Federica Bertoccini, descubrió que los gusanos de la cera son capaces de degradar el plástico, abriendo la puerta a un proyecto para encontrar los mecanismos moleculares que lo hacen posible, una investigación aún incipiente, reconoce, pero que ha despertado el interés de empresas de hidrocarburos.

También trabaja en una estrategia para generar antibióticos capaces de responder a las superbacterias, con resultados “absolutamente prometedores”, señala Crespo, quien recuerda que un uso “irresponsable e indiscriminado” en el ganado y en los humanos “está convirtiendo lenta pero inexorablemente en inútil” al arsenal disponible.

La investigación contra el cáncer es uno de los fuertes del IBBTEC. Entre sus objetivos está conseguir un método de cribado (basado en la presencia de una proteína en el citoplasma y el hallazgo de un anticuerpo que la reconoce) que evitaría someter a pacientes a tratamientos agresivos contra los melanomas y el cáncer de mama que en ellos no van a ser eficaces y además ahorraría “muchísimo dinero”.

Y también en el IBBTEC se está monotorizando la cueva de Altamira para seguir la evolución de las colonias de microorganismos responsables de deteriorar las pinturas, que proliferaron porque la afluencia de visitantes modificó las condiciones ambientales.

Todo ese trabajo, y más, se hace en un edificio que, con toda su dotación técnica, ha costado 22 millones de euros, lo mismo que tres kilómetros de autovía, traduce Crespo, para ilustrar que la ciencia es cara “relativamente”.

A su juicio, hay una frase “muy manida” que “aunque se repita cien mil veces no termina de calar: No es que los países ricos hagan ciencia, es que son ricos porque hacen ciencia y de la ciencia brota la tecnología y de la tecnología brota la riqueza”.

Cree que el problema es que en España los políticos no tienen una visión de Estado a largo plazo y buscan “los réditos inmediatos que les van a facilitar el ganar las siguientes elecciones”.

Y la inversión en ciencia no es a cuatro años. Pueden pasar quince hasta que un proyecto “puede dar frutos”, que se traduzcan en beneficios para la sociedad y ahorro para las arcas públicas.

“El tipo de políticos que hemos padecido durante estas últimas décadas es el que prefiere invertir sus dineros en hacer carreteras o en el ladrillo, que son planes que le van a permitir presentar un lista de logros inmediatos para la próxima elección”, se queja.

A través de las convocatorias competitivas, públicas y privadas, entran en el IBBTEC entre tres y seis millones al año.

Piero Crespo, que reconoce que el Gobierno de Cantabria, con el que se está negociando un nuevo convenio, ha demostrado “infinita mayor sensibilidad” que el de España hacia la ciencia, subraya que es necesaria “muchísima más financiación” y que “la parte del león siempre tiene que ser la pública”.

Aunque las empresas hacen cada vez más “gestos filantrópicos”, no encuentran un incentivo para sus donaciones, que en otros países conllevan beneficios fiscales.

Ante ese panorama, el instituto ha recurrido a la imaginación. Ya ha organizado la primera subasta a beneficio de la ciencia en España, de obras donadas por artistas cántabros, y tiene en mente otras tres iniciativas para recaudar fondos, también vinculadas con el mundo del arte.

Con 3.000 euros que se recauden- echa cuentas Crespo- se pueden comprar los nutrientes de los cultivos de células para un mes o seis viales de anticuerpos, que les duran seis meses.

El director del IBBTEC tampoco ahorra en calificativos cuando se le pregunta por las terapias alternativas. “Ni son terapias ni son alternativas, no son más que charlatanería, farsa y superstición”, resume, y añade que quienes las practican son “desaprensivos, delincuentes” que “deberían acabar sus días en la cárcel”.

Y ve “mucha hipocresía” con la homeopatía, “otro camelo que no vale absolutamente para nada” pero “un gran negocio” que tiene detrás a “empresas tremendamente potentes”. “Y cuando hay un interés económico en cualquier iniciativa, siempre va a haber reticencias de la administración para ponerle coto”, sentencia.

También le parece mentira que entre las generaciones “supuestamente más informadas que ha habido sobre faz de la tierra” haya quienes se cuestionen, sin ninguna razón científica, algo como las vacunas, que “han salvado miles de millones de vidas y son en parte responsables del aumento de la esperanza de vida”.

Para vacunarse contra los antivacunas propone información y educación que fomente el sentido crítico “desde la más tierna infancia”.

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