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Rachael Runner, ¿sueñan los replicantes con etiquetas de Twitter?

David Sarabia

Rachael Runner era una replicante. El agente Deckard necesita unas 100 preguntas del test Voight-Kampff para darse cuenta de ello. “¿Cuántas preguntas necesita normalmente para saberlo?”, le pregunta Eldon Tyrell, el creador de los entes mitad máquina mitad hombre, al policía. “Depende, normalmente, unas 20 o 30”, contesta él. El Blade Runner ya se ha enamorado de ella.

Rachael Runner tenía serias dudas sobre su condición. Se confundía con la gente, fumaba, podía amar, llorar y sentir rabia. “Nos gustaba la idea de crear una relación hombre-máquina pero sin prejuicio”, explica a eldiario.es Sara Malinarich, una de las creadoras del bot de Twitter que lleva el nombre del personaje de ficción. Malinarich es la directora de INTACT, un proyecto de cibercultura que mezcla arte y nuevas tecnologías.

El bot está tuiteando desde el jueves en el marco del She Makes Noise, el festival feminista de música electrónica que se celebra en La Casa Encendida del 19 al 21 de octubre. Para establecer contacto con ella tan solo es necesario publicar algo con el hashtag #SheMakesNoise.

La replicante también hace música junto a otro bot, Crazzy Jones, en una sesión de música electrónica non-stop que empezó el jueves y que durará hasta el fin del festival. En lo de poner música colabora Valdelamor, un proyecto que asocia notas de música a colores, figuras geométricas y otros elementos visuales. Los tuits que se generen bajo el hashtag arriba mencionado se incorporarán al algoritmo de los bots creando, además, imágenes y textos psicodélicos con un cierto aire mecánico.

¿Qué, cómo y dónde funciona?

“Lo primero que hace Rachael es presentarse como un ente que, si bien tiene un nombre femenino y una imagen femenina, de hecho no es ni hombre ni mujer. El ser máquina se sale del concepto del género”, dice Malinarich. El bot, al que INTACT considera “ciberfeminista” lo es porque, según la creadora, se ha “luchado mucho en Internet para mantener a Rachael, que ha sido discriminada solo por el hecho de no ser humana. Creemos que es ciberfeminista porque, sobre todo, está luchando por esa igualdad, por el tratamiento igualitario de las máquinas y los humanos”.

Para activar a Rachael Runner hay que escribir un tuit con el hashtag del festival y ella nos devolverá un verso del director de cine e inventor José Val del Omar (1904-1982) acompañado de una imagen. ¿Por qué él? “Él había previsto la Red mucho antes que nosotros con sistemas diafónicos [precursores del estéreo], con el desbordamiento de la pantalla, justamente lo que nosotros hemos querido abordar. Llegar a cada persona, tener relaciones hombre-máquina...”, dice la artista.

Malinarich explica que el bot es un módulo más de una instalación llamada Carnival. Lo define como un “sistema de telepresencia distribuida” que integra varios dispositivos: una tablet, un teléfono móvil, un ordenador, una impresora, etcétera. “Incluso nosotros mismos, con nuestros terminales en casa, somos una estación”, continúa.

Para explicar ese concepto de “telepresencia distribuida”, la artista recurre a la etimología de la palabra. El prefijo 'tele', que significa “a distancia” y la idea de 'presencia', que representa justamente lo contrario, lo físico. “Es el estado del ser a distancia. Es un fenómeno que lo que busca es poder estar en otro lado o eventualmente en muchos lugares a la vez”, dice Malinarich.

Partiendo de esa acepción, Rachel Runner consigue materializarse en una y otra ocasión en Internet, en la instalación y en cada dispositivo que la activa.

“Nosotros tenemos un terminal con un usuario de Twitter y un programa que rastrea la Red con todos los hashtags que aparecen en el mundo. Cuando Carnival encuentra el asociado a la acción produce una respuesta, que está compuesta por una imagen capturada en tiempo real a través de una cámara conectada al programa y una frase. Lo que hace el texto es incluir el nombre del usuario. De ese modo se le llama la atención”, explica Malinarich.

La distante (lo 'tele') se hace presente cuando Rachael Runner contesta al usuario, su teléfono vibra y se materializa en un tuit.

Sobre el tiempo y la condición humana

Malinarich, que no duda de que en el futuro será habitual encontrarse rodeado de telepresencias, considera que “estamos constantemente inventando maneras de hacernos presentes. De que no se nos olvide. Por eso existen las llamadas telefónicas y existe Skype. Aunque también buscamos tocarnos, que es lo que nos falta”.

La creadora continúa poniendo un ejemplo: “Mi identidad puede estar coexistiendo simultáneamente de manera física en este espacio y tener una réplica en el ciberespacio. Y a su vez, puedo estar trasladando mi voz mientras hablo contigo. Estoy habitando tres espacios a la vez”.

La telepresencia es una forma de perpetuación en el tiempo. Con su componente de ego pero, también, de “naturaleza humana”. La artista concluye asegurando que todos “queremos producir una onda. El desapego es lo que nos duele. La separación. Fíjate que las grandes revoluciones, las más simples, han podido ser gracias a las redes. Gracias a la coordinación”.

Malinarich aboga por unir fuerzas con las máquinas y crear verdaderos replicantes: “Si además podemos tener bots, por ejemplo, que sean replicantes de estas ideas; podemos crear un ejército para hacer una revolución. Desde dialéctica hasta de acciones muy completas. A este paso, ¡van a tener que cotizar para la seguridad social!”, dice riéndose.

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