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Si quieres entrar al Internet Freedom Festival más vale que aceptes su código de conducta

Mostrador de inscripción en el Internet Freedom Festival | Foto: Biel Aliño

Marilín Gonzalo

Valencia —

El martillo y el código de conducta son dos de las cosas que más llaman la atención de los participantes del Internet Freedom Festival, algo así como una “desconferencia” para aprender a utilizar herramientas para evitar ser vigilados. ¿Dónde? En Valencia, del 1 al 6 de marzo.

El primer símbolo, el martillo, se incluye en la bolsa que dan a los participantes como parte de una presentación de una compañía de hosting, que se compara con este utensilio porque ambos son seguros, tienen un buen uptime (tiempo de servicio sin colgarse) y no darán tus datos sin autorización ni al gobierno ni a los abogados ni a nadie, según la tarjeta.

Así de presentes están los conceptos de privacidad en la red y derechos digitales en un evento que se los toma muy en serio. Tanto que todas sus sesiones se celebran bajo la Chatham House Rule, una regla que implica no identificar en público de ninguna manera a nadie que no dé su consentimiento expreso para ello.

Apenas te acreditas, un voluntario se acerca a explicarte su política de privacidad: no puedes hacer fotos en general a las salas porque puede haber gente que no quiera estar en la foto; no puedes filmar; no puedes fotografiar a alguien a menos que le hayas pedido permiso para ello. Tampoco se puede citar a las personas por su nombre por algo que hayan dicho en alguna de las mesas a menos que también lo acuerden contigo.

Algo curioso en la era en la que las fotos se suben inmediatamente a Twitter o a Instagram y todo el mundo cree que puede tuitear todo lo que oye. Definitivamente no es el mejor lugar para un periodista que quiere contarlo todo. Pero sí un espacio donde se aprende mucho.

Diversidad y género

“Hay diversidad en serio”. “La agenda fue hecha por los participantes, no por los patrocinadores”. “Es bueno ver cómo los temas que se tratan parten de una base comunitaria”. Esto dicen algunos de los participantes cuando hablan del Internet Freedom Festival.

Tras su primera jornada, Valencia puede presumir de alojar un evento tecnológico con un 40 % de mujeres, y que además este sea el punto de encuentro de comunidades de usuarios, activistas y desarrolladores que trabajan en temas de seguridad y privacidad en entornos digitales.

Lo que más sorprende a Renata Ávila, abogada guatemalteca que se dedica a los derechos humanos desde Web We Want, es “que hay muchos hispanohablantes y mucha gente del Sur, eso es muy bueno. Es un cambio en el panorama actual de las conferencias de temas de internet, normalmente son del Norte global o dominadas por la agenda del Norte global”. El panel “Malware contra la disidencia política en Latinoamérica” en el que participó Ávila, recogió los testimonios de activistas y periodistas latinoamericanos que se enfrentan a diario con prácticas de vigilancia digital por parte del Estado.

Además de la diversidad y la sensibilidad de género, el literalmente colorido programa del Internet Freedom Festival ha logrado encajar temas como el interés político y corporativo en el control de internet, derechos en la red y transparencia con talleres para periodistas y eventos para desarrolladores donde se habla de usabilidad y las últimas tecnologías para la privacidad de los usuarios. No es fácil entender cómo se puede llegar a un público aficionado y a los expertos de la misma manera, pero eso está sucediendo.

Una desconferencia

Desde su primera edición el año pasado, el IFF quiso hacer una “des-conferencia”, y en cierta forma lo ha logrado. El evento, más que una conferencia al uso, es un punto de encuentro entre comunidades que necesitan hacerse preguntas, y hay un espacio previsto por la organización para que cualquiera organice un panel con el tema que quiera. Más diálogo y talleres que altavoces y micrófonos.

Lo organiza el Open Technology Fund -créanlo o no, un programa creado por el gobierno de los Estados Unidos para apoyar las tecnologías que posibilitan un Internet libre y evitar la censura y la vigilancia- y el IREX, una ONG que recibe fondos de muchos donantes, entre ellos empresas como Google, Microsoft, la Fundación Bill Gates, UNESCO, países como Noruega y los Países Bajos, otras organizaciones y particulares.

El lugar elegido vuelve a ser Las Naves, el centro cultural donde este año se ha anunciado que su biblioteca pública será la primera en Europa y fuera de Estados Unidos en instalar su propio nodo Tor.

Este año han convocado a 700 expertos y participantes que vienen de 78 ciudades en los cinco continentes. De esta diversidad se habla pero también de la que vemos en las nueve categorías del programa: Comunicación y comunidad, Abogacía, Política y Política y recaudación de fondos, Diseño y usabilidad, Diversidad, Género, Periodismo y medios, Formación y buenas prácticas; y Herramientas y tecnología. Las sesiones son gratuitas y se habla en español y en inglés, con mucho énfasis en tener en cuenta a personas que no tienen alguna de estas como primera lengua y con voluntarios que traducen las sesiones entre el público, sentados al lado de quienes lo necesiten.

Según Vladimir Chorny, coordinador de investigación en R3D, una organización mexicana que defiende los derechos digitales, el ambiente que se ha generado es indicador del éxito de un evento como este. Destaca de este evento que “los temas que se tratan acá parten de una base comunitaria”.

“En la opening session (sesión de apertura) me gustó mucho que los temas de seguridad y privacidad quedaban muy claros entre las personas que participan. Y también que se toman la diversidad en serio. Intentar hacer que todos estén cómodos y que haya mucha comunicación. Que no sea venir a hacer monólogos o venir a decir cómo el trabajo de una organización es mejor que el de otras, sino acercar a los distintos sectores y personas para ver de qué manera pueden crear lazos para ayudarse. Eso ha generado un ambiente muy amigable y me parece que por ahí también pasa el que este tipo de encuentros sean exitosos o no”, afirma.

Además el festival cuenta con sesiones y actividades paralelas: entre ellas, una mesa redonda sobre privacidad y libertad de información, con la participación de Ignacio Escolar, director de eldiario.es, Renata Ávila y la presidenta de Reporteros sin Fronteras en España, Malen Aznárez. Este acto está impulsado por la Unió de Periodistas y tiene asistencia libre hasta completar aforo (previa inscripción). eldiario.es ha sido el único medio invitado a ser media partner para cubrir el evento, por su defensa de los principios de la libertad de expresión y derechos humanos.

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