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Las 33 'apps' para dejar de fumar y contra la depresión más descargadas comparten tus datos con Facebook, Google y otras empresas

Una mujer fuma mientras consulta su teléfono móvil

David Sarabia

En la era del Big Data, hasta el menor rasgo característico de los usos y costumbres de una persona se cambia por dinero. Y da igual que se refiera a sus hábitos de ocio, al plano ideológico o a sus problemas de salud. Esto último es lo que demuestra el estudio publicado en el JAMA Netowork (un repositorio de artículos científicos) por tres investigadores, que analizaron 36 apps de Google Play e iOS destinadas a luchar contra la depresión y a dejar de fumar. Conclusión: casi todas filtran los datos de los usuarios a Google y Facebook y en muchos casos lo hacen sin que el consumidor lo sepa.

Los investigadores, utilizando las palabras clave “dejar de fumar” y “depresión”, se descargaron las apps más utilizadas en las tiendas virtuales de Apple y Google. No analizaron todas las que existen, pero sí las más populares. Después, interceptaron el tráfico que salía de ellas y, aunque al principio no servía para identificar a un usuario en concreto, en 33 de las 36 apps los datos sí que podían revelar patrones de uso por parte de los consumidores. 

Solo unas pocas compartieron información sensible, como entradas en los diarios de salud, informes realizados por los mismos usuarios sobre el consumo de una sustancia y sus nombres en las apps. Estos datos pueden ayudar a las empresas publicitarias a trazar el perfil de una persona para promocionarle así servicios (o mostrarle anuncios) relacionados con las enfermedades que padecen o los temas sobre los que está interesado.

El 92% de los 36 programas analizados compartían los datos, al menos, con una tercera empresa (la mayor parte de las veces esta era Facebook o Google). La mitad de esos programas no decían en sus políticas de privacidad que enviaban la información a terceros. Entre ellos, nueve ni si quiera tenían política de privacidad, cinco tenían pero no reconocían que filtraban los datos y tres aseguraban que ese supuesto no ocurría en su app.

¿A dónde van tus datos? Nadie lo sabe

El estudio no menciona el nombre de las apps ni quién las desarrolla. Además, los autores del estudio reconocen que no tienen ni idea de qué estaban haciendo las terceras empresas con los datos que recibían de los usuarios. “Los anunciantes potenciales podrían usar esto para comprometer la privacidad de alguien e influir en las decisiones que tome en el tratamiento”, explica a The Verge Steve Chan, otro investigador que ya colaboró en el pasado con el grupo de científicos que publican ahora el trabajo.

Por ejemplo, una empresa que sepa que una persona está dejando de fumar puede mostrarle anuncios en Facebook sobre cigarrillos electrónicos u otros productos relacionados con el tabaco que no sean cigarros. También podría incitarle al consumo de otras drogas, como el alcohol o los antidepresivos.

Los investigadores concluyen el estudio apuntando que el problema se encuentra en el negocio de las apps gratuitas. Muchos desarrolladores saben que la única manera de ganar dinero es a través de suscripciones o vender datos. Si su app es catalogada en las tiendas virtuales como “de bienestar”, entonces se pueden saltar la legislación acerca de la confidencialidad de la información médica.

Uno de los autores del trabajo, John Torous, recomienda a los usuarios que tengan cautela a la hora de compartir sus datos médicos y se hagan la siguiente pregunta: “¿Confío en la persona que hizo la app y entiendo a dónde van esos datos?”.

Por eso, la información relacionada con la salud es tan delicada. Hace poco, el Wall Street Journal desveló que la app para controlar el periodo menstrual Flo enviaba datos a Facebook acerca de cuándo una mujer tendría la regla o se había quedado embarazada. De esta forma, la plataforma de Mark Zuckerberg podía mostrar anuncios relacionados con bebés o productos para recién nacidos a la usuaria en la red social. En julio del 2016, Google firmó con varios hospitales del NHS Trust (la sanidad pública del Reino Unido) un acuerdo para que les cediesen historiales médicos de pacientes con problemas oculares para desarrollar una app. Más tarde supimos que no cumplieron las leyes de protección de datos.

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